Rubén es el camarero de la cafetería del Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo. Esta llevaba cerrada dos días por el temporal. Había caído tanta nieve en su pueblo que tuvo que ir andando desde Argés para acudir a su puesto de trabajo. No se lo pensó dos veces a pesar de que su empresa no le obligó. Cogió una mochila con mudas limpias, se calzó las botas y salió de su vivienda al medio día.

En la travesía tuvo que hacer frente a tramos con nieve muy profunda, y caminó por la carretera con hielo en algunas partes del firme. Así llegó al centro sanitario, andando diez kilómetros. No llegó a tiempo, lo hizo a las dos y media de la tarde. "Había que dar un servicio a la gente que está en el hospital", espeta Rubén a ABC. Este preparó una cena con los alimentos que tenía en la despensa ya que el cocinero no pudo llegar.

Trabajó hasta las diez de la noche y su intención era dormir en una sala de espera del hospital, ya que Toledo está en alerta naranja por heladas. Sin embargo, pasará la noche en una cama cedida por el centro. Así, Rubén no llegará tarde a su puesto este lunes y abrirá la cafetería a su hora: las 7 de la mañana.