Un domingo del verano de 2008, es decir hace nueve años, Pedro J. Ramírez se animó a plantear si Rafa Nadal era el mejor deportista español de la historia. Como yo estaba al frente de Deportes, el primero que tenía que animarse era yo.

Cuando Pedro J. irrumpía en El Mundo con una propuesta así, se trataba de percibir al instante que él era firme defensor de lo encuestado. Por aquel entonces -han pasado nueve años, insisto, aunque al protagonista le sigamos viendo como un toro sobre la arena- estaban un poco más frescos los triunfos de Miguel Indurain o, por supuesto, los dos campeonatos del mundo de Fórmula 1 de Fernando Alonso. Caso éste muy peculiar en la perspectiva del tiempo, cuando los motores empezaron a griparse y los malos humores se desplegaron. Entonces se evaporaron de la memoria colectiva un par de gestas mundiales en 2005 y 2006 hechas por quien llegó a cambiar los hábitos de este país al mediodía de los domingos y, por supuesto, el vocabulario de los españolitos de a pie, que empezaron a desplegar lecciones magistrales de los neumáticos sobre húmedo. Lo nunca visto.

Aclaremos que nos estamos refiriendo a deportistas individuales. La extraordinaria generación de futbolistas y de jugadores de baloncesto, por ejemplo, surten más nombres para la leyenda, pero el olimpo individual está ocupado por los citados junto a Severiano Ballesteros y Ángel Nieto, principalmente. Que Nadal haya sumado su décimo título en París y superado con 15 los Grand Slams de Pete Sampras engrandece su palmarés. Máxime cuando en las rachas malas quién no pensaba que Rafa se nos había acabado. A sus 31 años recién cumplidos, ¿quién se atreve a decirlo de nuevo?

Cinco años después de aquel encargo en los Juegos Olímpicos de Pekín, en los que Nadal se colgó la medalla de oro, con motivo del 75º aniversario de Marca, los lectores del diario eligieron a Nadal como mejor deportista español de la historia por delante de Indurain y Pau Gasol. Pasan, pues, los años y los éxitos siguen. Ya parece no haber dudas en la designación. Pero detengámonos a valorar en su medida lo que este tenista ha conseguido. Descomunal.

Estoy seguro de que en la sección de Deportes de El Mundo, mejorada -que no aumentada-, se está cociendo un homenaje como se merece al más grande.