El nuevo Mazda CX-5 constituye algo más que la mera actualización del modelo. No se trata de un relevo generacional, es un profundo rediseño del primer CX-5 aparecido en 2012 y que ya se sometió a una puesta al día en 2015. Pero a la vista de los resultados, sobre todo fijándose en la parte delantera, aparenta ser un vehículo completamente nuevo. Lo cierto es que estrena frontal, todos sus elementos: parrilla, faros y paragolpes son completamente nuevos, mientras el lateral y la parte trasera permanecen prácticamente iguales. Un frontal cargado de atractivo y originalidad (resulta inconfundible) en el que destaca una parrilla de generosas dimensiones y unos estilizados faros que da como resultado un diseño muy puro, nada recargado. Parte de su originalidad se debe precisamente al empleo de estos estilizados y estrechos faros, en contra de la actual corriente de recurrir a unas ópticas de gran tamaño.
El por qué Mazda ha puesto mucha carne en el asador en la actualización del CX-5, resultando más profunda tanto a nivel estético como mecánico de lo que suele ser habitual en estos casos, se debe a la gran aceptación de este vehículo. En concreto, el Mazda CX-5 supone para la marca japonesa el 25 por ciento de sus ventas a nivel mundial. También en el mercado español ha funcionado como un reloj desde su lanzamiento en 2012, acaparando el 40 por ciento de las ventas. Hay que tener en cuenta que el 60 por ciento de las ventas de Mazda en España las acaparan los SUV o todocamino. Si estilísticamente hablando, el nuevo frontal reivindica el mayor protagonismo, el innovador a la par que exclusivo color “Soul red crystal” crea muchos contrastes y realza las esculturales formas de la carrocería. Los cambios también llegan al interior, son mucho más sutiles, pero reconocibles. Hay una mejora tangible de la calidad, un volante de nuevo diseño y una consola central rediseñada. Destaca la pantalla de 7 pulgadas del sistema multimedia, de serie en todos los niveles de acabado, que ahora va colocada en la parte superior del salpicadero en vez de ir encajada.
Tecnología Skyactiv
Mazda aplica su tecnología Skyactiv en el apartado de los motores, carrocería, chasis y transmisiones con el objeto de conseguir el máximo de eficiencia, placer de conducción y seguridad. La tecnología Skyactiv no sigue los dictados del downsizing, basado en motores con bajas cilindradas y turbocompresor para conseguir elevados rendimientos y contenidos consumos y emisiones, recurre a otras soluciones como, por ejemplo, elevadas relaciones de compresión para los propulsores de gasolina mientras que, por el contrario, en los diésel dicha relación de compresión es bastante baja. De paso consigue una suavidad de funcionamiento y una ausencia de vibraciones en las mecánicas diésel francamente modélicas, sobre todo funcionando a ralentí.
Motor de gasolina de 2,5 litros de cilindrada y 194 CV
El CX-5 estrena un motor de gasolina de 2,5 litros de cilindrada y 194 CV (disponible a partir de septiembre), caracterizado por un innovador sistema de desconexión de cilindros en aras a rebajar los consumos cuando la demanda de potencia es baja o contenida. La otra opción en gasolina es un 2.0 (165 CV), mientras en ciclo diésel la oferta se articula en torno al propulsor 2.2D disponible en dos niveles de potencia: 150 CV y 175 CV. Respecto a las cajas de cambio monta de serie una manual de 6 velocidades, aunque en opción hay disponible un cambio automático de convertidor de 6 relaciones. Para satisfacer a todo tipo de cliente, toda la gama CX-5 puede equipar un sistema de tracción total, si bien los modelos más potentes, el de gasolina 2.5 (194 CV) y el diésel 2.2D (175 CV), solo se comercializan con el sistema de tracción 4x4.
Toda la gama incorpora faros de led y pantalla de 7 pulgadas
Otra de las numerosas mejoras se centra en el equipamiento, muy rico. Toda la gama incorpora, entre los elementos más significativos, faros de led y pantalla de 7 pulgadas para el sistema multimedia. Como novedad se utilizan denominaciones diferentes al del resto de sus hermanos de marca para nombrar los niveles de acabado: Origin, Evolution y Zenith. Desde el nivel de acceso, el Origin, el equipamiento de serie es bastante completo, incluyendo elementos como, el acceso manos libres y arranque mediante botón, sistema G-Vectoring, asistencia a la frenada en ciudad con reconocimiento de peatones, sistema multimedia con pantalla de 7 pulgadas, faros de led, climatizador bizona o las llantas de aleación de 17 pulgadas. A pesar de tan generosa dotación de base, curiosamente los clientes del CX-5 se decantan por los acabados superiores. En concreto, un 49 por ciento de la clientela escoge el acabado intermedio (Evolution), mientras el 50 por ciento elige el nivel superior, el Zenith. Respecto al abanico de precios, con un descuento promocional de 2.000 euros, oscila entre 24.600 y 39.610 euros.
En lo que respecta a las ayudas a la conducción no se han escatimado recursos. Destacan, el Control de Crucero Adaptativo con función parada y arranque automáticos, que funciona en una escala de velocidades entre 0 y 200 km/h, y el G-Vectoring Control. Este último reduce el par motor al entrar en curva para trasladar peso a la rueda con mejor motricidad, ayudando a negociar el viraje. Básicamente se comporta como un autoblocante, puesto que al haber una transferencia de peso sobre la rueda delantera exterior, dicha rueda mejora su capacidad motriz, disminuyendo el subviraje.
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