Adaptar La catedral del mar y convertirla en una serie de televisión no se presentaba como una tarea fácil. El libro de Ildefonso Falcone ha vendido más de seis millones de ejemplares y se ha publicado en más de 40 países, lo que significa que hay seis millones de visiones diferentes de esta historia que gira alrededor de un hombre que en el siglo XIV luchó por frenar los abusos de reyes y nobles.

Producida por Atresmedia Series, Televisió de Catalunya y Diagonal TV, La catedral del mar se presentaba como uno de los mayores retos de la última oleada de series. Un presupuesto de 12 millones de euros (favorecido por la entrada de Netflix), seis intensos meses de rodaje por toda la geografía española, otros tantos de posproducción durante los que han tenido que digitalizar el proceso de la construcción de la catedral, un reparto coral en el que destacan entre los 150 personajes nombres como Aitor Luna, Silvia Abascal, Michelle Jenner o José María Pou y más de 4.000 figurantes después… el resultado funciona.


Durante el rodaje visitamos al equipo de La catedral del mar en Segovia. | Vídeo: Giulio María Piantadosi

 

La serie cuenta con una factura impecable, unos planos cuidados y unas interpretaciones creíbles

Rodada como una película de ocho episodios, La catedral del mar cuenta con una factura impecable, unos planos muy cuidados y unas interpretaciones creíbles. Jordi Frades sabe lo que tiene entre manos. Su producto está pensado para la pequeña pantalla, nada de confundirlo con el cine.

Arranca el primer capítulo con fuerza, ritmo y agilidad. La historia no da tregua. Frades entra sin piedad en la injusta vida de los antepasados de Arnau (Aitor Luna), el hilo de conductor de la serie, un joven cuya vida está marcada por las mujeres. Sin necesidad de conocer el libro, en el primer capítulo Frades ya deja claras sus intenciones: denunciar la dolorosa diferencia de clase que existía en la época. En la primera entrega que se estrena este miércoles 23 de mayo, el director da las pinceladas justas para colorear todo lo que está por llegar en una historia que cuenta con el amor, la venganza y la traición como hilos conductores en una época marcada por la intolerancia religiosa y la segregación social”.

Inevitablemente, la historia transita paralela a la de Los pilares de la tierra, puesto que se trata de dos bestsellers muy parecidos que cuentan con una adaptación televisiva como miniserie. Para Frades, lo único en lo que coinciden es en que “ambas historias transcurren alrededor de la construcción de una catedral, no tiene nada más en común.

La catedral del mar no es para almas sensibles. Las injusticias sociales de la época, el derecho de pernada, la esclavitud, el escaso valor que se otorgaba a la vida, la impunidad con la que los señores se tomaban la justicia por su mano, todo ello queda reflejado con una dureza y una realidad pasmosa (la misma que la del libro). Las imágenes impactan, algunas incluso a pesar de las elipsis.

Cada entrega se va a convertir en una minipelícula absolutamente diferente a la anterior

Rodada en localizaciones como Toledo, Segovia, Sos del Rey Católico, Cáceres, etcétera, posee una ambientación que no sabe a cartón piedra sino a Historia. La estética de la serie no decepciona. El 80% de sus escenas han sido filmadas en localizaciones exteriores, entre ellas, la imponente basílica de Santa María del Mar. España es lo que tiene.

Dado el inmenso tamaño del reparto y que la trama de La catedral del mar transcurre durante 60 años, se adivina desde el primer capítulo que cada entrega se va a convertir en una minipelícula absolutamente diferente a la anterior, con la construcción de la catedral como denominador común.

Ildefonso Falcones que no ha participado en la adaptación de la historia, fruto del trabajo de Rodolf Sirera, Antonio Onetti y Sergio Barrejón,  ha prometido que “la verá como un espectador más”.