Lugares cerrados, llenos de gente y con contacto físico en todo momento. Empujones para pedir una copa, colas para ir al baño y roces constantes durante varias horas. Las discotecas son un lugar ideal para que un virus como el Covid-19 se expanda. Por eso, estos negocios serán de los últimos en recuperar la normalidad después del confinamiento.

Hasta que no haya una vacuna, salir de fiesta no volverá a ser lo que era. Aunque los más jóvenes llevan semanas acumulando las ganas de pasar una noche de juerga, las perspectivas económicas, el miedo al contagio y las restricciones que vengan del Ministerio de Sanidad dibujan un panorama poco halagüeño para sector del ocio nocturno.

"No puedes controlar que la gente no esté cerca en la pista, bailando, tocándose, besándose, dándose abrazos. Hay cosas que son incontrolables y más con tres copas de más", señala a El Independiente Carlos Cuéllar, director comercial de Florida Retiro, uno de los lugares de referencia de la noche madrileña.

"Por eso, las discotecas nos tenemos que convertir en los sitios más seguros", añade David de las Heras, director general de Kapital, una discoteca emblemática de siete plantas y 25 años de historia. "La gente va a correr más riesgo de contagio a la hora de llegar a la discoteca que dentro de ella".

Ozono, arcos de nebulosa y cámaras de temperatura

La apertura de las discotecas todavía no tiene una fecha en el plan de desescalada. De acuerdo al plan del Gobierno, habrá que esperar a la fase 3, el último paso del desconfinamiento. De momento, la mayor parte de España está en Fase 1 y las dos ciudades que concentran el ocio nocturno, Madrid y Barcelona, podrían entrar el próximo lunes en Fase 1. Pero de ahí a poder abrir locales nocturnos hay un mundo.

"Estamos en la categoría de estadios de fútbol y de festivales de música, pero eso es muy injusto", se queja David de las Heras. Lo que tienen claro los empresarios es que elevar las medidas higiénico-sanitarias será una de las grandes clave de su éxito en los meses futuros. "O seguimos el protocolo que nos marquen a rajatabla o contribuiremos a generar más miedo", añade el director comercial de Florida Retiro, un complejo que consta de una discoteca, cinco terrazas y tres restaurantes para un aforo total cercano a las 2.000 personas.

"Tenemos que hacer una inversión en tecnología muy importante", apunta De las Heras. "Incorporaremos cámaras termográficas para medir la temperatura de los clientes, arcos de nebulosa para la desinfección de la ropa y ozono para desinfectar todos los espacios". Además, en Kapital darán guantes y mascarillas a todos los clientes y la idea de la dirección es personalizar ese material en función de la temática de cada fiesta.

Sin embargo, esa inversión no se podrá llevar a cabo en todos los locales. Y menos si hay limitaciones en el aforo. "Comprar todo eso abriendo al 30 o 40% es impensable. No podremos abrir por mucho que queramos", opina el director de Kapital. "La limitación en el aforo es el gran hándicap que tenemos".

Más reservados y una pista "veneciana"

Lo que más les cuesta los directores de Kapital y Florida Retiro es imaginarse la pista de baile y la interacción entre la gente. Uno va a la discoteca a pasar un buen rato con los amigos, pero el contacto con el resto de personas es prácticamente inevitable. "Después de dos meses encerrados, hay ganas de contacto físico. De ver a los amigos y de salir", señala Cuéllar.

Las copas se toman por la boca. Nuestros clientes no pueden estar todo el rato con la mascarilla"

"Bailar a dos metros, ¿qué sentido tiene?", se pregunta a su vez De las Heras. "Yo me imagino la pista de una discoteca como una especie de baile veneciano de máscaras. Todo el mundo con mascarillas, ocultando su identidad de algún modo.Nosotros queremos repartir mascarillas chulas con el objetivo de que la gente se las quiera poner".

Cuéllar, de Florida Retiro, es más escéptico en ese sentido. "En nuestro sector y en el de la hostelería tenemos un problema: el que se toma una copa, se la toma por la boca. El que come, come por la boca. Nuestros clientes no pueden estar todo el rato con la mascarilla".

La nueva normalidad en las discotecas pasará por el aumento del espacio destinado a los reservados, donde los grupos de entre cinco y diez personas pueden compartir un espacio apartado del resto del público.

El miedo a gastar y la noche como un lujo

Uno de los mayores temores que tiene el director general de Kapital es la crisis económica provocada por el coronavirus. "La gente va a tener menos poder adquisitivo y lo primero que van a recortares el ocio. Y luego está el tema del turismo", dice De Las Heras, que recibe a miles de extranjeros cada año. "Para que vuelva la situación de antes va a pasar mucho tiempo. Hay que reinventarse, ofrecer algo atractivo ya un precio competitivo".

Temo que salir a tomarse una copa en una discoteca sea sinónimo de riqueza".

Si no es así, el ocio nocturno corre el riesgo de convertirse en un producto de lujo, algo reservado para los bolsillos más pudientes. "Temo que se convierta en algo muy elitista, que salir y tomarse una copa en una discoteca sea sinónimo de riqueza y que la gente de clase media no pueda venir", analiza De las Heras.

Florida Retiro calcula que tardará unos dos años en volver a hacer las cajas que hacía hasta marzo. "La gente va a tener más miedo a gastar, pero por otro lado es cierto que hay mucha gente que no se va a poder ir de vacaciones y que se va a tener que divertir en su ciudad".

"Lo que tenemos que hacer es remar todos en la misma dirección. Si cerramos las playas, si no damos facilidades a los restaurantes y si no hay discotecas, ya me dirás. Somos España. Aquí no tenemos los fiordos. Tenemos la playa y la diversión, poco más".