Cuando llega el frío, mantener un buen mantenimiento de la caldera no es la única clave para mejorar el rendimiento de la calefacción. Para reducir el consumo de energía y la factura mensual también hay que purgar los radiadores.

La primavera y el verano favorecen la formación de bolsas de aire en el interior del sistema de calefacción, disminuyendo su rendimiento, según explica la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU). Hay dos tipos de purgadores: los automáticos, donde el aire se expulsa por si mismo; y los manuales, para los que tendremos que seguir los siguientes cinco pasos.

La norma general, según la OCU, es que los radiadores deberían purgarse antes del inicio de la época de calefacción, al entrar el otoño.

  1. Primero hay que saber si es necesario purgar el radiador. ¿Cómo? Cuando oigas ruidos extraños en el sistema, como gorgoteos. Otro síntoma es que la parte superior del radiador esté más fría que la inferior.
  2. Antes de ponerse manos a la obra, hay que apagar la calefacción. Para purgarlo, deberá estar frío. De lo contrario, la bomba de la caldera moverá el circuito de agua y también el aire acumulado. Si no hay movimiento en el circuito, el purgado será más sencillo porque el aire se queda en la parte alta del radiador.
  3. Lo siguiente que debemos hacer es cerrar la llave de paso de agua al radiador que se vaya a purgar. Según la OCU, conviene empezar siempre por el que esté más cercano a la caldera.
  4. Después, utiliza una llave inglesa o un destornillador para girar la válvula de purgado que se encuentra en la parte superior del radiador. Hay que mantenerla abierta hasta que empiece a salir agua de forma constante y sin gorgoteos. Este proceso hay que repetirlo en cada radiador. Para que el agua no se derrame por el suelo, se recomienda poner un pequeño recipiente debajo de la válvula.
  5. Cuando ya se han purgado todos los radiadores, es aconsejable revisar la presión del agua de la caldera, que deberá situarse entre 1 y 1,5 bares.