Nos guste o no, los años pasan para todos por igual, incluso para esos personajes que creemos eternos. El mismo tiempo necesario para encumbrarlos como grandes iconos históricos, es el que también, poco a poco, hace a estos clásicos más universales, más accesibles, más nuestros. El próximo año 2024 le llega el momento al ratón más querido por todos, Mickey Mouse. El dibujo animado más célebre del planeta pasará a ser dominio público según la ley de derechos de autor de Estados Unidos. Tanto el señor Mouse como su inseparable esposa Minnie serán patrimonio cultural libre de la exclusividad de la todopoderosa Disney.

Mucho ha llovido desde aquel 1 de octubre de 1928, cuando el dibujo ideado por Ub Iwerks a petición de Walt Disney cobró vida en una pantalla. Y por mucho que la compañía de animación más grande de todos los tiempos haya conseguido alargar la fecha final de emancipación, parece que esta vez será la definitiva. Y es que no hay empresa más celosa de sus derechos de autor que Disney. En 2006, por ejemplo, trascendió la noticia de que la compañía advirtió a un cantero que tallar a Winnie the Pooh en la lápida de un niño violaría sus derechos de autor.

Tan importante ha sido históricamente para Disney proteger sus derechos de autor, que la actualización de 1998 recibió el irrisorio apodo de Ley de Protección de Mickey Mouse, por la presión de lobby que ejerció la compañía para que saliera adelante.

El Mickey Mouse primigenio

A pesar de lo reseñable de la noticia, hay que tener en cuenta que sólo expiran los derechos de autor del Mickey primigenio. Se trata de la versión original que apareció en Steamboat Willie, un cortometraje de ocho minutos con poco argumento, en el que vemos un Mickey mudo, cuya nariz más alargada se parece más a la de una rata, pintado con unos ojos rudimentarios (sin pupilas) y una larga cola. Más allá de la adorable imagen que tenemos hoy en día, este Mickey original es travieso, cicatero e incluso algo violento.

Las versiones posteriores del personaje siguen protegidas por derechos de autor, incluido el Mickey más dulce y redondeado, con sus característicos pantalones cortos rojos y guantes blancos. Un Mickey más familiar sobre el que se ha fundamentado su imagen afable y simpática. Sin embargo, esto es solo el principio, pues a estas versiones más modernas también les llegará su hora en las próximas décadas.

La expiración de los derechos de autor de Steamboat Willie significa que el corto en blanco y negro puede proyectarse sin permiso de Disney e incluso ser revendido por terceros. Algo que no es que tenga un gran valor monetario, ya que Disney lo colgó gratis en YouTube hace años, pero no dejará de ser simbólico. También significa que cualquiera puede hacer uso de la película y del Mickey original para seguir expresándose: crear nuevas historias y obras de arte.

El caso Winnie the Pooh

Podemos anticipar lo que pasará viendo el ejemplo de Winnie the Pooh, cuya primera versión de 1926 pasó a ser de dominio público en 2022. El primer ejemplo de liberación vendrá de una película de acción real de bajo presupuesto llamada Winnie-the-Pooh: Blood and Honey (Rhys Waterfield), en la que el rechoncho oso amarillo se vuelve loco. Pooh y sus amigos Piglet, Tiger e Ígor, son unos perversos psicópatas que se alejan mucho de la imagen amorosa e inofensiva de los personajes originales.

Disney no tiene ningún recurso de copyright, siempre y cuando el cineasta se ciña al material de 1926 y no utilice elementos posteriores (la reconocible camiseta roja de Pooh, por ejemplo, se añadió en 1930). Winnie-the-Pooh: Blood and Honey, se estrenará en los cines de Estados Unidos el 15 de febrero.

Aquí es donde la cosa se complica: Disney también tiene marcas registradas de sus personajes, incluida la versión Steamboat Willie de Mickey Mouse, y las marcas registradas nunca caducan mientras las empresas sigan presentando la documentación adecuada. Los derechos de autor cubren una creación específica (copia no autorizada), pero las marcas están diseñadas para proteger contra la confusión del consumidor y ofrecerle garantías sobre el origen y la calidad de una creación.

Mickey y Disney, una dupla "inseparable"

En pocas palabras, cualquier uso de dominio público del Mickey original no puede percibirse como procedente de Disney. Esta protección es fuerte porque el personaje, incluso en su forma primitiva, está estrechamente asociado con la empresa.

Winnie-the-Pooh: Blood and Honey probablemente no infringe las marcas registradas de Disney porque ninguna persona razonable creería jamás que Disney autorizaría ese tipo de historia. Además, la cara de Pooh también aparece ligeramente distorsionada en la película.

La clave estará en conseguir la quimera que sería separar al personaje de la marca. "Desde la primera aparición de Mickey Mouse en el cortometraje de 1928 'Steamboat Willie', la gente ha asociado al personaje con las historias, experiencias y productos auténticos de Disney", dijo la compañía en un comunicado. "Eso no cambiará cuando expiren los derechos de autor de la película 'Steamboat Willie'".

Y añadía: "Por supuesto, seguiremos protegiendo nuestros derechos en las versiones más modernas de Mickey Mouse y otras obras que sigan sujetas a derechos de autor, y trabajaremos para salvaguardar contra la confusión del consumidor causada por usos no autorizados de Mickey y nuestros otros personajes icónicos."

En España el Mickey libre podría esperar hasta 2047

Según los representantes legales de Disney en España, se le aplicaría la Ley de Propiedad Intelectual española. A las obras creadas por ciudadanos norteamericanos no se les aplica la duración de los derechos prevista por las leyes de Estados Unidos, sino las españolas. Así, las obras de los autores fallecidos antes del 7 de diciembre de 1987 cuentan con una protección de 80 años a contar desde el 1 de enero del año siguiente al de su fallecimiento. Si tomamos como referencia la fecha de fallecimiento de Walt Disney (1966), las obras creadas por él no entrarán en el dominio público en España, como pronto, hasta el 1 de enero de 2047.

Igualmente, Esther Gómez, abogada experta en derecho de la propiedad intelectual e industrial de TKL (Think Legal Abogados), define la situación del ratón como más compleja de lo que parece. "El personaje creado, no solo por Walt Disney, sino por Ub Iwerks, entraría en dominio público también en España".

La abogada se remite al artículo 199 de la Ley de Propiedad Intelectual y al artículo 7.8 del Convenio de Berna para la concreción sobre el plazo de protección. "Sobre la base de dichos artículos, en caso de inexistencia del citado tratado internacional bilateral, se podría haber concluido que, en aplicación al caso concreto de Mickey Mouse, obra cuyo país de origen es Estados Unidos (y, por tanto, no estaríamos ante ninguno de los supuestos del art. 199.1 de la LPI -nacionales comunitarios, residencia habitual en España, autores con obras publicadas en territorio español por primera vez o dentro de los 30 días siguientes) le habría sido de aplicación el plazo de protección de Estados Unidos (país de origen) por ser inferior al plazo establecido en la LPI".

Esto implicaría que Mickey Mouse, como obra, también entraría en dominio público en España al mismo tiempo que en Estados Unidos. "No obstante, la postura del departamento legal de Disney es contraria. Honestamente, no tengo certeza, pues habría que analizar bien si se podría considerar que este caso de Mickey Mouse tiene encaje en algunos de los supuestos del artículo 199.1 de la LPI", indica Gómez.

A expensas de que se resuelva este asunto, habrá que esperar a 2024 para ver cómo se aplicará una situación inédita para el personaje estrella de Disney. Lo que está claro es que ese día llegará y, les guste o no, el tiempo seguirá haciendo lo propio con algunos de los personajes más icónicos de la firma de animación. Popeye, King Kong, el Pato Donald, Flash Gordon, Porky y Superman entrarán en el dominio público a lo largo de la próxima década y seguro que también generarán otro quebradero de cabeza para la compañía fundada por Walt Disney.