Munch es a El Grito lo que Da Vinci es a la Mona Lisa, Velázquez a Las Meninas o Picasso al Guernica. Y es que hay artistas que, por muy importantes y prolíficos que hayan sido durante toda su carrera, siempre se les recordará por una obra maestra en particular. Leonardo Da Vinci consiguió plasmar el misterio de la belleza en una sonrisa, Velázquez captó la naturalidad del instante en un espejo y Picasso retrató como nadie el horror de la guerra en un encargo propagandístico. En el caso de Munch, ese solitario y desesperado rostro que se retuerce entre sus propias manos es uno de los más fieles reflejos de la ansiedad humana que jamás se hayan pintado sobre un lienzo.

'El grito' de Edvard Munch
'El grito' de Edvard Munch

El pintor noruego consiguió de esta forma poner rostro a una de las emociones que más ha marcado al hombre moderno, la cara B de la ambición por el progreso, el reverso de un mundo que avanza tan deprisa que parece perderse por el camino. Para ello, Munch prescindió de la semejanza con la realidad, buscó y encontró en el color y la deformación la mejor forma de plasmar aquello que conmueve el alma, convirtiéndose en uno de los padres más destacados del expresionismo años antes de que se considerara un movimiento artístico.

No es de extrañar que para acercarse a la vida de Edvard Munch (Noruega, 1863-1944), sea casi mejor apostar también por una opción poco convencional. Esto es lo que ha hecho el director noruego Henrik M. Dahlsbakken en un original biopic que estrena Filmin este mes: Munch (2023). Dahlsbakken pretende crear en este film un retrato cinematográfico poliédrico dividido en cuatro perspectivas distintas de una misma vida. Munch es una película, pero son cuatro al mismo tiempo, con cuatro edades, cuatro intérpretes distintos y escrita por cuatro guionistas diferentes.

Sin embargo, los temas que recorren estos cuatro bloques temporales acaban siendo los mismos: alcoholismo, soledad, incomprensión y angustia. Cuatro emociones que marcaron la personalidad del artista que pintó la ansiedad.

El film atraviesa de forma no lineal los momentos que marcaron la vida y el recuerdo del autor de El Grito. Desde los 20 años en los que queda marcado por un tormentoso primer amor, hasta el final de su vida a los 80 cuando ve amenazada su trayectoria por la invasión nazi. Entre medias, Dahlsbakken juega a reimaginar la etapa alemana del artista en sus 30 en el presente, con un Munch sumergido en dudas y alcoholismo, luchando por reconocimiento mientras sus cuadros perturban la visión burguesa del arte. Su paso por el sanatorio mental a los 45 es reflejado en las conversaciones en blanco y negro con su psiquiatra en un continuo debate sobre la locura de los genios.

Munch fue seleccionada para inaugurar la última edición del Festival de Rotterdam y está protagonizada por: Alfred Ekker Strande (a los 21 años), Mattis Herman Nyquist (a los 30), Ola G. Furuseth (45) y la actriz Anne Krigsvoll (80), que no es la única mujer que encarna a un hombre en la película, pues también Lisa Carlehed interpreta al escritor y dramaturgo August Strindberg.

"Si me hubiera casado y tuviera hijos sería un delito, mi sangre está enferma de ansiedad"

'Munch' (Henrik M. Dahlsbakken, 2023)

El director noruego otorga a cada uno de los cuatro actos que integran la película un aspecto visual muy diferenciado que enfatizan los diferentes estados de ánimo del artista. Además, los cuatro fragmentos se entremezclan entre ellos, aportando pinceladas desordenadas sobre la psicología del personaje: "Creo que la película logra un impacto mayor en el espectador por el hecho de que no se cuenta en orden cronológico. Es como un rompecabezas", explica Dahlsbakken.

El film muestra un Munch de mente enfermiza, con un carácter obsesivo y misántropo. Un pintor que encontró entre sus cuadros el mejor refugio para dejar de sentirse solo. "El hombre más fuerte es el que resiste la soledad", repite parafraseando a su compatriota Ibsen.