Es la boda del año. Después de muchas idas y venidas, Tamara Falcó, marquesa de Griñón, y su pareja, Íñigo Onieva, se han dado el ansiado «sí quiero».

Más de 400 invitados, un chef cinco estrellas Michelin, tres días de celebración y, sobre todo, la familia encabezada por Isabel Preysler, la madre de la novia, han elevado la atención mediática de la boda. 

La propia Tamara diseñó el vestido de su hermana, Ana Boyer, cuyos hijos, Miguel y Mateo, han sido destacados pajes en una ceremonia, de la que solo ha habido imágenes en la entrada del palacio, donde se han congregado decenas de periodistas, ya que todos los detalles serán contados en exclusiva por ¡Hola!, que este lunes lanzará un número especial.

La boda ha tenido lugar en el Palacio El Rincón, que heredó Tamara tras la muerte de su padre Carlos Falcó, en 2020.

La novia ha sido la primera en llegar al palacio. Mientras, el novio ha salido de su casa a las 17:15 horas después de haber pasado las últimas horas con varios amigos.

La ceremonia estaba prevista para las 19.00 horas, pero se ha retrasado 45 minutos. Así, la novia ha iniciado el camino al altar, del brazo de su hermano y padrino, Manuel Falcó, marqués de Castel-Moncayo e hijo mayor del marqués de Griñón y Jeannine Girod.

Íñigo se ha emocionado con lágrimas cuando ha visto a Tamara vestida, según ha informado Fiesta.

El vestido de la novia

Después de la crisis con el vestido de Sophie et Voilà, Tamara Falcó encontró rápidamente una segunda opción de lujo. Ha lucido un diseño de Wes Gordon para Carolina Herrera, inspirado en Grace Kelly y que, según ha contado Tamara, le gusta especialmente a Isabel Preysler.

Además se ha hecho en tiempo récord, solo dos meses, con varios viajes exprés a Nueva York para las pruebas pero con material hecho en España.