Lo confirmaba esta mañana Pablo Iglesias a través de X: él es uno de los socios detrás de la Taberna Garibaldi, el bar "solo para rojos" que abrirá próximamente en el madrileño barrio de Lavapiés, tal y como adelantaba hoy La Vanguardia. Cuando lo insinuó hace unos meses en Canal Red, pocos creyeron que el exlíder de Podemos fuera a pasarse a la hostelería. Pero hoy a despejado todas las dudas a través de su red social favorita.

"Vamos a montar un restaurante sólo para rojos, un bar restaurante donde podamos ir nosotros a tomar cervezas. Va a ser una cosa viejuna, donde podamos hacer los guisos que a nosotros nos gustan", confesó a Willy Veleta en Canal Red. Y, en efecto, el próximo 19 de marzo, Garibaldi abrirá sus puertas en la calle Ave María número 8, junto a un establecimiento con solera como Bodegas Alfaro. Garibaldi ocupará el local de una histórica peluquería, de la que queda un precioso mosaico, y en el que hasta hace poco había un café-librería. Los socios de Iglesias en esta nueva aventura serán el poeta Sebastián Fiorilli y el cantautor Carlos Ávila.

Iglesias aterriza en un barrio que conoce bien, y que pasa por ser el semillero donde brotó el partido que fundó y lideró y donde él y los suyos celebraron algunos de sus éxitos electorales. Bares como La Mancha en Madrid, el Label o el Juglar han sido lugares de reunión de líderes y simpatizantes del partido morado. Ahora tratará de capitalizar esa experiencia para que el Garibaldi sea un éxito. Algo que no tendrá fácil, porque la competencia allí es muy dura. Solo en la calle Ave María tendrá que rivalizar con el Melo's y sus irresistibles zapatillas, varios restaurantes indios y tabernas como La Mina, La Inquilina o el Viva Chapata, entre otros clásicos.

En la ecléctica carta, un tapeo a base de platos clásicos españoles, italianos y mexicanos, no hay rastro de los prometidos guisos "viejunos", pero tanto su diseño, inspirado en el constructivismo ruso, como el nombre de los platos y bebidas es un reflejo de la declaración de intenciones expresada hace unos meses por Iglesias: un bar "sólo para rojos". Hay un salmorejo partisano, unas enchiladas Viva Zapata y varias opciones con el nombre de Garibaldi y Mazzini. Y un guiño abertzale: las opciones veganas se incluyen bajo el epígrafe No me llame Ternera, en referencia al documental de Jordi Évole sobre el sangriento terrorista etarra.

Pero es en la carta de cócteles –sí, los cócteles también pueden ser de izquierdas– donde Iglesias y sus socios han puesto toda la carne ideológica en el asador. Los clientes del Garibaldi podrán pedir al barman tragos como el Fidel Mojito, el Che Daiquiri, el Gramsci Negroni, el Pasionaria Puerto de Valencia o el Durruti Dry Martini. La dosis de peronismo la pone el Evita Martini, y no faltará su poco de apropiación cultural con el Mandela Zulú.

Está por ver si la propuesta de Iglesias es un éxito y si concita a más partidarios que detractores.