Mientras todo el mundo estaba pendiente de las bondades de A24 y su papel como salvadora del cine independiente, sin hacer demasiado ruido, Neon se ha hecho un hueco de prestigio como gran valedora del cine de calidad. Al menos así lo ha confirmado su participación en el éxito de Anora, la última Palma de oro en Cannes, dirigida por Sean Baker (The Florida Project).
Con la de este año, ya van cinco veces seguidas en las que su nombre se ha asociado a las grandes triunfadoras del festival de cine más importante del mundo. Un idilio que inauguró Parásitos, de Bong Joon-ho, en 2019 y que ha continuado con Titane (Julia Ducournau, 2020), El triángulo de la tristeza (Ruben Östlund, 2021), Anatomía de una caída (Justine Triet, 2022) y la flamante Anora de Baker.
Neon, la productora y distribuidora estadounidense fundada en 2017 por Tom Quinn y Tim League, se ha consolidado en muy poco tiempo como sinónimo de buen cine. En su primer año, se hicieron con los derechos de distribución de películas como Yo, Tonya (Craig Gillespie) o Colossal, dirigida por el cineasta español Nacho Vigalondo. "El público de Neon es menor de 45 años y no tiene aversión a la violencia, los idiomas extranjeros y a las películas de no ficción", según han definido sus creadores.
Ambos venían de haber tenido sendas experiencias en la industria, Quinn en Magnolia Films y RADiUS, donde adquirió experiencia para tratar con cineastas y posicionar sus películas en las plataformas. League por su parte ha sido cofundador de la cadena de cines Alamo Drafthouse Cinema y de la distribuidora Drafthouse Productions.
Con una idea clara, contactos de calidad y una apuesta firme por el cine de los márgenes, su compañía se ha hecho un destacado lugar entre las distribuidoras independientes. Precisamente, gracias a su reputación y buenas relaciones durante su etapa en Magnolia, Quinn consiguió firmar los derechos de distribución de Parásitos con Bong Joon-ho cuando aún se encontraba en el proceso de escritura.
Apenas dos años después de haber empezado a andar, en 2019, el prestigio de documentales como Honeyland (Tamara Kotevska & Ljubomir Stefanov) y Apollo 11 (Todd Douglas Miller), y el éxito de ficciones como Retrato de una Mujer en Llamas (Céline Sciamma) y Clemency (Chinonye Chukwu) lograron llamar la atención de público y crítica, mientras el fenómeno Parásitos triunfaba en Cannes, en los Oscar y, por supuesto, en taquilla.
Pero si algo ha destacado a Neon frente a sus competidoras, es la capacidad que ha tenido para anticiparse a los obstáculos y efectos de la crisis a la que ha tenido que enfrentarse la industria. Por un lado, se anticiparon a la debacle pandémica gracias a su estrecha colaboración con las plataformas de streaming. Mientras el mundo del cine miraba con recelo hacia las VOD, Neon se preocupó de firmar un acuerdo con Hulu para que sus películas se estrenasen también en su catálogo.
Fue así como títulos como Palm Springs (Max Barbakow, 2020), Titane (Julia Ducournau, 2021) o Spencer (Pablo Larraín, 2021) pudieron triunfar en el mercado digital sin depender tanto de la taquilla. Por eso, mientras muchas compañías del sector luchaban por mantenerse a flote, Neon se atrevió a lanzar su división de producción con The Year of the Ever Lasting Storm (2021).
El otro gran acierto de Neon fue mantenerse al margen de las huelgas de Hollywood. Su presencia al margen de la Alianza de Productores de Cine y Televisión, junto al correcto cumplimiento de las demandas sindicales, le permitió ser uno de los pocos estudios con la aprobación del Sindicato de Actores para que el elenco de Ferrari (Michael Mann) pudiera promocionar la cinta en festivales como el de Venecia.
Algunos de las documentales y filmes, premiados y mejor valorados por público y crítica en los últimos años como La belleza y el dolor (Laura Poitras, 2022), Fire of Love (Sara Dosa, 2022), Moonage Daydram (Brett Morgen, 2022), La noche de los reyes (Philippe Lacôte, 2020), Pig (Michael Sarnoski, 2021) o La Peor Persona del Mundo (Jochaim Trier), unidas a las ya citadas anteriormente, van ligadas a la marca Neon. Muchas de ellas han recibido numerosos premios y nominaciones en los certámenes y festivales más importantes del mundo.
"No nos vemos como una distribuidora, sino como un socio creativo de nuestros cineastas y eso nos lleva a otro tipo de relación" afirmaba Quinn en una entrevista para Deadline Hollywood. Una relación que promete seguir enriqueciéndose también durante este 2024 con el triunfo de Anora, pero también con estrenos como Hotel Royal (Kitty Green) o la esperada secuela de It Follows, They Follow (David Robert Mitchell).
De momento, en la carrera por convertirse en la major indie por excelencia, A24 sigue a la cabeza como la gran referente. Sin embargo, con apenas siete años a sus espaldas, ya podemos hablar de Neon como una más que digna competidora y no sorprendería que en los próximos años siga creciendo, no solo en la escena independiente, sino también entre eso que conocemos como cine mainstream.
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