"Cada libro, cada tomo que ves, tiene alma. El alma de quien lo escribió, y el alma de quienes lo leyeron y vivieron y soñaron con él". Ese ánima al que hacía referencia Carlos Ruiz Zafón (Barcelona, 1964 - Los Ángeles, 2020) en su obra maestra La sombra del viento, mantiene vivo un legado que le ensalza como uno de los grandes fenómenos mundiales de las letras contemporáneas.

Bajo la apariencia de un tipo normal, Zafón escondía un virtuosismo desbordante para la novela. El príncipe de la niebla (1993) colocó al barcelonés en el mapa literario, aunque su nombre empezó a dar la vuelta al mundo con la publicación de La sombra del viento, título que ha vendido más de 10 millones de copias y ha sido traducido a más de 50 idiomas. Sería el inicio de la tetralogía El Cementerio de los libros olvidados, con la que Zafón aseguró haber intentado crear la "novela total". La inspiración la encontraría en Los Ángeles, un lugar lleno de estímulos culturales e idóneo para soñar mientras era un desconocido entre superestrellas. Zafón alternaba su vida entre la mansión angelina y su Barcelona natal, cuyas calles han sido parte protagonista de sus creaciones.

Zafón se identificaba con los dragones. Coleccionó cientos de figuras de ellos. Los dibujaba en sus dedicatorias, sentía su casa como una dragonera e incluso llamó a sus empresas con referencias al ser mitológico, como Dragonworks Studios. Su carácter se empapaba de rasgos que atribuía a los dragones. "Somos criaturas nocturnas, aficionados a las tinieblas, no particularmente sociables, poco amigas de hidalgos y caballeros andantes y difíciles de conocer", argumentaba en su biografía.

Zafón explicó en una entrevista para El Independiente en 2016, que interpretaba su necesidad de crear nuevos mundos como "un modo de analizar, reflexionar y fabular sobre la realidad que nos rodea. El acto de la lectura es un acto de interpretación y reflexión en sí mismo". Asimismo, consideraba que el único modo de escapar a la realidad "es no pensar", mientras que leer, "por la propia naturaleza del proceso, despierta la mente".

Reconocimiento internacional

La dimensión de Zafón, cuya impronta ha derribado fronteras, se puede explicar tanto desde el prisma de la estricta matemática hasta el de aquellos intangibles tan dotados emocionalmente.

La Editorial Planeta afirma que se trata del segundo escritor español más leído de la historia, a tan sólo un peldaño de Cervantes. Prestigiosos medios internacionales como Corriere della Sera (Italia), The New York Times (EEUU) o USA Today (EEUU) han dedicado al catalán elogios que le equiparan a la altura de varios de los nombres más celebres de la historia de las letras. "En su prosas se funden las voces de García Márquez, Umberto Eco y José Luis Borges" (The New York Times); "Zafón ha reinventado lo que significa ser un gran escritor. Su habilidad visionaria para narrar historias ya es un género en sí misma" (USA Today); "Es el Dickens de Barcelona, el escritor mundial actual mejor dotado para el arte narrativo" (Corriere della Sera).

Lejos del éxito que rodeaba su figura, el cáncer -que no discrimina entre genios e incultos o altos y bajos- atacó de manera letal a su colon. La cautela y la discreción que marcaron la vida de Zafón estuvieron presentes hasta el final de sus días. De hecho, estos atributos se prolongaron cuando su corazón ya había dejado de latir. Sólo su entorno más íntimo conocía su enfermedad. Cuando se produjo su fallecimiento no hubo ningún tipo de ceremonia ni de despedida, tal y como él pidió. Zafón quería irse en silencio. Sin embargo, sus párrafos chillan en la cabeza de sus lectores un año después de su muerte, y dada la inmortalidad de su obra, así será hasta el fin de los días.