“3, 2, 1… ¡Acción!”. Un grupo de jóvenes cruza el pasillo de una universidad saudí en dirección a la salida bajo una barahúnda de focos y cámaras. El centro está tomado por un equipo hispano-saudí que, a las órdenes del director español Manu Calvo, rueda algunas de las escenas de “Champions”, el remake saudí de la película de Javier Fesser que, tras una accidentada singladura por la propagación del coronavirus, acaba de estrenarse en las salas de los países del golfo Pérsico.
“Es una experiencia similar, pero con las diferencias del idioma y el contexto cultural”, reconoce Calvo, que fue primer ayudante de dirección en el filme original y asumió el reto de exportar la trama a Arabia Saudí, un país que, tras décadas de conservadurismo, abrió las salas de cine hace cuatro años y trata desde entonces de impulsar su propia industria. “Ésta es una película saudí rodada aquí con parte del equipo español”, aclara Calvo en un receso del rodaje.
La aventura definitiva, urdida por el productor Andrés Vicente Gómez, comenzó a fraguarse en febrero de 2020. Calvo había visitado el país en un par de ocasiones previas para firmar el casting de los actores discapacitados. Fue a principios del año que acabaría marcado por la pandemia cuando el equipo se trasladó a Yeda, la segunda ciudad del país, a orillas del mar Rojo. Ajeno a la que se avecinaba, un equipo con una decena de nacionalidades -desde el reparto saudí hasta ayudantes y técnicos sirios, egipcios, libaneses, yemeníes o bangladesíes- inició el rodaje.
El Independiente visitó por aquellas fechas una adaptación cinematográfica que, al cabo de unas semanas, acabaría abruptamente entre las restricciones impuestas por las autoridades locales y el cierre de fronteras. Los últimos 19 integrantes españoles, que habían resistido hasta el final en un hotel que permanecía abierto para acogerles, fueron repatriados en un avión privado fletado, previo pago de unos 130.000 euros, por el príncipe Turki al Faisal, el socio local de Andrés. “El resultado es muy positivo. A los discapacitados aquí las familias los ocultan, como sucedía en España hace 50 años”, responde uno de los productores españoles con más solera, volcado hoy en su apuesta saudí.
En la versión saudí, la película no discurre sobre una cancha de baloncesto. Es el fútbol la disciplina que practica un singular equipo que acaba encandilando a todos y que fue elegido en el centro para discapacitados de Yeda al que acuden a diario. Entre los integrantes, figura Abdullatif Zahrani, un treinteañero con síndrome de Down. “Me gustaba el teatro y la música. Pierdo la timidez delante de las cámaras y en el escenario”, declara el joven entre secuencias. El suyo es uno de los rostros que certifican los avances en integración en el reino, tras décadas de ostracismo.
“Conocí a Manu en junio, durante el casting. Me dio un texto y me pidió que lo interpretara”, recuerda Zahrani. “Yo quiero mucho a Manu porque me eligió para la película”, dice entre risas. Delante de las cámaras, interpreta a un chico que no escatima en abrazos para un entrenador que, a diferencia de la cinta española, es enviado a dirigirles no como castigo por sus problemas de alcoholismo sino por un incidente en el terreno de juego. “Se trata de un ex jugador de fútbol que ejerce como ayudante y que en un partido empuja al entrenador frente a 50.000 personas”, explica Stuart Sutherland, uno de los productores.
“Si vas a hacer un remake debes intentar ser lo más fiel a la película original porque es eso lo que la hizo un éxito. Cada vez que vas cambiando algo estás modificando uno de los ingredientes de la receta del éxito”, arguye Sutherland. "Campeones" cosechó un rotundo éxito de crítica y público. Más de 3 millones de personas la vieron en las salas. Fue elegida para representar a España en los Óscar y recibió tres Goyas, entre ellos el de mejor película. “Invertimos mucho tiempo en traducir el guion”, admite el productor. A decir por las carcajadas, los gags y las expresiones, adaptadas al árabe y a la jerga local, parecieron funcionar cuando el filme fue estrenado el pasado diciembre en el festival internacional de cine de Yeda.
“La gente se ríe con muchísimas cosas”, replica feliz Vicente Gómez. Una de las protagonistas de las escenas de humor es Sarah Filmban, una chica también con síndrome de Down que interpreta a Maria, una joven que acompaña al grupo de compañeros varones en el torneo y en el inesperado camino de triunfos. “Me gusta Maria pero yo soy diferente”, comenta. “A mí me encanta bailar y soy instructora de zumba. Ahora estoy centrada en la película”, resuelve durante la entrevista. Su madre Bridgek Somers, una irlandesa casada hace años con un saudí, la observa de cerca. No oculta su sorpresa. “Estoy impactada y orgullosa”, confiesa.
“Champions” no es solo hito en la inclusión de los discapacitados saudíes sino también uno de los primeros filmes internacionales rodados en el reino y un ejercicio de aprendizaje en un mercado en el que hasta hace un par de años ni siquiera existían estudios de cine. “Estamos enseñando a rodar a los saudíes para que puedan seguir. Son jóvenes y aprenden rápido”, confirma Sutherland. Y Pablo Blanco, a cargo de la edición, asiente: “Hay verdaderos descubrimientos como la script, que es un puesto muy delicado. Es una chica de La Meca y apareció tras dos meses haciendo casting”.
Y Walaa Bahefzallah, la script, asoma en un rincón del pasillo. Está parapetada tras un monitor, ojo avizor de que nada ni nadie altere la continuidad del filme. “Llevo más de catorce años trabajando. En los últimos tiempos, he estado rodando videoclips. Dirigí el primer videoclip de rap del reino”, narra la joven. A su lado, espera su turno la española Raquel Hidalgo, pendiente del maquillaje y consciente del choque inicial. “El contacto de estas semanas nos ha ido transformando. Al principio había uno de los padres que ni siquiera se dirigía a mí ni me miraba. Todo eso ha cambiado”, murmura, fascinada con Sarah. “Es que es una chica muy coqueta. Pero son todos maravillosos”, reconoce.
El resultado es muy positivo. A los discapacitados aquí las familias los ocultan, como sucedía en España hace 50 años
ANDRÉS VICENTE GÓMEZ
“¡Silencio, por favor!”, grita uno de los aprendices en nómina. Y el mutismo vuelve a correr por el pasillo. Entre el equipo español, el aterrizaje no resultó sencillo. “Nos dijeron que viniéramos preparados”, dice uno de los miembros, antes de enumerar las distancias. “No son conscientes de la jerarquía y las responsabilidades que tienen. Hay que tener mucha paciencia y explicárselo todo varias veces”, desliza. “Es muy marciano todo”, agrega otro a propósito de un rodaje casi iniciático, complicado logísticamente por la propagación del virus. Las últimas escenas debieron ser filmadas un año después, a expensas del levantamiento de las restricciones en el reino.
“Aprendo mucho de los españoles”, afirma entre filas de perchas Samar Idris, una de las encargadas del vestuario junto a su hermano Tarek. “Son tiempos de cambio en el país y eso también debe notarse en la ropa”, reflexiona la joven. “En las escenas ya no todas las mujeres llevan abayas [las holgadas túnicas con las que las saudíes cubren su cuerpo por tradición y modestia religiosa] y somos las primeras en reivindicar que algunas no lleven pañuelo. Hoy el vestuario es más colorido. Antes las mujeres éramos transparentes”, advierte Idris, pendiente de garantizar vestuario adicional. “Es que algunos actores se quejan y tenemos que ofrecerles una alternativa”.
Idris hizo sus pinitos en el gremio en "Barakah Meets Barakah", una de las primeras películas de la historia saudí rodada en el otoño de 2015 de la que también procede Fatima al Banawi, la actriz que encarna a Nada, la profesora y prometida del entrenador del equipo. “Nada es una profesora de música que tiene como último objetivo crear equipos y trabajar con otros”, declara Fatima, convertida hoy en una de las principales actrices saudíes. “Y la sensación de Nada es que su novio Jaled va por libre y no la considera parte de su equipo”, agrega.
“Uno de los principales retos de la obra ha sido la diversidad. Es algo hermoso, pero no siempre estamos familiarizados con ello”, manifiesta Al Banawi. “Lo desconocido es siempre desafiante al principio, pero luego poco a poco nos hemos ido conociendo y ha desaparecido esa ambigüedad”, rememora, convencida de las posibilidades del cine saudí. Tanto como Ibrahim, el sonidista llegado de Egipto, el otrora apodado Hollywood de Oriente. “Ha sido una experiencia estupenda. Me ha tocado la historia y, aunque ha sido complicado, creo que este país tiene potencial”, esboza.
Espero que sirva, como en España, para que todos entendamos que es absurdo no registrar esta realidad en las películas o los libros
MANU CALVO, DIRECTOR DE "CHAMPIONS"
“Cuando me lo propusieron, me pareció una locura”, se sincera Manu, el responsable final del milagro. “Sonaba tan lejano, pero todo ha ido tomando sentido”, añade, satisfecho con “un resultado que era una incógnita”. “Espero que sirva, como sucedió en España, para que todos entendamos que es una realidad que existe y que es absurdo no registrarla en las películas, los libros o las historias”.
Para el desempeño de su labor, el director español contó con la complicidad de Gazi, uno de los monitores del centro de discapacitados. “Lo sumé al equipo”, sostiene. Una incorporación que no pierde la sonrisa: “Hemos estado siempre repitiendo los diálogos y lo seguíamos haciendo detrás de las cámaras, con lenguaje de signos”, evoca el joven. Él también aspira a ser actor. Como los protagonistas del filme. “Quiero ser famoso, también fuera de Arabia Saudí”, comenta Zahrani, el de los abrazos generosos. “Y yo una superestrella”, murmura Filmban. Los verdaderos campeones del nuevo cine saudí.
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