La actividad sísmica era creciente como lo eran los temblores de la tierra y la curiosidad o el temor de una población que se convertía, sin quererlo, en testimonio del monstruo impredecible que había rugido por última vez hace cincuenta años. Y es que cinco son las décadas que se cumplen ahora desde la última vez que entró en erupción un volcán terrestre en España. Y en la 'Isla Bonita', donde las grietas ocasionadas en la Cumbre Vieja el pasado 19 de setiembre encendieron de nuevo las señales de alarma. Un volcán había entrado en erupción tras sufrir las sacudidas del enjambre sísmico que venia azotando a la isla desde hacía una semana.

A la memoria de palmeros y palmeras volvieron el volcán de San Juan de 1949, y aquellas 16:25 del 26 de octubre de 1971, cuando la lava surgió del Teneguía en la que era hasta el momento la última erupción por tierra registrada en nuestro país: «Tras el periodo de relativa calma de los días 23 y 24, en la madrugada de ayer, exactamente a las 4:16, se registró en la zona del Valle de Aridane y Fuencaliente el temblor de tierra más intenso de los dos mil y pico que se han venido registrando y que alcanzó 4 grados en la escala Mercalli-Richter, con una duración estimada por los técnicos en dieciséis segundos», informaban los medios como preludio al fenómeno.

El Teneguía se despertó en forma de un monstruo de 27 bocas que arrojaron lava incandescente a la vez que lanzaban explosiones de piroplastos y rocas a cotas entre los 500 y los 700 metros. Duró hasta el 18 de noviembre de ese año y expulsó alrededor de 43 millones de metros cúbicos de lava, una cifra que supone el doble de las estimaciones iniciales del volcán de la Cumbre Vieja, que contendría, según los expertos, entre 17 y 20 millones de metros cúbicos de magma. Aquella erupción arrasó buena parte de los cultivos de vid de la zona sur de la isla además de algunas viviendas y vías de comunicación. La cercanía a la costa del Teneguía hizo que la lava se precipitase prácticamente en su totalidad hacia el mar aumentando así la superficie de la isla unos dos millones de metros cuadrados. Los daños materiales se cifraron, por aquel entonces, en seis millones de pesetas.

El espacio de tierra nueva fue declarado Monumento Natural por la Ley de Espacios Naturales de Canarias, y La Palma se convirtió entonces, paradójicamente, en un punto de atracción turística con un constante ir y venir de turistas que iban a visitar el volcán como parte de un enclave natural privilegiado en lo que se refiere a paisajes únicos creador por la naturaleza: «Estudios científicos hablan de que el inicio turístico de la isla de La Palma fue a raíz de la erupción de ese volcán», declara Francisco Javier Dóniz, responsable de Geoturismo de INVOLCAN en declaraciones para la plataforma tourinews.

Erupción del Teneguía en 1971. Imagen de archivo

Los datos recogidos históricamente desde el siglo XV muestran que el archipiélago canario ha sido testigo de 19 erupciones volcánicas, catalogando al Teneguía como a una de las más cortas en comparación, sobre todo, con la que duró seis años en el siglo XVII en el que hoy es el parque nacional de Timanfaya, en Lanzarote.

Erupciones históricas en las Canarias desde el siglo XV

AÑO VOLCÁNISLADÍAS DE ERUPCIÓN
2021Cumbre ViejaLa PalmaEn curso
2011Tagoro (submarino)El Hierro147
1971TeneguíaLa Palma24
1949San JuanLa Palma47
1909ChinyeroTenerife10
1824TinguatónLanzaroteSin registros
1824Volcán Nuevo del FuegoLanzaroteSin registros
1824TaoLanzarote86
1798ChahorraTenerife99
1730TimanfayaLanzarote2055
1712CharcoLa Palma56
1706GarachicoTenerife40
1704FasniaTenerife12
1704SietefuentesTenerife5
1667San AntonioLa Palma66
1646TigalateLa Palma82
1585TehuyaLa Palma84
1492ColónSin registrosSin registros
1430Montaña QuemadaLa PalmaSin registros
Tabla: El Independiente  Fuente: Instituto Geográfico Nacional

La actual erupción en La Palma se suma a las siete que se han dado en la isla desde que hay registros documentales. Precisamente, las islas Canarias, junto con la comarca de La Garrotxa, ubicada en Cataluña, son los únicos territorios que han vivido este tipo de fenómenos, aunque solo el archipiélago lo ha experimentado recientemente.

Timanfaya, un rugido de seis años

«La tierra se abrió en Timanfaya». Con estas palabras acertó Andrés Lorenzo Curbelo al describir lo que estaba pasando en la isla durante aquellos confusos días: «El día 1 de septiembre de 1730, entre las nueves y las diez de la noche, la tierra se abrió en Timanfaya, a dos leguas de Yaiza. Y una enorme montaña se levantó del seno de la tierra». El párroco de la localidad de Yaiza seguramente no lo sabía, pero sus crónicas servirían siglos más tarde para comprender no solo lo sucedido, también la morfología actual de la isla. La lava corrió durante seis años, sepultó nueve pueblos y modificó por completo Lanzarote.

Aquel inmenso mar de lava que vertebra hoy la mayor parte del Parque Nacional de Timanfaya y se extiende hasta el mar, emitió 1,5Km3 de magma, destruyó algunas de las franjas agrícolas más productivas de la isla, y, aunque no hubo que lamentar víctimas, sepultó a poblaciones enteras.

Erupciones como las del volcán Timanfaya -una de las más poderosas en todo el país por su duración hasta 1736 y con posterioridad hasta el año 1824- traspasaron su efecto más allá de la isla de Lanzarote y sus alrededores. Y tanto es así, que un artículo publicado en la revista científica Science of the total Environment en el que participa la Universidad de Barcelona (UB), reveló que el rastro químico de los gases que liberó el volcán a la atmosfera pueden identificarse aún hoy en los bosques de coníferas más antiguos de los Pirineos: «La información registrada por estos árboles que crecen a altitudes superiores a los 2.000 metros es representativa de los cambios globales, ya que su crecimiento no está influenciado por los efectos de las actividades humanas locales», señala la profesora Emilia Gutiérrez, del Departamento de Biología Evolutiva, Ecología y Ciencias Ambientales de la UB en el estudio.

Foto de archivo de uno de los volcanes situados en el Parque Nacional del Timanfaya. EFE/Velasco

Visitado cada año por millón y medio de personas, Timanfaya es el resultado de una de las mayores erupciones que se conocen en Europa. A día de hoy, el Parque lo forman 25 volcanes activos distribuidos en una superficie de más de 50 km², en un entorno de amplia variedad biológica declarado Parque Nacional de España en 1974. Timanfaya es, tras el Parque Nacional del Teide, el segundo parque nacional más visitado de España y, probablemente, el escenario de la próxima erupción que ocurra en Lanzarote según investigadores del Instituto de Ciencias de la Tierra Jaume Almera (ICTJA-CSIC). Si esta se produce, sus actuales campos de lava podrían absorber la mayor parte de los daños, con la excepción de las distorsiones que genere la caída de cenizas en el sur de la isla.