Hace ochenta años, Franco acudía a Hendaya con una serie de peticiones que, de algún modo, sospechaba que Hitler no podía ofrecerle. El führer quería que el caudillo entrara en la Segunda Guerra Mundial para conquistar Gibraltar y así aislar al Reino Unido. Sin embargo, Franco no quería ser partícipe sin que Hitler le proporcionara un imperio colonial en el norte de África, el Marruecos Francés y Guinea para ampliar la colonia española hasta crear una extensión similar a la de la Península Ibérica.

Ambas partes no se entendieron, puesto que Hitler no podía dar lo que Franco exigía, ya que suponía enemistarse con el régimen de Vichy, que administraba esos territorios y le compensaba más tener a Pétain como aliado que a Franco.

En las 800 páginas de La tentación del Caudillo, Juan Eslava Galán mezcla historia y novela de lo que fue una coyuntura especial, cuando el régimen de Franco estuvo en la cuerda floja, con los aliados de un lado, y los nazis del otro, al comienzo de la Segunda Guerra Mundial.

Tal fue el control que tenían de los movimientos de Franco ambos bandos, que, tras la reunión con Hitler en Hendaya, los estadounidenses hicieron regresar un barco que traía a España 30.000 toneladas de trigo. El régimen franquista necesitaba esta ayuda, ya que tal y como cuenta a El Independiente el propio Juan Eslava Galán, "España estaba recién salida de la guerra civil, por lo que la agricultura estaba por los suelos y en algunas regiones había mucha hambruna".

El autor cuenta que ha intentado "hacer un retrato realista de Franco, él era un militar con ideas conservadoras que quería estar al mando". El caudillo se apoyó en la Iglesia porque era parte de ese conservadurismo que más le interesaba, ya que su ideología era "permanecer en el poder y dirigir España como si fuera un cuartel", explica el escritor. Además, Eslava Galán presenta a un Hitler inteligente, que necesita en un determinado momento la ayuda de Franco y "se exaspera ante su negativa". Ve a un dictador muy exigente. El führer salió muy malhumorado de su encuentro en Hendaya, de hecho, dijo "que prefería que le sacaran varias muelas antes de volver a entrevistarse con Franco".

El universo de Eslava Galán en la Segunda Guerra Mundial

Este es el contexto internacional en el que transcurre La tentación del Caudillo, una novela que mezcla los hechos reales de un pasado relativamente reciente, una historia de amor y un relato de intriga y misterio en torno a la búsqueda de una misteriosa joya con supuestos poderes mágicos. "No sé si será un subgénero nuevo, pero en mis libros hago un ensayo novelado o una novela ensayada, es decir, me invento algunos personajes ficticios y recurro a personajes reales", explica el autor.

Protagonizada por Francisco Wesler, "un pícaro seductor y descreído, con un oscuro pasado que, como tantos otros, quiso enterrar en la Legión". En torno a este personaje de ficción, aparecen otros históricos: Franco, Carmen Polo, Pío XII, Hitler, Serrano Suñer, el general Vigón, Churchill, Samuel Hoare, Juan March o fray Justo Pérez de Urbel. También está Mersida, que es menos conocida, pero se la recuerda como la misteriosa y seductora agente marroquí de la que Wesler se enamora perdidamente.

El narrador de esta novela es "omnisciente, lo que implica que hay una voz narrativa en presente y van apareciendo los personajes como si fueran novelescos. Hay cosas que sorprenden, aunque lo que el personaje real dice o hace, realmente pasó", cuenta Eslava Galán.

Junto a los personajes, los escenarios son otra gran baza de la novela. Además de Madrid, lugares como El Pardo, el Casino Militar, pasando por Marruecos, la residencia de Hitler en los Alpes bávaros, la Cancillería de Berlín o la espectacular finca lacustre de Göring, donde "el caprichoso ministro nazi cría leones".

En esta novela, "París es muy importante, ya que gran parte de la historia se desarrolla ahí". El París espléndido de la joie de vivre, con su ópera y sus cabarets, y el de la ocupación que provoca la huida de unos -dejando una ciudad en la que "los perros hurgan en las basuras sin entender porqué los abandonaron sus amos" y "los gatos maúllan de miedo en tejados y cornisas arañando ventanas que ya no se abrirán"- y la colaboración más o menos pasiva de otros y otras (la heroica Resistencia tardaría en empezar a actuar).

"Incluyo cosas nuevas, como el hecho de que estuviera el general Moscardó entreteniendo a oficiales alemanes". En la novela de Eslava Galán hay elementos nuevos como este, o la complicación de que hubiera un tren que "presentara dignamente a Franco para que estuviera a la altura de Hitler".

Sin embargo, algo que sí pasó en realidad es que Franco firmó un tratado por el que se comprometía a entrar en la Guerra, un documento "que se destruyó durante el conflicto". Antes de que se perdiera, se hizo una copia que estaba en un archivo en Alemania, y que se "llevaron los americanos a EEUU y se ha publicado hace unos años. Realmente sí hubo trato, lo que pasa es que no le pusieron fecha", explica el autor. De este modo, España sí se comprometió a entrar en la guerra.

En definitiva, Eslava Galán subraya que su libro puede leerse "como una novela que encierra un ensayo histórico. Los lectores dicen que se lee con facilidad gracias a las notas de humor. Creo que he puesto en él mis cinco sentidos y que es mi mejor libro", sentencia el autor.