Desde Malaga, pa'l mundo. O así lo pretende. Ana Mena (Estepona, 1997) lleva dos años combinando Italia y España en sus composiciones, dos países que han vivido hermanados por el toque mediterráneo que dan a la vida. De aparecer en Menuda noche con Juan y Medio a tener sus hits retumbando en los altavoces del club, cuando las discotecas eran lugares de culto y no de memorias ancestrales.

"No me gustan las etiquetas ni encasillarme, hago la música que me nace y que me apetece hacer en cada momento", relata a El Independiente la malagueña con motivo de su actuación en el Vodafone yu Music Show del próximo 25 de febrero, un ciclo de conciertos gratuitos y escenario por el que han pasado coetáneas como Bad Gyal.

A la pregunta de si ha preparado una canción para este próximo verano, después de haber reinado en los dos anteriores, la artista admite que "la estábamos escuchando antes de que tú llamaras", pero evita dar alguna pista acerca de si será de nuevo desde la fusión italohispana cuando busque alzarse con el número 1. Con suerte, si la ciencia y la evolución favorable de la pandemia lo permiten, tendrá a gente bailándola entre olas y noches interminables.

Ana Mena parece haberse desarrollado plenamente en el género urbano, algo que explicaría por qué sus éxitos Se iluminaba y A un paso de la luna se han convertido en dos canciones que han vivido de alquiler en las estaciones más conocidas de nuestro país durante el periodo estival de 2019 y 2020, respectivamente. Sin embargo, "me queda mucho por demostrar, estoy preparando cosas que seguramente la gente no espera de mí", afirma en relación a la idea de no querer vivir solapada entre etiquetas. "Con la última tanda de canciones y esta tendencia italiana que estamos trayendo a España sí me estoy encontrando más, pero a finales de año me gustaría que se pueda ver a una Ana Mena algo más personal", recalca la artista.

La aventura italiana

El saturado mercado musical no deja respirar a las nuevas propuestas. Cada semana, las listas de éxitos presentan un nuevo y adorado proyecto, mientras que las futuras promesas de la industria son cada vez más numerosas. Así, muchos artistas buscan encontrar su nicho en mercados extranjeros. "Cuando se pone encima de la mesa la idea de sacar música en otros países, lo primero que se te viene a la cabeza es Latinoamérica", afirma la malagueña. Sin embargo, ella y su equipo prefirieron conocer las virtudes de otros mercados más próximos a su Estepona natal.

"Me daba la sensación de que estaba obviando un poco la escena europea, porque habíamos visto a muchos artistas nuevos que estaban saliendo y que la tendencia joven iba in crescendo", y así fue como surgió la oportunidad de colaborar con el italiano Fred De Palma en D’Estate non vale (2018). "Yo no era absolutamente nadie, no conocía a nadie en Italia y él era un artista que se estaba desarrollando", de ahí que ninguno de los dos cantantes esperara el revuelo que generó en el país azzurro.

"Confiábamos mucho en la canción y a las dos semanas de estrenarse se metió en el Top 100 sin listas, sin radios y sin tener nada de respaldo, únicamente gracias al boca a boca de la gente". De ahí, al número uno. La malagueña volvió a colaborar en 2019 con De Palma en Una volta ancora, que tuvo su versión española en Se iluminaba; y en 2020 repitió la experiencia italiana con Rocco Hunt en A un passo dalla luna, que también trajo al mercado nacional. Así, Italia "ha sido un país que me ha acogido como si fuese suya, me siento hermanada a ellos y muy agradecida", espeta.

A pesar de haber encontrado soltura en el idioma, "recuerdo que la primera canción (D’Estate non vale) la grabé sin saber nada de italiano, poniéndome la letra con el Google Traductor y escuchando como un loro cómo se pronunciaba". Por ello, cuando empezó a hacer promoción en Italia, "me daba mucha pena no poder hablar con nadie" por su falta de soltura con el idioma. "Luego me animé a aprender italiano, que es una lengua que se parece mucho a la nuestra, y que tiene ese sex appeal y sensualidad", relata.

Para Ana Mena, "dejar la música aparcada nunca ha sido una opción", pues es "mi objetivo en la vida, nunca le he visto sentido a encontrar un plan B si el que me gusta es el A", afirma. Hubo una época en la que la televisión parecía la opción idónea para la malagueña (apareció en la serie de Antena 3 Vive cantando, en la miniserie de la misma cadena Marisol, la película, en la que interpretó a Pepa Flores durante su infancia, así como en La piel que habito de Pedro Almodóvar), pero la actuación no evitó que la música terminara reclamando su espacio en su trayectoria. "Está yendo todo muy bien y tengo la suerte de trabajar con gente que es súper profesional y que hace posible que tengamos un proyecto en la calle", afirma mientras desvela que "hay algo en mente" en lo que a la pequeña pantalla se refiere en torno a finales de año.

Su último lanzamiento musical, Solo, junto con Omar Montes y Maffio "fue una canción que creamos en Miami en 2018 y que tiene su tiempo", pero el rapero Montes "se enamoró de ella” y de ahí surge la reciente colaboración, que se incluye entre los 20 temas más escuchados en las listas de Spotify de nuestro país. "Teníamos muy buenas expectativas y afortunadamente está gustando muchísimo", afirma.

Ganando notoriedad en un país donde no era conocida, Ana Mena demuestra así que los límites musicales, de existir, se forman de ideas preconcebidas.