¿Me pongo la mascarilla? ¿Hay que llevar mascarilla? ¿Nos protegen? ¿Debemos llevarlas todos? Desde el comienzo de la crisis del coronavirus hemos escuchado todo tipo de ideas y mensajes sobre el uso de mascarillas, muchas veces contradictorios. Cuando el coronavirus estaba en China fueron, mayoritariamente, los chinos los que arrasaron con las existencias. La mayoría era para enviarlas allí y ayudar contra la epidemia. 

Cuando la crisis alcanzó con fuerza a Italia las mascarillas desaparecieron de las farmacias españolas en cuestión de horas. Entonces se destacó que no era necesario, que había que reservarlas para las personas que las necesitaban y los sanitarios. Para cuando se declaró el estado de alarma las mascarillas disponibles se reservaron a sanitarios y enfermos.

Las mascarillas se han convertido en el principal escudo protector de los ciudadanos contra el coronavirus, lo que ha conducido a abusos en cuanto la mascarilla llega a los consumidores. Desde el lunes el gobierno español recomienda su uso en aquellos lugares cerrados en los que sea difícil mantener la distancia recomendable entre personas. El Ejecutivo ha anunciado que repartirá por todo el país unos diez millones de mascarillas higiénicas, pero no será obligatorio su uso. Se barajó su obligatoriedad, pero no se ha llegado a imponer como en algunas regiones de Italia. La intención de este reparto es minimizar el contagio por personas asintomáticas, personas infectadas que no tienen síntomas y no se encuentran mal como para dejar de  ir a trabajar.

Tipos y usos de mascarillas

Las mascarillas higiénicas y las quirúrgicas evitan que las personas enfermas contagien a terceros, pero no protegen a las personas sanas si hay un infectado cerca. Son las mascarillas FPP2, con filtro respirador, las únicas que evitan infectarse por la vía respiratoria y las que evitan, a su vez, contagiar a terceros.

¿Protegen las mascarillas contra el COVID-19?

La Agencia Europea para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC) en su guía sobre COVID-19 responde así a esta pregunta: “Si está infectado, el uso de mascarillas quirúrgicas [y las higiénicas] puede reducir el riesgo de que infecte a otras personas. Por otro lado, no hay evidencia de que las máscaras faciales efectivamente eviten que se infecte con el virus. De hecho, es posible que el uso de mascarillas faciales pueda incluso aumentar el riesgo de infección debido a una falsa sensación de seguridad y un mayor contacto entre las manos, la boca y los ojos mientras se usan. El uso inapropiado de máscaras también puede aumentar el riesgo de infección”.  Sin embargo esta misma organización ha publicado esta semana un documento en el que destaca la utilidad de las mascarillas para evitar la trasmisión de la enfermedad por infectados asintomáticos.

el uso de mascarillas higiénicas en la comunidad puede crear una falsa sensación de seguridad

La Organización Mundial de la Salud ha publicado esta semana un informe titulado Consejos sobre el uso de mascarillas en el contexto de COVID-19 en el que la organización internacional se reafirma en desaconsejar el uso de la mascarilla entre personas sanas. La OMS considera que “el uso de mascarillas higiénicas en la comunidad puede crear una falsa sensación de seguridad, al descuidar otras medidas esenciales, como las prácticas de higiene de manos y el distanciamiento físico, y puede conducir a tocar la cara debajo de las máscaras y debajo de los ojos, resultando en innecesarios costos y provocar que no las tengan los que las necesitan, que son los sanitarios”, asegura el informe.

Pese a insistir en que “el uso generalizado de mascarillas por parte de personas sanas en el entorno comunitario no está respaldado por la evidencia actual y conlleva incertidumbres y riesgos críticos” sí reconoce como una ventaja potencial “del uso de mascarilla por parte de personas sanas en el entorno comunitario, la reducción del riesgo potencial de exposición de la persona infectada durante el período ‘pre-sintomático’ y reduce la estigmatización de las personas que usan la máscara para el control de la fuente”. La OMS advierte de los riesgos de no usar bien las mascarillas y de llevarse las manos a la cara. Lo que le pasó a Pedro Sánchez la semana pasada.

¿Y qué pasa con las mascarillas de tela?

Pues según la OMS “el uso de las máscaras de tela de algodón no se considera apropiado para trabajadores de la salud. Como para otros artículos de EPP, si la producción de máscaras de tela para uso en salud los entornos de atención se proponen localmente en situaciones de escasez o desabastecimiento. Para la ECDC estas máscaras valen para la evitar contagios en la calle, como las higiénicas.  El Centro de Control de Enfermedades de EEUU (CDC) aconseja usar las máscaras de tela caseras para “desacelerar la propagación del virus y evitar que quienes puedan tener el virus sin saberlo lo transmitan a otras personas. Las Cubiertas de tela para cara confeccionadas con artículos del hogar o hechas en casa a partir de materiales comunes de bajo costo pueden usarse como medida adicional y voluntaria de salud pública”.