En España, el atragantamiento se encuentra entre las principales causas de muerte no natural. De acuerdo al INE, en 2017 más de 2.300 personas fallecieron por este motivo, encontrándose entre la población más vulnerable los niños y ancianos.

Del total de muertes por asfixia, 212 fueron provocadas por el consumo de algún alimento. El resto fueron principalmente causadas, en el caso de los más mayores, por la obstrucción de las vías respiratorias por pastillas o piezas de dentaduras; o de juguetes de pequeño tamaño en los niños.

Maniobra de Heimlich, la técnica para salvar de la asfixia

Si nos encontramos ante una situación de atragantamiento, la práctica de la maniobra de Heimlich podría ser la solución para ayudar a extraer el producto atascado. Esta técnica puede ser aplicada tanto en adultos como en menores de un año.

Sin embargo, antes de realizar esta maniobra, debemos cerciorarnos de que nos encontramos ante una situación de asfixia. Si la persona afectada comienza a tener la cara de color rojo o azul, tose con fuerza, presenta dificultad para hablar o se agarra la garganta, lo más probable es que sus vías respiratorias se encuentren obstruidas.

De acuerdo a SAMUR-Protección Civil, el primer paso a seguir para realizar correctamente esta maniobra es abrazar por la espalda y con los dos brazos a la persona que se está atragantando. Después, inclinaremos a la víctima hacia adelante, con el objetivo de facilitar la expulsión del objeto atascado.

A continuación, cerraremos una de nuestras manos en un puño y la colocaremos sobre el abdomen, en un punto intermedio entre el ombligo y el final del esternón. La otra mano la colocaremos sobre el puño. Por último, realizaremos en esta posición movimientos rápidos y fuertes hacia dentro y arriba.

Cómo realizar la Maniobra de Heimlich a bebés

Cuando la persona que se asfixia tiene menos de un año, el procedimiento será distinto. En este caso, deberemos de colocar al pequeño apoyado a lo largo de nuestro brazo, tumbado boca abajo. La cabeza deberá encontrarse en una posición más baja que el resto del cuerpo. Una vez colocado de esta forma, procederemos a darle cinco golpes secos en la espalda, entre la escápula.

Seguidamente, cambiaremos de posición al bebé: ahora lo colocaremos hacia arriba, manteniendo nuevamente la cabeza más baja que el resto del cuerpo. El niño deberá encontrarse apoyado sobre uno de nuestros brazos. Cuando hayamos colocado al pequeño de esta manera, realizaremos cinco compresiones torácicas con dos dedos en el centro del pecho. Estos pasos se irán alternando tantas veces como sean necesarias.