El alforfón, conocido popularmente como trigo sarraceno, es una planta herbácea de la familia de las poligonáceas –por la forma poligonal de sus semillas– que produce un tipo de grano apto para el consumo humano y animal. A diferencia del trigo común, que pertenece a la familia de las gramíneas, el trigo sarraceno no es un cereal.

Su origen se fija en el noreste de Asia, en la zona de Manchuria y Siberia, hace más de 7.000 años, y llegó a Europa en el siglo XVI. Es una planta difícil de cultivar y de recolectar, que normalmente se utiliza para elaborar harina y, con ella, pan, galletas o pasta. En Francia, por ejemplo, es normal utilizar harina de trigo sarraceno para hacer las famosas crepes. En Japón, los populares fideos soba –palabra japonesa para el trigo sarraceno– se elaboran, evidentemente, con harina de trigo sarraceno.

Un superalimento apto para celiacos

Antiguamente, en Occidente se utilizaba como alimento para el ganado, por lo que se consideraba una comida de clase humilde, al contrario que en Asia, donde las propiedades nutricionales de esta planta han estado siempre muy valoradas. En la actualidad es un alimento con muy buena reputación entre veganos y celíacos, ya que no contiene gluten y pueden consumirlo sin miedo a una reacción alérgica.

El grano de esta planta tiene un gran valor nutricional. Tomando la cantidad de 100 gramos como referencia, el trigo sarraceno proporciona al organismo 63 gramos de carbohidratos, 17 gramos de fibra, 13 de proteínas y tan sólo 3,3 de contenido en grasas que, además, son saludables, pues son ácidos grasos mono-insaturados y poli-insaturados como el ácido oleico y el omega-6. Esos 100 gramos también contienen minerales, más de mil miligramos de fósforo y de potasio, menos de 10 miligramos de hierro o sodio y aporta vitaminas como la B3, B1 y vitamina E en la misma cantidad, aproximadamente.

Por si fuera poco, el trigo sarraceno posee numerosos antioxidantes, como la rutina, muy valiosa para regular la presión sanguínea y la grasa en sangre, además de tener capacidad antiinflamatoria, lo que puede ayudar a prevenir posibles ataques al corazón, ya que evita la creación de coágulos. Respecto al colesterol, algunos estudios señalan que el consumo de alforfón proporciona niveles más altos de colesterol bueno (HDL) y, por tanto, reduce los niveles del malo (LDL).

Un alérgeno al alza

Sin embargo, a pesar de todos sus beneficios, no todo el mundo puede consumir trigo sarraceno, ya que algunas personas desarrollan alergia a este alimento. «Una alergia alimentaria es una reacción anómala y exagerada del sistema inmunológico de una persona ante un alimento y, más en concreto, frente a una proteína del alimento llamada alérgeno. La reacción ocurre cuando la persona se expone a ese alérgeno, ya sea por contacto, ingesta o inhalación», explica la doctora Elena Sierra, alergóloga del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid. El sistema inmune, en respuesta al contacto con el alérgeno, produce inmunoglobulina E (IgE) e histamina.

Hasta hace poco tiempo, el trigo sarraceno no se consideraba un alérgeno importante en Occidente, al contrario que en Japón o Corea. Sin embargo, cada vez es más habitual su consumo y por ello ha empezado a estar entre los alimentos alérgenos principales. «El trigo sarraceno está cada vez más presente en nuestros usos culinarios y se está convirtiendo en un alérgeno en alza, por lo que deberá ser considerado como posible desencadenante de reacciones alérgicas, en muchas ocasiones en forma de alérgeno oculto», afirma la doctora Sierra.

Los síntomas

Según indica la especialista, las personas que tienen alergia al trigo sarraceno suelen manifestar los síntomas minutos e incluso horas después de haber ingerido o haber estado en contacto con un alimento elaborado con trigo sarraceno. Los signos más característicos son hinchazón de labios y lengua, congestión nasal, urticaria y picor en la piel, dolor de cabeza, dificultad para respirar, nauseas, vómitos, diarrea y, en algunas personas, anafilaxia. En el caso de los más pequeños, los síntomas que suelen presentar cuando tienen una reacción alérgica al trigo sarraceno son erupciones en la piel, ojos rojos, lagrimeo y secreción nasal.

Es importante, añade la doctora, no confundir la alergia al trigo con la celiaquía, ya que son afecciones distintas. Mientras que la alergia al trigo se da cuando el cuerpo produce anticuerpos contra las proteínas que tiene el trigo, en la enfermedad celíaca es una proteína concreta de este cereal, el gluten, el que produce una reacción anormal diferente del sistema inmunitario.

Diagnóstico y tratamiento

El diagnóstico de alergia al trigo sarraceno se basa principalmente en realizar una historia clínica detallada del paciente y un examen físico minucioso para saber los alimentos que podrían haber provocado la reacción alérgica. Es aconsejable anotar todos los alimentos que se han tomado antes del brote alérgico, especialmente los que se han utilizado para elaborar guisos, salsas o caldos, pues entre los posibles alérgenos implicados podría estar el trigo sarraceno. «Para realizar el diagnóstico se realizarán test cutáneos prick, utilizando harina de trigo sarraceno, y la determinación analítica de IgE específica frente al alforfón», apunta la alergóloga.

El tratamiento básico para la alergia es prevenir o reducir el contenido de trigo sarraceno en los alimentos, pero no siempre es tan fácil, sobre todo entre los más pequeños, porque este alimento puede estar incluido en productos como galletas dulces o saladas, magdalenas o pasta.