La contaminación del aire por partículas finas puede promover la proliferación de mutaciones genéticas específicas del cáncer de pulmón existentes, lo que conduce a una mayor progresión del tumor, según sugiere un estudio publicado en Nature. Un grupo internacional de investigadores ha llevado a cabo un estudio epidemiológico para investigar la correlación entre las partículas finas de la contaminación atmosférica (PM2.5) y ciertos tipos de cáncer de pulmón. Los autores han confirmado sus hallazgos en modelos animales, según recoge la investigación que se publica en la portada de la revista Nature

Portada de 'Nature'.
Portada de 'Nature'.

Una mayor exposición a la contaminación se asocia con una mayor incidencia de cáncer de pulmón. Un factor clave de esto son las partículas (PM), especialmente las partículas finas que son de 2,5 micrómetros o más pequeñas (PM 2,5 ) y pueden viajar profundamente al pulmón.

“En este estudio, los autores llevan a cabo un estudio epidemiológico en distintas poblaciones de Reino Unido, Corea del Sur y Taiwán para establecer una correlación positiva entre la exposición a partículas finas de contaminación ambiental (también llamadas PM2.5 por su tamaño inferior a 2.5 micras) derivadas de la combustión de materiales fósiles y una mayor incidencia de cáncer de pulmón, en concreto aquellos mediados por mutaciones en EGFR (el receptor de la hormona de crecimiento epitelial). Es importante destacar que este tipo de tumores se producen también en pacientes no fumadores”, afirma a Science Media Centre España Víctor Briz, investigador Ramón y Cajal del Centro Nacional de Sanidad Ambiental del Instituto de Salud Carlos III.

“La importancia y trascendencia de este estudio radica no solo en confirmar con datos estadísticos fehacientes esta asociación entre la polución y el desarrollo de tumores pulmonares, sino en que va más allá, al investigar y dilucidar los mecanismos implicados utilizando modelos animales”, añade este experto.

En conjunto, estos resultados sugieren que PM 2.5 podría actuar como promotor de tumores y agravar aún más las mutaciones cancerosas existentes. “Una nueva comprensión de esta relación puede abrir caminos para la prevención de enfermedades, así como proporcionar un argumento a favor de las iniciativas para abordar la calidad del aire como una prioridad para la salud pública”, señalan desde la publicación. 

Algunas ciudades españolas como Madrid o Barcelona figuran entre las peores paradas de Europa en los niveles de NO2, según refleja un análisis de IS Global, centro impulsado por La Caixa, que actualiza el impacto de la mortalidad de estos contaminantes en 1.000 ciudades europeas según los criterios de la Organización Mundial de la Salud. La OMS actualizó en 2021 los niveles máximos que considera para que una ciudad tenga aire limpio. Los niveles de NO2 considerados aceptables por la OMS pasaron de 40 a 10 microgramos por metro cúbico y en el caso de PM2,5 de 10 a 5 microgramos por metro cúbico.

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Fuente: ISGlobal EIGráficos