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¿Por qué tengo sueño después de comer? Claves de los expertos

Chica que tiene sueño después de comer

Chica comiendo / Pexels

Experimentar somnolencia o cierta fatiga después de una comida, especialmente si ésta es copiosa, es algo que puede ocurrir en según qué casos. Ahora bien, ¿es un motivo para preocuparse? Esta especie de letargo no es, en principio, preocupante. De hecho, sentirse casando después de comer y tener sueño es algo que ocurre con cierta frecuencia.

La sensación de sentir ganas de dormir tras una gran comida es conocida, de forma técnica, como somnolencia postprandial. En el argot más popular el término más común es modorra.

El cansancio después de comer o somnolencia postprandial es un fenómeno natural que nos provoca sueño tras una ingesta de alimentos abundante. En fechas de grandes comidas, como Navidad, es, según los expertos, bastante normal experimentarla.

¿Por qué me siento cansado después de comer?

Sí, hay una explicación científica a la sensación de debilidad. Según Glucovibes, GPS metabólico digital que extrae de forma objetiva indicadores del cuerpo, esta situación se produce al originarse una disminución de los niveles de energía de nuestro organismo.

Todo esto se acentúa si en el ‘festín’ ha habido hidratos de carbono y grasas en una cantidad notable. Imaginemos un cumpleaños o una fiesta navideña. Son eventos en los que los estos nutrientes suelen ser protagonistas.

Las comidas altas en hidratos de carbono y grasa son las paellas, risottos, lasañas o pastas, y harán que nos sintamos más decaídos. Por el contrario, dietas equilibradas y ricas proteínas disminuirán esta sensación. Por ejemplo, pescados o carnes al horno o a la plancha, vegetales o tubérculos.

Igualmente, la sangre va al tracto gastrointestinal tras terminar de comer, lo que provoca que nuestro cerebro reciba menor cantidad de sangre y aparezca la somnolencia.

¿Se puede evitar sentir sueño después de comer?

A continuación y atendiendo a Glucovibes y otras recomendaciones de expertos, damos las claves para evitar la sensación de fatiga tras una comida copiosa.

  • Ingesta de pescados y verduras. Especialmente, si la comida ha sido rica en grasas, intentar compensar con la cena.
  • No todos los hidratos de carbono aportan lo mismo, así que conviene priorizar. Para ello, antepondremos hidratos de carbono complejos como los tubérculos, frutas, granos enteros, legumbres…
  • Ojo al orden de los alimentos. Es fundamental para que nuestro organismo entienda cómo debe actuar ante la ingesta de cada uno de ellos. Empieza por los vegetales y proteínas y acompáñalos de hidratos de carbono complejos. Reduce todo lo posible la ingesta de alcohol en las comidas.
  • Presta atención al sistema nervioso parasimpático. La llegada de comida al estómago y al intestino delgado activa al sistema nervioso parasimpático e inhibe al sistema nervioso simpático. El balance entre ambos se inclina hacia un tono parasimpático predominante y genera un estado subjetivo de estado de baja energía y deseo de relajarse y descansar, opuesto al estado de “lucha o huye” que induce un alto tono simpático.
  • La modorra no es inmediata. Llega una hora después de comer. En la digestión se liberan hormonas gastrointestinales que regulan el vaciamiento gástrico y provocan un aumento del triptófano en sangre, lo que hace que el cerebro disponga más serotonina y melatonina, neurotransmisores que dan lugar a la somnolencia.
  • No, la edad no tiene que ver. El estado de somnolencia no interfiere de la edad o el sexo. Afecta de la misma manera a los niños, adultos o ancianos. Como ya hemos comentado anteriormente, el desequilibrio de los macronutrientes será el desencadenante de la modorra, por tanto, ni el sexo ni la edad serán factores importantes en esta sensación.
  • El café puede ser tu aliado. La cafeína es un potente estimulante, que se encuentra en el café, té y en el chocolate, y que actúa en el sistema nervioso central. Por tanto, su consumo va a activar de nuevo el sistema nervioso, evitando de alguna manera ese estado de baja energía o modorra.
  • Una pequeña siesta ayuda a reponerse, pero cuidado con su duración. Dormir una pequeña siesta nos aporta energía La modorra o la somnolencia, hace que tengamos muchas ganas de dormir. Por tanto, realizar una siesta de no más de 30 minutos puede ayudar a descansar al cuerpo y despertarse con más energía de la que teníamos después de la comida.

¿Qué se puede comer para no tener sueño?

Para que la comida no produzca sueño, lo mejor es tomar alimentos ligeros, es decir, bajos en grasas e hidratos de carbono, con altos porcentajes de agua y no muy rápido.

En ese sentido, las mencionadas verduras y frutas son beneficiosas y pueden ayudar a saciar y sentir sensación de plenitud, lo que se puede complementar con otros alimentos más calóricos.

Ahora que ya conoces la razón de por qué entra sueño después de comer, es pertinente hacer uso de las recomendaciones anteriores para aliviar el efecto modorra.

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