Salud

Kabuki, un síndrome raro pero reconocible

El doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra de los hospitales Ruber Juan Bravo y Quirónsalud Madrid, describe los orígenes y manifestaciones de esta enfermedad rara que debe su nombre a los rasgos faciales de quienes la padecen

Síndrome de Kabuki. El doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra de los hospitales Ruber y Quirónsalud Madrid, describe los orígenes y manifestaciones de esta enfermedad rara que debe su nombre a los rasgos faciales de quienes la padecen.

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El síndrome de Kabuki es una alteración o trastorno genético que afecta a una de cada 30.000 personas aproximadamente, por lo que puede considerarse una enfermedad rara o poco frecuente, y causa relativamente común de discapacidad intelectual. Fue descrito por primera vez en Japón en 1981, aunque desde entonces se han reconocido casos por todo el mundo. Debe su nombre a los rasgos faciales de quienes lo padecen, que recuerdan a los elaborados maquillajes de los actores del popular teatro japonés.

El doctor Daniel Martín Fernández-Mayoralas, neuropediatra en el Complejo Hospitalario Ruber Juan Bravo de Madrid y en el Hospital Universitario Quirónsalud Madrid, es experto en esta patología. Corresponde a su especialidad, la neuropediatría, realizar el seguimiento de una enfermedad como esta y decidir las primeras pruebas a realizar en cada caso (ecografía renal/abdominal, EEG, interconsulta a cardiología, entre otras) según los síntomas y signos detectados o esperados en cada paciente, de forma individualizada.

Síntomas y diagnóstico

El especialista de Quirónsalud recuerda que este síndrome, que habitualmente se presenta con más gravedad en varones, no se manifiesta de manera uniforme ni en sus síntomas ni en la intensidad de los mismos. Los rasgos más frecuentes son las «características faciales peculiares que se asemejan al maquillaje Kabuki, como son unas largas fisuras palpebrales (las aberturas naturales de los ojos) y eversión de los párpados inferiores (estos se ven como si se les hubiera dado la vuelta y se observa la parte interior, la que está en contacto con el ojo), anomalías esqueléticas, engrosamiento de las yemas de los dedos y talla baja, asociados a discapacidad intelectual».

Se han identificado diversas y múltiples mutaciones en el gen KMT2D en personas con síndrome de Kabuki. A su vez, el gen KDM6A, ligado al cromosoma X, puede ser responsable, aunque con menor frecuencia, de este síndrome. «Existe la posibilidad de realizar el diagnóstico genético en la práctica clínica, a través de una técnica denominada exoma», explica.

Anomalías neurológicas

En cuanto a las anomalías neurológicas que presentan los pacientes del síndrome de Kabuki, el doctor Martín señala la hipotonía y flacidez general del tono muscular, determinada asímismo por la hiperlaxitud articular; las luxaciones o subluxaciones articulares, especialmente en caderas, rótulas y hombros y en pacientes de menor edad; crisis epilépticas leves; y discapacidad intelectual, generalmente en el rango leve a moderado. No obstante, se han publicado informes de individuos con variantes patogénicas en KMT2D o KDM6A que tienen niveles de coeficiente intelectual superiores a 70.

Corresponde a un neuropediatra realizar el seguimiento y decidir las pruebas a realizar en cada caso según los síntomas detectados

La mayoría de las personas con síndrome de Kabuki pueden hablar y caminar adecuadamente; sin embargo, todos los subdominios del lenguaje, incluidos la sintaxis, la morfología, la pragmática y la semántica, pueden verse afectados. En las pruebas neuropsiquiátricas formales, las personas con este trastorno genético tienden a obtener mejores puntuaciones en las áreas de comprensión de vocabulario y de memoria de trabajo, y más bajas en las áreas de razonamiento no verbal y velocidad de procesamiento. 

Las personas con síndrome de Kabuki suelen ser descritas como agradables y extrovertidas. En un subconjunto de individuos afectados existe TDAH (Trastorno por déficit de atención e hiperactividad), pero rara vez se han informado de otros desórdenes como ansiedad o trastornos del espectro autista, de conducta o del sueño.

Rasgos distintivos

Según el doctor Martín Fernández-Mayoralas, es típico en las personas con síndrome de Kabuki que cuenten con yemas fetales, un engrosamiento persistente en los terminales de los dedos de las manos. «Se considera una de las cinco manifestaciones cardinales del síndrome de Kabuki y, por tanto, se encuentra en una gran proporción de las personas afectadas». En materia oftalmológica, es frecuente el estrabismo y la ptosis (caída del párpado). Como resultado de la eversión del párpado inferior, los niños con esta alteración genética pueden mostrar un lagrimeo excesivo que, generalmente, no es un problema importante.

Las manifestaciones otológicas del síndrome de Kabuki representan «una pista de diagnóstico potencialmente útil», dado que la mayor parte de afectados tienen orejas prominentes y en forma de copa: «Los hoyos en el trago y en la región posterior de los pabellones auriculares también son relativamente comunes. La sordera neurosensorial es rara, aunque las otitis medias son comunes y a veces pueden producir pérdida de audición», señala el experto de Quirónsalud.

Otros efectos

A nivel bucodental es característico, en un tercio de los niños afectados, el labio y el paladar hendidos, además de anomalías dentales, que incluyen dientes muy separados e hipodoncia, es decir, la ausencia de algunos incisivos o premolares y la presencia de molares superiores ectópicos. También son frecuentes, en cerca de la mitad de los casos, los efectos cardíacos congénitos, especialmente la coartación de aorta; los problemas gastrointestinales –dificultades para tragar, mala coordinación oromotora, atresia anal, y las genitourinarias, incluyendo criptorquidia (testículo no descendido) en varones.

Las personas con síndrome de Kabuki son más susceptibles de padecer enfermedades autoinmunes, obesidad en la adolescencia, talla baja, telarquia prematura o aparición del botón mamario en la mujer, hiperinsulinismo, insuficiencia suprarrenal, deficiencia combinada de hormona pituitaria, diabetes insípida, deficiencia franca de hormona de crecimiento, hipotiroidismo, disfunción ovárica primaria o pubertad precoz.

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