No es una cuestión de rutina, costumbre o comodidad elegir el momento apropiado para cenar; estudios recientes han señalado que el horario en que se toma la última comida del día está estrechamente relacionado con la salud metabólica, el sueño nocturno o la regulación del peso. Cambiar la cena a una hora temprana puede ser clave para limitar enfermedades crónicas y mejorar la calidad de vida.

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Por qué es importante cenar a una hora concreta

El cuerpo humano tiene un ritmo circadiano que regula muchos de sus procesos fisiológicos, entre los que se encuentra la digestión. Comer tarde altera este ritmo y puede provocar problemas como mala absorción de nutrientes, dificultad para conciliar el sueño, o incluso mayor acumulación de grasa corporal. Sin embargo cuando hay sincronía entre el reloj de las comidas de la persona y el reloj biológico de la persona, el metabolismo funciona mejor.

Cenar temprano favorece el descanso

La relación existente entre la cena y la calidad del sueño es una relación directa. Cenar demasiado tarde obliga al cuerpo a estar todavía activo cuando ya estaría en proceso de reparación. También ocurre que una digestión pesada durante la noche puede dar pie a despertares frecuentes, acidez o malestar, que afectan el descanso profundo. Comer dos o tres horas antes de irse a dormir reduce estos problemas y permite dormir mejor.

El horario ideal para la cena

Un consenso general entre los expertos es que la mejor hora para cenar corresponde al período de tiempo que abarca desde las 19:00 hasta las 20:00 horas. Ese período de tiempo permite que el cuerpo disponga del tiempo suficiente para hacer la digestión y utilizar mejor los nutrientes que le han sido aportados justo antes del sueño, y, por otra parte, cenar en este intervalo horario aumenta la sensibilidad a la insulina, incidido a su vez en un menor riesgo de diabetes tipo 2.

Efectos metabólicos de cenar temprano

Las cenas a horas adelantadas contribuyen a normalizar los niveles de glucosa sanguíneas, aminoran los procesos de inflamación y favorece la quema de grasas por la noche. El organismo inicia antes el ciclo nocturno de ayuno, lo que favorece procesos como son la regeneración celular y el control del hambre. Por el lado contrario, cenar tarde está relacionado con mayor riesgo de presentar obesidad y trastornos digestivos.

Consejos para cenar mejor cada día

Qué alimentos elegir en la cena

El elegir platos que sean casi ligeros y fáciles para ser digeridos es capaz de convertirse en un factor fundamental. Verduras cocidas, proteínas magras como pollo o pescado y grasas saludables en pequeñas porciones representan unas opciones excelentes, evitando comidas copiosas, fritos, azúcares simples o carbohidratos refinados para contribuir en la digestión y del mismo modo en un mejor sueño nocturno.

Cómo adaptar tu rutina al nuevo horario

Adelantar la hora de la cena es una buena estrategia para adaptarse al horario apropiado. La buena planificación de las comidas para practicar la disciplina del día y evitar el picoteo tardío es otra actuación. Establecer una rutina suponga otro aliciente para que el cuerpo mismo se pueda regular debidamente y así se facilite el sueño y el rendimiento al día siguiente.

Establecer unos horarios fijos para cenar entre las 19:00 y las 20:00, puede parecer un pequeño cambio, pero los beneficios a largo plazo son importantes. No se trata únicamente de la digestión o el descanso: también es prevención de enfermedades metabólicas y mejora del bienestar en general.

Por lo tanto, cenar pronto no es una tendencia, sino una manera de entender el bienestar físico que está muy bien respaldado por la ciencia para vivir de forma más adecuada.