Las sardinas de lata llevan consigo un verdadero tesoro nutricional. Más allá de la adecuación y el coste reducido que suponen, esta pequeña conserva de pescado puede ofrecer propiedades saludables muy dignas, convirtiéndose así en una alternativa perfecta para todos aquellos que buscan comer bien sin complicaciones y sin invertir grandes cantidades de dinero. Gracias a su excelente perfil nutricional, las sardinas se configuran como una alternativa saludable, rica y asequible que debería tener un lugar privilegiado en nuestra dieta.

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Por qué las sardinas en lata son un superalimento

Si bien la leche es considerada por muchos como la principal fuente de calcio, las sardinas enlatadas —y aún más si se comen con sus espinas— aportan una mayor cantidad. Así, aportan unos 380 mg de calcio por cada 100 g de sardinas (por su parte, un vaso de leche contiene algo más de 120 mg de calcio) y se han presentado como una excelente opción para fortalecer huesos y dientes. Esta característica convierte a las sardinas en una opción más que interesante para aquellas personas que tienen intolerancia a la lactosa y desean reducir el consumo de lácteos.

Beneficios para el sistema nervioso y muscular

El calcio de las sardinas no solo es excelente para el mantenimiento de una salud ósea sobresaliente. También es importante en clave funciones neuromusculares, como la conducción del impulso entre neuronas o la contracción de las fibras musculares. Por tanto, introducir las sardinas en tus comidas habituales va a ser una excelente opción que favorece el correcto funcionamiento del cuerpo y previene las deficiencias minerales que son habituales.

Omega-3 y sardinas para la salud

Salud cardiovascular reforzada

Las sardinas enlatadas son un fuente excepcional de ácidos grasos omega-3, concretamente EPA y DHA. Estos ácidos grasos omega-3 van a impactar directamente en la disminución del colesterol, la disminución de los triglicéridos y la salud general del corazón. Si están envasadas en aceite de oliva, el efecto protector es máximo, uno de origen marino el otro de origen vegetal.

Apoyo al cerebro y efecto antiinflamatorio

Los omega-3 no solo ejercen su acción sobre el corazón. Además, tienen su propio protagonismo en mantener la salud del cerebro o en disminuir los procesos inflamatorios del cuerpo. Por ello, consumir sardinas de periodicidad puede ayudar a la mejora de la concentración, la protección de la memoria y a luchar contra las alteraciones inflamatorias ya que puede hacerlo de forma natural y sin suplementos.

Sardinas y el control de peso

Las sardinas enlatadas son un alimento rico en proteínas de gran calidad ya que presentan todos los aminoácidos esenciales. Este perfil les confiere ser una de las fuentes perfectamente adecuadas para quienes deseen conseguir o mantener la masa muscular, en contexto de deporte o en contextos de envejecimiento. Resultan digeribles, muy nutritivas y en su formato de conserven también son muy cómodas, lo que de forma que resultan idóneas para cualquier momento de consumo del día.

Saciedad duradera y ayuda en la pérdida de peso

Debido a esta combinación de proteínas, de grasas saludables y a su textura consistente que requiere de un buen tiempo de masticación, las sardinas hacen más prolongada la sensación de saciedad; de esta manera, puede impedirse el abrupto aumento de glucosa y el deseo casi continuo de comer, dos factores muy importantes en cualquier estrategia que pretenda controlar el peso corporal. También, su gran versatilidad permite añadirlas a los desayunos o a las cenas o a los almuerzos, presentes fácilmente en ensaladas, tostadas o platos calientes.

Por tanto, las sardinas enlatadas no son solamente una opción práctica y económica, sino también, podemos considerar como una importante fuente de nutrientes que ayudan a nuestro bienestar general. Incorporarlas a la dieta de manera habitual puede suponer una gran diferencia para su salud, sin esfuerzos ni complicaciones.

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