Las zanahorias son un alimento con un perfil nutricional muy completo, idóneo para incluir en una dieta equilibrada. Con un bajo contenido calórico y una alta concentración de nutrientes esenciales, su consumo habitual fortalece diversos sistemas del cuerpo humano. Comer zanahorias a diario no solo ayuda a mantener una buena salud visual, sino que también potencia funciones vitales como la digestión, la inmunidad y la prevención de enfermedades degenerativas.

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Beneficios nutricionales de las zanahorias

Las zanahorias son un excelente alimento ya que son muy ricas en betacaroteno un pigmento que se transforma de forma natural en el cuerpo en vitamina A, un nutriente que ayuda a mantener la salud ocular; la falta de vitamina A puede llegar a perjudicar los fotorreceptores del ojo que son los que permiten ver. Algunas investigaciones señalan que la ingesta habitual de zanahorias puede ayudar a prevenir este problema, sobre todo en el caso de personas con valores bajos de vitamina A.

La vitamina A, además, contribuye a la correcta defensa del sistema inmunitario y a la regeneración celular, así como resulta importante en el cuidado de la piel y de los tejidos blandos del cuerpo.

Aporte de fibra, potasio y vitamina K1

Esta hortaliza contiene unos 2,7 g de fibra por cada 100 gramos, lo cual resulta beneficioso para regular el tránsito intestinal, controlar los niveles de azúcar en la sangre y mantener la microbiota intestinal en un estado saludable. La fibra soluble predominante, que es la pectina, contribuye además a bajar los niveles de colesterol de nuestro organismo. Dentro de esos componentes, podemos encontrar los carotenoides como el alfa-caroteno, la luteína o el licopeno, que se han convertido en objetivo de estudio por sus efectos antitumorales, ya que sólo la disminución del estrés oxidativo sería suficiente para proteger a nuestras células del daño causado por los radicales libres.

Los poliacetilenos son unos compuestos que están en las zanahorias, y que han cobrado relevancia en los estudios recientes para su acción antitumoral por su capacidad para inhibir a las células cancerígenas como, por ejemplo, en la leucemia. Las antocianinas, presentes en las variedades moradas de este tubérculo, están demostradas que tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias muy destacadas.

Beneficios para las enfermedades cardiovasculares

Debido a su bajo índice glucémico y a su riqueza en antioxidantes, las zanahorias son un alimento muy recomendable en la dieta de las personas que corren el riesgo de padecer enfermedades cardiovasculares. Debido a su capacidad de controlar el colesterol y la presión arterial, si se introducen de forma habitual en la dieta, pueden hacer reducir el riesgo de enfermedades como la hipertensión o la arteriosclerosis.

Zanahorias en la dieta diaria

Ya sea cruda, ya sea cocida, las zanahorias aportan todas sus propiedades por igual. En su versión cocida, se absorben mejor los carotenoides, mientras que en la versión cruda se mantiene inalterada su fibra, ideal para ayudar a seguir un ritmo digestivo correcto. Pueden introducirse fácilmente en ensaladas, en guisos, en cremas o en batidos.

Moderar el consumo para evitar efectos no deseados.

Aunque aporta grandes beneficios, consumirlas en exceso puede provocar efectos no deseados como la hipercarotenemia, que es una condición benigna que deja la piel con tonos amarillos o anaranjados. Por otra parte un exceso de vitamina A puede provocar nauseas, mareos o vómitos. Por tanto, al igual que pasa con otros alimentos, se recomienda un consumo moderado.

Incluir las zanahorias en la alimentación de forma habitual es una forma muy sencilla, natural y eficaz de fortalecer el organismo y prevenir enfermedades. Su versatilidad en la cocina y su perfil nutricional hacen que se trate de un auténtico superalimento.

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