Carolina Punset presentará hoy sus credenciales para liderar Ciudadanos en el Círculo de Bellas Artes en un acto con temática nada inocente: “El nacionalismo y el populismo. Los grandes retos de España y la Unión Europea”. En un momento en el que diversas voces empiezan a alzarse dentro y fuera del partido para cuestionar que Ciudadanos haya optado por obviar las denuncias sobre los excesos del nacionalismo, Punset contará en Madrid con dos de los fundadores del partido que más activamente han denunciado esos excesos: Arcadi Espada y Albert Boadella.

No sólo eso. La eurodiputada de Ciudadanos presentará el debate sobre los riesgos del nacionalismo junto al portavoz de UPyD, Gorka Maneiro, para moderar una mesa en la que además de Boadella y Espada se sentarán el portavoz del PP en el Parlamento vasco, Borja Sémper, la portavoz de UPyD en el Europarlamento, Maite Pagazaurtundua o el ex presidente de Extremadura Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Y al cierre, Cayetana Álvarez de Toledo.

La convocatoria de Punset encendió todas las alarmas en la reunión de la Ejecutiva de Ciudadanos

La eurodiputada no ha confirmado todavía si presentará su candidatura a las primarias que el partido celebrará el próximo 27 de enero para escoger al presidente del partido, un proceso en el que Punset reclama incluir a los cargos intermedios del partido, consciente de las enormes dificultades de batir a Rivera en un tú a tú por el liderazgo de C's. Mientras madura su decisión, el acto que tendrá lugar hoy en Madrid será un buen termómetro de sus expectativas.

La convocatoria y la participación estelar de Punset acompañada por Espada y Boadella encendió todas las alarmas en la reunión de la Ejecutiva de C’s del pasado lunes 14 de noviembre. El partido de Albert Rivera se encuentra inmerso en un giro que señala en dirección exactamente contraria a la de este acto: abandonar la denuncia constante de nacionalismo y su política lingüística. Con ello aspiran a ampliar la base electoral del partido en Cataluña incluyendo en ella a ex votantes más o menos catalanistas de centro-derecha que se sienten huérfanos tras el giro independentista de la ex Convergència. Y dejar de ser identificados en el resto de España como un partido de obediencia catalana y centrado exclusivamente en la lucha contra el nacionalismo.

Críticas al papel de Ciudadanos en Cataluña

El problema para Albert Rivera e Inés Arrimadas, artífices del cambio de registro de Ciudadanos, es que ese giro supone renunciar a los orígenes del partido, la denuncia de los excesos soberanistas, que llevó a C’s de tres diputados a 25 en la Cámara catalana, y no son pocos en la formación los que cuestionan ese abandono de la bandera constitucionalista, que rápidamente ha recuperado el PP catalán de Xavier García Albiol.

Arrimadas insiste ante las críticas en que no ha dejado de ejercer de líder de la oposición criticando el compromiso de Carles Puigdemont con la CUP o su hoja de ruta independentista, pero los críticos ven en la nueva agenda del grupo parlamentario, centrada en las políticas sociales, una renuncia a denunciar políticas como la de inmersión lingüística, que Carolina Punset sí ha denunciado, por ejemplo, en Valencia.

Punset empieza a definir ante la militancia una alternativa clara, por lo menos en términos de discurso político

En este contexto, la operación Millo no hace más que aumentar las dudas sobre la opción escogida por Ciudadanos en Cataluña. La ilusión de convertir al partido en interlocutor de la sociedad civil catalana -especialmente las élites empresariales- con el Gobierno, como en su momento hizo CiU, se desvanece tras la declaración de intenciones de la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, de mantener una presencia casi constante en Cataluña y señalar a Enric Millo como único interlocutor autorizado del Gobierno.

Albert Rivera ha insistido en las últimas semanas en que Ciudadanos “ha de decidir qué quiere ser de mayor”, una reflexión que atañe a la estructura organizativa del partido, pero también a cuál va a ser el espacio al que aspire en la política española de los próximos años. Carolina Punset empieza a definir ante la militancia una alternativa clara, por lo menos en términos de discurso político.