Faltan pocos minutos para las 10 de la mañana. Es sábado 26 de abril de 2025. La delegación española, encabezada por los Reyes, se adentra en la basílica de San Pedro para despedirse del papa Francisco ante su féretro, apenas inclinado, desnudo, simple, sin catafalco. Pero quien tiene que apretar un poco el paso para no quedarse rezagado es Félix Bolaños.
Apura porque se ha entretenido de más con el secretario de Estado de la Santa Sede, con el cardenal Pietro Parolin. Él había recibido a la comitiva española. Ambos se conocen, tienen buena relación, sintonizan, se respetan. Habían estado juntos dos meses atrás, el 25 de febrero, cuando acordaron que la Iglesia formaría parte del proceso de resignificación del Valle de Cuelgamuros. El ministro de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, el hombre en quien Pedro Sánchez delega el diálogo con todas las confesiones religiosas, ya se llevó muy buena impresión de aquella cita en Roma. Parolin, de 70 años, la mano derecha del papa Francisco, el que ha estado conduciendo las riendas de la hábil diplomacia vaticana, es un purpurado "inteligentísimo, muy bien informado", con conocimiento profundo de España y de las carpetas encima de la mesa.
Bolaños ha tenido una relación intensa con Parolin, con quien cerró la participación de la Iglesia en la resignificación de Cuelgamuros. En el Ejecutivo lo consideran un cardenal "inteligentísimo, muy bien informado", era un "candidato de equilibrio"
El 26 de abril, cuando el mundo despide a Francisco en su misa de exequias, el secretario de Estado es también el favorito. El papable con teóricas mejores cartas para suceder a Francisco en el trono de Pedro. También lo cree el Gobierno, que Parolin, su interlocutor habitual en los últimos años en la Santa Sede —primero lo fue de la entonces vicepresidenta, Carmen Calvo, luego de Bolaños—, está muy bien situado. Es un "candidato de equilibrio", bien visto por el sector progresista y no rechazado por la facción más conservadora.
El 8 de mayo, el cardenal que encabeza todas las quinielas es Parolin. Pero a las 18.07, la chimenea que corona la hipnótica Capilla Sixtina comienza a escupir la fumata blanca. Una hora más tarde, el cardenal protodiácono, Dominique Mamberti, anuncia al mundo que 1.400 millones de católicos ya tienen nuevo jefe. "Habemus papam". No es Parolin, no es ninguno de los papables italianos —ni Matteo Zuppi, ni Pierbattista Pizzaballa—, tampoco ninguno de los cardenales españoles que se habían colado en las apuestas de último minuto (ni Cristóbal López Romero, ni Ángel Fernández Artime). Es Robert Francis Prevost. Estadounidense con nacionalidad también peruana, de 69 años. Él es el nuevo Pontífice. León XIV.
Un Papa misionero que continuará con el legado de Francisco. Es la lectura que automáticamente hace la Moncloa. El Gobierno respira aliviado. Quería un sucesor que continuara avanzando en la línea de Jorge Mario Bergoglio con el que mantener, también, las buenas relaciones de todos estos últimos años. León XIV es catalogado como progresista, como un hombre de la confianza de Francisco, que en 2023 le nombró prefecto para el Dicasterio de los Obispos y, en ese mismo año, le creó después cardenal. Bolaños, desde la Moncloa, asegura que el Gobierno le garantiza una relación de "lealtad, acuerdos y diálogo".
Serán ellos los que expliquen cualquier detalle sobre el cónclave, pero sí hay algunos cardenales españoles que están muy contentos con el nombramiento de León XIV", señala ufano el ministro
El ministro conoce a los cinco cardenales electores españoles, y de hecho acompañó a dos de ellos —al madrileño José Cobo y al asturiano Ángel Fernández Artime— al consistorio que les creó cardenales en septiembre de 2023. Con ellos había conversado en los días previos al cónclave. Había intercambiado impresiones. Había bromeado con ellos y les había preguntado si, además del Espíritu Santo, ellos estaban haciendo también "su trabajo". Su labor de networking para elegir al nuevo Pontífice.
—También, también —le respondió uno de ellos.
Este jueves por la noche, con León XIV a cargo del ministerio petrino como el Papa número 267 de la Iglesia católica, Bolaños vuelve a hablar con los purpurados españoles.
—Serán ellos los que expliquen, si así lo desean, cualquier detalle sobre el desarrollo del cónclave. Yo simplemente les digo que desde luego hay algunos cardenales españoles que están muy contentos con el nombramiento del papa León XIV —confiesa ufano Bolaños este viernes a la prensa desde el decimonónico palacio de Parcent, una de las sedes del Ministerio de Justicia.
El Gobierno se muestra prudente, pero a la vez esperanzado con el nuevo Pontífice. Cree que sus primeras palabras, en la logia de la basílica de San Pedro, en las que recordó con cariño a Francisco, en las que pidió "construir puentes con el diálogo con el encuentro", en las que enfatizó la necesidad de la paz, de una "paz desarmante", en las que se acordó de su diócesis de Chiclayo en Perú, casan con la herencia de su antecesor y conectan con la política defendida por Sánchez. "Dicen con mucha claridad cuál es el camino que quiere recorrer", con "absoluto respeto y con absoluta lealtad al legado de Francisco —expresa Bolaños ante los periodistas—. Como todo en la vida, la biografía también es ideología, y desde luego que tengamos un Papa que ha sido misionero en Perú, que nació en EEUU pero que decidió irse a una de las zonas más pobres de Iberoamérica, a Perú, a trabajar como misionero durante muchos años de su vida, nos dice algo de la persona de León XIV. De su carácter sin duda solidario, cercano a los que sufren, a los que no tienen nada, y por tanto este Gobierno celebra mucho que esta sea la característica principal del papa León XIV".
Una relación fértil
El ministro vuelve a tender la mano hacia Roma. "Vamos a estar muy atentos a ese trabajo compartido que desde el Gobierno de España tenemos siempre con la Iglesia para los asuntos que han llevado a diferentes acuerdos en los últimos años", recalca.
El Gabinete de Sánchez resolvió ya la salida de Franco del Valle de los Caídos, las inmatriculaciones irregulares o los privilegios fiscales de la Iglesia
Y es que la relación ha sido fértil con el Vaticano en estos años. Calvo buscó primero la alianza con la Santa Sede para que ayudara a la exhumación de Francisco Franco de Cuelgamuros —antes, Valle de los Caídos— y para rebajar las fricciones con el Gobierno progresista, para que no se repitiera el choque que los obispos españoles mantuvieron con el Ejecutivo de José Luis Rodríguez Zapatero. Bolaños sustituyó a la dirigente cordobesa en el Ministerio de la Presidencia en julio de 2021 y desde entonces asumió él la interlocución con Roma. Y también se siguieron trenzando acuerdos. En enero de 2022, la Iglesia reconoció que un millar de inmuebles que tenía inmatriculados en realidad no eran de su propiedad, porque pertenecían a un tercero o porque no le constaba su titularidad sobre el mismo. Un millar de los cerca de 35.000 que registró aprovechando una reforma de 1998 de José María Aznar. En marzo de 2023, el Ejecutivo acordó con la Nunciatura Apostólica la renuncia, por parte de la Iglesia, a dos privilegios fiscales: es decir, que a partir de entonces pagaría dos gravámenes por los que estaba exenta, el Impuesto sobre Construcciones, Instalaciones y Obras (ICIO) y el de Contribuciones Especiales. Es decir, que su régimen tributario se armonizó con el previsto para las entidades sin ánimo de lucro, como las ONG. Y el pasado febrero, Bolaños cerró con Parolin la participación de la Iglesia en la resignificación de Cuelgamuros.
"Lo único que nos queda por desatascar ahora mismo es el tema de los abusos a menores", señalan desde el corazón del Ejecutivo. Sánchez ya lo abordó con Francisco en su última reunión, en octubre de 2024. La Moncloa ha venido tropezando no con el Vaticano, porque el anterior Papa mantuvo su línea de tolerancia cero con las acusaciones de pederastia hasta el final, sino con los prelados españoles, más esquivos a la hora de colaborar con el Estado para asegurar las reparaciones a las víctimas. Ahora, el Gobierno no descarta tener que recurrir de nuevo a la ayuda de la Santa Sede. "No sería la primera vez que puenteamos a la Iglesia española acudiendo a Roma", abundan.
Además de las audiencias públicas con Sánchez, Díaz o Bolaños, había otro miembro del Ejecutivo con una relación personal estrecha con Francisco: la ministra de Defensa, Margarita Robles
Se pregunte a quien se pregunte, la respuesta es un rotundo sí. Las relaciones con el Vaticano han sido hasta ahora muy buenas, dicen todos, en la Moncloa y en los ministerios, en PSOE y en Sumar. Fluidas. Sánchez se vio con Francisco dos veces (2020 y 2024); la vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, otras dos (2021 y 2024). Bolaños, hasta cinco. Pero a esas audiencias públicas hay que sumar la relación personal y estrecha que mantenía otra ministra, la de Defensa, Margarita Robles, con el Papa. Ella le llegó a visitar en Casa Santa Marta, la residencia que Francisco eligió —en lugar del Palacio Apostólico— durante sus 12 años al frente de los católicos, de manera privada. Sin cámaras.
Más clásico en las formas
Prevost aún está por descubrir, pero aunque su carácter sea distinto al de su antecesor, en la Moncloa creen (y defienden) que su labor no diferirá demasiado. Y eso que en algunos primeros gestos sí se ha distanciado de él, como su aparición en el balcón de San Pedro con los paramentos tradicionales papales (la muceta roja, el roquete, la estola bordada y la cruz dorada). "No sabemos si ejercerá un ascendente sobre Donald Trump [cuya política migratoria sí ha condenado como cardenal], pero su figura es muy interesante en este contexto internacional. Será continuador de Francisco, aunque lógicamente la personalidad de Bergoglio es irrepetible. Menos convencional y menos apegado al oropel que él es imposible", sancionan en el Ejecutivo.
Será continuador de Francisco, aunque lógicamente la personalidad de Bergoglio es irrepetible. Menos convencional y menos apegado al oropel que él es imposible", apuntan en la Moncloa
"Este Papa está bien y Parolin se ha quedado muy frustrado. León XIV es más clásico, es verdad, pero seguirá la línea de Francisco en lo importante", valora una dirigente socialista que conoce la curia romana. De "magnífica noticia" habló Yolanda Díaz. Prevost representa los valores que se necesitan en un momento de "incertidumbre y puesta en cuestión de los derechos humanos". "Deseo que León XIV —agregó— siga representando la tarea de embajador del trabajo decente [que a su juicio ejercía Bergoglio], y que demos mucha esperanza a la ciudadanía en momentos turbulentos en el que tenemos a Trump, a [Javier] Milei, a la extrema derecha, a la incitación al odio y a las guerras". Prevost recibirá invitación para visitar España ya como jefe de la Iglesia. Francisco quiso ir a Canarias, para ver de cerca el drama de los inmigrantes, pero su enfermedad y su fallecimiento lo hicieron imposible.
Digamos que el Gobierno tiene buenas vibras con León XIV. Les parece buena señal, por cierto, el nombre papal que se ha impuesto, porque remite al Pontífice del último cuarto del siglo XIX, León XIII, el que con la encíclica Rerum novarum (1891) impulsó la doctrina social de la Iglesia y se preocupó por las condiciones de los obreros que trabajaban a destajo en las fábricas, aunque combatió también el marxismo. Así que "dentro de lo que hay, es progresista, para lo que se puede llamar progresista en la Iglesia", resuelven.
Convencen los primeros pasos del nuevo Pontífice: su nombre, sus palabras, que haya confirmado por ahora a los cargos de la curia. La vicepresidenta Díaz considera su elección una "magnífica noticia"
Esperan en la Moncloa que Prevost no introduzca demasiados cambios de equipo. Por el momento, el nuevo Pontífice ha confirmado por ahora a los cargos de la curia romana, pero se da un tiempo para "reflexionar, rezar y debatir" eventuales relevos. "Todo el círculo de Francisco está tranquilo. Puede que hasta Parolin siga de secretario de Estado", apuntan fuentes próximas a Sánchez.
El domingo 18 de mayo, a las 10 horas, San Pedro acogerá la misa de inicio de pontificado, en la que León XIV recibirá el anillo del pescador y el palio, símbolos del poder papal. Y vuelve la misma pregunta que planeó sobre el funeral de Estado: ¿acudirá Sánchez? La Moncloa asegura que no tiene la respuesta: "Tranquilidad. La próxima semana anunciaremos quién compone la comitiva". En 2013, con la entronización de Francisco, viajaron los entonces príncipes Felipe y Letizia, el presidente Mariano Rajoy y su esposa, y los ministros de Exteriores, Justicia e Interior. En 2005, con la ceremonia de apertura de Benedicto XVI, Zapatero, que sí había estado presente en la despedida de Juan Pablo II, se borró de la foto: la delegación la conformaban los Reyes y los titulares de Exteriores, Justicia y Defensa, además de Rajoy —como líder de la oposición—, Ángel Acebes y Eduardo Zaplana, entonces secretario general y portavoz parlamentario del PP.
La Moncloa comunicará la próxima semana quién compondrá la delegación que acuda a la misa de inicio de pontificado del nuevo Papa: será el 18 de mayo en San Pedro. ¿Irá Sánchez? No hay respuesta aún
Casi podría apostarse, de entrada, que Bolaños volverá a Roma. Y quizá se encuentre de nuevo con Parolin. El hombre al que muchos veían como posible sucesor de Francisco, también en el Gobierno, y que volvió a cumplir una regla no escrita: entró Papa al cónclave, salió cardenal.
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