No habrá un remedo del "Luis, sé fuerte". Es lo que al menos sostiene la Moncloa, que no habrá mensajes cruzados con José Luis Ábalos que "comprometan en nada" al presidente. Y menos aún, añaden, desde que estalló el caso Koldo, en febrero de 2024. Por eso en el equipo de Pedro Sánchez manifiestan que está "muy tranquilo", a salvo de cualquier incriminación, porque "no ha cometido delito alguno", ni ha caído, afirman, en ninguna imprudencia.
La revelación por entregas de los wasaps que el jefe del Ejecutivo intercambió con quien era su mano derecha en el partido y en el Gabinete, fechados entre 2020 y 2023, está provocando una auténtica marejada política, en el PSOE y extramuros del PSOE. El contenido, recordaba este martes la portavoz del Gobierno, Pilar Alegría, es "absolutamente intrascendente", por cuanto deja al descubierto relaciones personales malas que ya se conocían —como la de Sánchez con algunos de sus barones, caso de Emiliano García-Page y Javier Lambán—, operaciones orgánicas —como los movimientos dirigidos desde Ferraz para descabalgar de la jefatura de los socialistas andaluces a Susana Díaz después de que ella perdiera la Junta—, comentarios sobre ministros —Margarita Robles, la titular de Defensa—, las tensiones con Podemos y su entonces líder, Pablo Iglesias. Y los chats también desnudan, claro, el diálogo primero fecundo y de mucha confianza del presidente con Ábalos y luego de mayor frialdad desde su caída, en julio de 2021, y posteriormente de progresiva mejora.
Las conversaciones filtradas radiografían la trastienda de la política, el carácter de Sánchez, su estilo de mando, pero hasta el momento no apuntan a ninguna actividad delictiva
Las conversaciones filtradas radiografían, pues, la trastienda de la política, el carácter del líder, su estilo de mando. Pero, al menos hasta ahora, los mensajes conocidos y publicados por el diario El Mundo desde el pasado domingo no apuntan a ninguna actividad delictiva o que Sánchez pudiera estar encubriendo.
Hay una frontera temporal especialmente conflictiva. El miércoles 21 de febrero de 2024, Koldo García, asesor de Ábalos cuando era ministro de Transportes, fue detenido por la Guardia Civil por presunta corrupción en la compraventa de material sanitario en los peores momentos de la pandemia. Tras unas horas de zozobra, Ferraz decidió actuar y empezó a presionar al exsecretario de Organización del partido para que dejara su escaño. No lo hizo. Se resistió durante ese fin de semana, pese a que incluso su sucesor en el cargo orgánico, Santos Cerdán, se lo exigió en persona. El lunes 26, la dirección le reclamó oficialmente su acta y le conminó a su renuncia en el plazo de 24 horas. No lo hizo. El martes 27, el extitular de Transportes solemnizó su rebeldía: no abandonó su acta en la Cámara baja —había concurrido como número dos por Valencia en las elecciones generales del 23 de julio de 2023— y se marchó al Grupo Mixto. Automáticamente, Ferraz le abrió expediente y le suspendió de militancia. Desde entonces, su expulsión del PSOE no se ha consumado porque su caso sigue abierto en la comisión federal de ética y garantías, el tribunal interno del partido.
El PSOE pidió a Ábalos su escaño, pero este se resistió y el 27 de febrero de 2024, menos de una semana después del estallido del 'caso Koldo', fue suspendido de militancia tras no dejar su acta e irse al Mixto
La secuenciación de aquellos días de vértigo es relevante. Por la ruptura total de puentes que decidieron Ferraz y el presidente con Ábalos. El rotativo de Unidad Editorial no ha publicado, al menos hasta el momento, ningún mensaje entre el líder socialista y el exministro de aquellas semanas de febrero. Tampoco posteriores. Los últimos de los que ha informado son de finales de julio de 2023, tras las últimas generales, cuando Sánchez le mostró su aprecio personal —"La verdad es que he echado de menos muchas veces trabajar contigo. Siempre he valorado mucho tu criterio político. También tu amistad. En fin. Te mando un abrazo"— y cuando el exjefe de Organización le trasladaba una oferta de "Alexis Marí, ex de Ciudadanos" para acercarse a Junts, el partido que ya entonces se sabía que sería clave para una nueva investidura.
No como aquel "Luis, sé fuerte"
Esos últimos wasaps muestran que la relación entre ambos, que se había roto en julio de 2021, cuando Sánchez decidió su salida del Ejecutivo y de la cúpula del PSOE —por razones que jamás llegó a concretar, más allá de la necesidad de un relevo de caras pasado lo peor de la pandemia—, se había recuperado. A trompicones, pero recuperado.
"Estamos seguros de que el presidente no tiene ningún mensaje que le comprometa en nada. Porque si de algo estamos seguros es de que no sabíamos nada" de las actividades presuntamente corruptas de Ábalos, sentencian en la Moncloa. Es decir, que después del estallido del caso Koldo, en febrero de 2024, la comunicación se cortó de raíz y, por tanto, no será posible encontrar mensajes de apoyo de Sánchez hacia su exministro, del estilo del que el expresidente Mariano Rajoy mandó al extesorero del PP Luis Bárcenas cuando ya había trascendido que ocultaba millones de euros en Suiza. "No habrá un José Luis, sé fuerte. Ni de coña", señalan en la Moncloa.
Estamos seguros de que el presidente no tiene ningún mensaje que le comprometa en nada. Porque si de algo estamos seguros es de que no sabíamos nada" de las actividades presuntamente corruptas de Ábalos, sentencian en la Moncloa
Es más, en el equipo del presidente insisten en que lógicamente incluso antes de esa fecha no había consciencia de ningún comportamiento presuntamente delictivo por parte de Ábalos, "como demuestran esos mensajes". En noviembre de 2021, el presidente le envió un wasap a su exministro para solidarizarse con él por los "infundios" que en esos días estaba publicando el digital The Objective, que daba detalles de la vida disoluta del exministro y de los abultados gastos que cargaba a Ferraz. "Precisamente porque no se sabía nada se mantiene la relación con él", alegan en la Moncloa, donde recuerdan que esa recuperación de la confianza ya se había contado en aquellos meses de 2022 y 2023, que su relación, antes y después de su cese, era "pública y notoria", y de hecho el presidente quiso que repitiera en las listas de las generales. "Lo que prueba es que el Gobierno no se podía ni imaginar lo que se estaba investigando en los tribunales", añaden.
El Ejecutivo está dispuesto a dar la batalla en los tribunales, tal y como anunció en rueda de prensa este martes el titular de la Presidencia, Justicia y Relaciones con las Cortes, Félix Bolaños. Pero entiende que primero ha de dar el paso la propia Justicia —bien la Audiencia Nacional, bien el Supremo, los que están instruyendo el caso Koldo— y abrir de oficio una pieza separada para investigar qué ocurrió. Si pasado un tiempo "razonable" los jueces no actúan, entonces el Ejecutivo iniciará las "acciones legales pertinentes". "Queremos llegar hasta el final, queremos conocer todo de la filtración, quién ha sido, por qué ha sido y qué otros mensajes privados que nada tienen que ver con la causa judicial están en poder de personas capaces de cometer delitos para que sean públicos esos mensajes privados del presidente del Gobierno", aseguró el ministro.
El Ejecutivo no quiere "especular" sobre el origen de las filtraciones, aunque no señala a Ábalos. Reclama que se indague: si no se abre de oficio una investigación, iniciará las "acciones legales pertinentes" para llegar "hasta el final"
A su lado, la portavoz, Pilar Alegría, incidió en la "gravedad" de lo ocurrido, la razón por la que la Moncloa siente que no pueden pasarlo por alto. Y cargó contra la "oposición de casquería" a la que, a su juicio, se ha entregado el PP. "No hay límites para los ataques a Pedro Sánchez. Ni su privacidad se respeta —completó Bolaños—. Esta vulneración de la privacidad del presidente del Gobierno, que no prejuzgamos quién ha podido cometerla, desde luego puede ser un comportamiento delictivo".
La pregunta, para la Moncloa, es "cuál es el límite"
Pero no tiene la misma entidad judicial que el secreto lo hubiera revelado un funcionario, que está obligado a respetarlo, a que lo hubiera hecho el propio Ábalos, que puede disponer de sus comunicaciones. El exministro, tras hacer llegar el lunes una primera versión en la que negaba tener nada que ver, este martes pasó a sembrar la duda, a no desmentir nada, para que sean ahora "otros" los que estén "nerviosos", tal y como indicó a El Independiente. En la Moncloa y en el PSOE aseguran no tener "indicios" de que el exresponsable de Organización fue el que facilitó esos chats. Y niegan la posibilidad de un chantaje, porque él es consciente, señalan, de que el Ejecutivo ni puede hacer ni va a hacer nada para ayudarle judicialmente. Poca influencia tiene Sánchez en los jueces, razonaron, cuando tiene a su hermano, David, y a su esposa, Begoña Gómez, lidiando en los juzgados para defender su inocencia tras haber sido imputados por varios delitos relacionados con la corrupción. Por el momento, por tanto, el Ejecutivo no quiere "especular" sobre el origen de las filtraciones.
En la Moncloa recalcan que no cabe el chantaje de Ábalos porque es consciente de que el Sánchez no va a hacer ni puede hacer nada para ayudarle judicialmente
En la Moncloa subrayan que los mensajes pueden tener interés periodístico, pero no trascendencia política. "Es el ¡Hola!", resume un ministro, visiblemente molesto. La cadena de wasaps no sitúa al presidente ante ninguna "dificultad" y se han asumido "con deportividad". La pregunta, a su juicio, es "cuál es el límite", si es lícito publicar comunicaciones privadas del jefe del Ejecutivo que no están judicializadas.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz, arropó a Sánchez: "No valoro conversaciones privadas. Y le digo más: me parece gravísimo lo que estamos viendo sobre una causa judicial y espero que se adopten las responsabilidades jurídicas pertinentes", declaró la titular de Trabajo y jefa de los ministros de Sumar en la coalición. "Soy clara. En mi ejercicio profesional como abogada, lo que estamos viendo aquí no puede suceder", zanjó desde Bruselas, informa EFE.
Robles, a quien el presidente llamó en tono de broma "pájara" en 2020, dice no sentirse dolida ni falta de apoyo. "¿Hace siete años que formo parte del Gobierno y la supuesta conversación de hace cuatro o cinco años. Juzguen ustedes", contesta a la prensa
La ministra Robles, a quien Sánchez llamó jocosamente "pájara" en un mensaje con Ábalos en 2020 —por su defensa del Ejército—, evitó también entrar al trapo y dijo no sentirse dolida. "¿Cómo no voy a sentirme respaldada por el presidente? ¿No me ven aquí? Hace siete años que formo parte del Gobierno y la supuesta conversación es de hace cuatro o cinco años. Juzguen ustedes", respondió a los periodistas a su llegada a la Feria Internacional de Defensa (FEINDEF), en Madrid. Ella se aferró en todo momento a que lo divulgado son "conversaciones privadas". Punto. En la Moncloa aseguraron incluso que el café previo a la reunión del Consejo de Ministros de este martes discurrió con buen rollo. Sin problemas. El ambiente, ilustró la propia Alegría, fue el de una reunión "absolutamente ordinaria", con el "buen clima" que es "habitual".
El presidente de Asturias, el socialista Adrián Barbón, verbalizó este martes en un foro celebrado en Santiago una pregunta que en las últimas horas recorre el PSOE: el impacto político que tendrán estas revelaciones. "No tengo muy claro si esto quita o da votos". Y también dejó otra frase muy repetida en el partido: "Como abran el wasap de muchos de los que estamos aquí a ver quién es el guapo que resiste". Los socialistas ahora están al albur de las filtraciones, sin poder controlar la agenda, y eso ya en sí mismo una avería importante. Pero esperan que lo que se siga publicando no sea más que lo visto estos últimos días: políticamente, "intrascendente".
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