"Lo mismo entra Papa y sale cardenal", le espetó el pasado miércoles Pedro Sánchez a Alberto Núñez Feijóo en plena refriega parlamentaria por los wasap que intercambió el presidente del Gobierno con José Luis Ábalos. Y calificó de "averiado" el liderazgo del gallego. Esa fue la línea de defensa escogida por Moncloa, intentado poner el foco en la cita congresual de los populares para los días 5 y 6 de julio y a sabiendas de que nadie le discute internamente a Feijóo el puesto de capitán, al tiempo que legitiman su aspiración a optar de nuevo a la jefatura del Gobierno "rearmando" el partido y el proyecto para la batalla total.
Tras ocho años sin debatir ni un solo papel, ni una sola ponencia, más allá de ir renovando liderazgos de una forma casi agónica, Feijoo ha decidido convertir ese congreso en la clave de bóveda del PP con el que confeccionar el programa de las siguientes elecciones. De ahí que se trate de un sólo documento político que aúne todos los temas y cuya elección de ponentes, que se revelarán este lunes en la reunión de la Junta Directiva Nacional, dará muchas pistas respecto al tono y contenido del texto.
Apreturas del calendario electoral
"El debate no era congreso sí o congreso no, sino elegir el momento", explican en Génova. En todo caso, debate no hubo mucho más allá de los límites del sanedrín gallego que asiste a Feijóo con alguna consulta externa muy discreta. El calendario electoral de las autonómicas en Castilla y León, primero, y después, en Andalucía, les dejó sin margen en 2026 para agotar el periodo de cuatro años entre congreso y congreso, aducen en Génova. Eso y otros síntomas no menores como la confirmación de una segunda prórroga presupuestaria sin llevar siquiera las Cuentas a la Cámara; los apoyos parlamentarios cada vez "más mermados" de Sánchez o la situación judicial. Por ello era necesario, "electoralizar el partido lo antes posible porque no nos fiamos de Sánchez".
Además, recuerdan, este mes de julio se llegará al ecuador de la legislatura y dudan mucho que el inquilino de la Moncloa piense "que le irá mejor mañana que hoy". No existe sin embargo, unidad de criterio entre los principales dirigentes del PP respecto a cuándo puede convocar Sánchez a las urnas, más allá de estar preparados para cualquier eventualidad. Desde los que creen que la situación es "insostenible" a los que mantienen que el socialista no puede arriesgarse a perder el poder justo cuando la justicia más le acorrala a él y a su entorno.
Los deberes pendientes
El XXI congreso popular "no va a interferir ni con el Parlamento ni con las elecciones" ya previstas. Se celebrará una vez pase el periodo de sesiones, aunque cada vez es más frecuente la celebración de plenos extraordinarios en julio, sobre todo si hay que convalidar algún decreto gubernamental. Una vez resuelto el cónclave se abordarán los congresos regionales de Alfonso Fernández Mañueco y de Juanma Moreno y, ya de paso, se buscará una salida para el valenciano Carlos Mazón, cuyo futuro está sujeto a todo tipo de especulaciones.
El segundo movimiento de Feijóo tras convocar el congreso tiene un enorme significado político. El pasado jueves, día de San Isidro, Génova adelantó el nombre de la persona escogida para presidir la comisión organizadora de la cita, esto es, Alfonso Serrano, mano derecha e izquierda de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso. Todo un guiño de reconocimiento a la todopoderosa baronesa popular. Más allá de un juego de equilibrios territoriales, esta designación demuestra la actual sintonía del eje Génova 13 con la Puerta del Sol. De hecho, no ocultan la comunicación estratégica que existe entre los equipos de ambos dirigentes. Si Ayuso llega a aspirar a serlo todo en la política nacional, parece decidido que éste no es el momento, y apoya a su jefe de filas.
La intención inicial es "no anticipar movimientos. Feijóo protege sus decisiones y anuncios"
No significa que Feijóo no vaya a tener detalles con otros barones autonómicos, sobre todo con el andaluz, dado que preside la delegación más potente del partido y gobierna en la comunidad más poblada de España, la misma que sienta nada menos que 61 diputados en la Cámara Baja. Cada decisión estará muy medida. La intención inicial es "no anticipar movimientos. Feijóo protege sus decisiones y anuncios", advierten los medios consultados ante la posibilidad de mantener en secreto hasta el final los nombres que constituirán su nuevo equipo. Sin embargo, una tradición no escrita apunta a que, de entre todos los miembros del comité ejecutivo nacional, hay un cargo que se suele publicitar por adelantado, esto es, el de la persona que asumirá la secretaría general, que ahora ostenta Cuca Gamarra.
El PP un hervidero de rumores respecto a quién se queda y quién sale de la dirección nacional, quién está en alza y quién en baja y qué pasará con las portavocías parlamentarias. Un congreso lo abre todo en canal. Los nombres de Ester Muñoz y de Camen Fúnez toman impulso. El futuro de otros dirigentes no deja de ser una incógnita. Feijóo montó un primer equipo en 2022 muy sujeto a las exigencias de aquellos que le habían llevado en volandas a la presidencia del partido y sin querer ir tampoco a un proceso de ruptura con lo anterior. En 2023, con unos sondeos que apuntaban a la desafección del voto femenino y de los jóvenes, amplió la ejecutiva. Muchos de esos nombres siguen siendo unos desconocidos, "pero los ciudadanos tampoco saben quiénes son la mayoría de los ministros de Sánchez", replican los populares.
El Gobierno en la sombra
La idea es hacer ese gobierno "en la sombra" que incorpore también algún independiente, pero en el PP se muestran cautos al respecto. Primero "porque nadie deja su actividad profesional privada para fichar por un partido que está en la oposición. Otra cosa es que colaboren, que hagan papeles o asesoren, pero pocos se atreven a dar ese salto, teniendo en cuenta, además, lo impopular que es meterse en política". Vade retro. Y dos, "porque lo de los independientes no suele salir bien. El único fichaje que fue un auténtico acierto fue el de Josep Piqué" cuya capacidad de análisis y brillantez muchos siguen echando de menos.
Por otro lado, Feijóo ha abierto un debate en torno al peculiar sistema de primarias a doble vuelta que tiene el partido, instaurado en 2018, con el resultado por todos sabido. La ex vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría ganó en voto popular a Pablo Casado, gracias sobre todo a Andalucía, con una ventaja de poco más de 1.500 papeletas (21.513 frente a 19.967) y 2,7 puntos más que su adversario (36,9 frente a 34,2). Pero las tornas cambiaron con los compromisarios, cuando la balanza se inclinó a favor de Casado, con 1.701 votos (58%) frente a los 1.250 de Santamaría (42%).
Feijóo apostó en 2028 por Casado frente a la ganadora de la primera vuelta: Sáenz de Santamaría
No deja de se paradójico que Feijóo hablara esta semana de "nudo gordiano" a la hora de referirse a dicha disparidad, cuando él y su delegación apostaron en primera vuelta por María Dolores de Copedal y en segunda por Casado y no por Santamaría. De fondo planeó la sospecha de que la ex vicepresidenta estuvo tras la divulgación de las imágenes de Feijóo con el narco Marcial Dorado. El líder del PP ha hablado de "democratización" del partido, lo que apuntaría a una sola consulta a las bases, pero también se especula con todo lo contrario, volver al voto único de los delegados. Ya se verá.
Durante la reunión de su comité ejecutivo el pasado lunes, cuando anunció su intención de convocar el congreso, cosa que, formalmente, no pasará hasta mañana, explicó a puerta cerrada que "hay dos formas de ser impuntuales; una es llegar antes, otra llegar después". Feijóo espera con esta decisión, haber llegado a tiempo.
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