El atentado contra Miguel Uribe Turbay conmociona a Colombia y reabre el temor a la violencia política

El senador colombiano Miguel Uribe Turbay, de 39 años, se encuentra en estado crítico tras ser víctima de un atentado a tiros durante un acto de campaña en el barrio de Modelia, en el oeste de Bogotá. El ataque, perpetrado este sábado por un menor de 15 años que fue detenido en el lugar, ha provocado una oleada de repulsa nacional e internacional y ha reavivado en el país el fantasma de la violencia política que marcó las elecciones presidenciales de finales del siglo XX.

Uribe Turbay, uno de los aspirantes presidenciales del partido uribista Centro Democrático para las elecciones de 2026 y el senador más votado en los comicios de 2022, fue trasladado inicialmente a la Clínica Medicentro y posteriormente a la Fundación Santa Fe, uno de los centros médicos más prestigiosos del país.

Según el comunicado oficial del director médico de la Fundación Santa Fe, Uribe Turbay ingresó "en estado crítico" a las 20:30 horas del sábado 7 de junio. El documento detalla que fue "atendido de manera prioritaria" y que "en este momento se encuentra en procedimiento neuroquirúrgico y vascular periférico". Su esposa, María Claudia Tarazona, ha informado que ha salido con vida de la cirugía, pero su estado sigue siendo reservado.

En las últimas horas, simpatizantes del senador se congregaron frente a la clínica para participar en una vigilia de oración por su recuperación. Entre los presentes se encontraba la también precandidata del Centro Democrático Paloma Valencia, quien calificó el atentado como un hecho sin precedentes en décadas: "Este es un momento terrible. No pasaba en Colombia hace tres décadas. Debemos estar unidos y defender nuestra democracia", escribió en su cuenta de X.

Muy crítico con Petro

Uribe Turbay es hijo de la periodista Diana Turbay, secuestrada y asesinada en 1991 por sicarios al servicio de Pablo Escobar, y nieto del expresidente Julio César Turbay (1978–1982). De línea conservadora y férreo opositor del actual presidente Gustavo Petro, ha criticado con dureza la política de seguridad del Gobierno y su intento de convocar una consulta popular por decreto para aprobar la reforma laboral, rechazada en el Senado.

En una alocución al país, el presidente Petro condenó el atentado y prometió una investigación exhaustiva: "Todos los protocolos de inteligencia deben concentrarse en identificar al autor intelectual del ataque. He ordenado que se investigue también a la escolta del senador, pues pudo haber fallos de seguridad". Aunque recordó las diferencias políticas con Uribe Turbay, enfatizó que "el deber del Estado es proteger la vida de todos sus opositores".

Un niño sicario

La Fiscalía confirmó que el atacante es un adolescente de 15 años, capturado en el lugar con el arma en la mano. Las circunstancias que rodean el atentado, así como las posibles motivaciones y autores intelectuales, están bajo investigación.

Desde la comunidad internacional –Venezuela, Estados Unidos, Europa– llegaron muestras de rechazo. El embajador de la Unión Europea en Colombia, Gilles Bertrand, expresó su "repudio absoluto" al ataque y pidió reforzar la protección de todos los precandidatos. "La violencia es enemiga mortal de la democracia", advirtió.

Ecos de los violentos años 90

El atentado ha despertado inquietudes históricas. Analistas y figuras políticas han recordado que Colombia vivió una de sus épocas más oscuras de violencia política en las elecciones presidenciales de 1990, cuando fueron asesinados los candidatos Jaime Pardo Leal, Luis Carlos Galán, Bernardo Jaramillo y Carlos Pizarro. El eco de aquellos años ha vuelto con fuerza tras el ataque a Uribe Turbay, que para muchos simboliza una amenaza directa al ejercicio democrático.

Para este domingo, seguidores del senador han convocado una "gran jornada de oración” y una manifestación pacífica con camisetas blancas frente a la Fundación Santa Fe. Mientras tanto, el país permanece a la espera del próximo parte médico y de avances en la investigación, con el temor de que el episodio marque un punto de inflexión en la ya polarizada contienda presidencial.