"La política estadounidense sobre el Sáhara Occidental debería volver a sus orígenes de 1991, apoyando un referéndum para que los saharauis decidan su propio futuro". Fue el dardo que lanzó en mayo John Bolton, suscitando rápidamente el rechazo de Marruecos. Quien fuera asesor de seguridad nacional de Donald Trump defiende un retorno a la legalidad internacional en el conflicto de la ex colonia española, ocupada desde 1975 por Marruecos.

En una entrevista con El Independiente, Bolton defiende al Frente Polisario como representante del pueblo saharaui y considera condenado al fracaso el intento de Rabat de lograr su designación como "grupo terrorista" en EEUU. "Nunca sucumbieron al radicalismo que se extendió por Oriente Medio tras la Revolución Islámica de Irán de 1979. Las afirmaciones de que los saharauis son susceptibles a la propaganda chií con sede en Teherán se desmienten por la presencia desde hace mucho tiempo en los campamentos de organizaciones religiosas y no gubernamentales estadounidenses que prestan servicios educativos y médicos", arguye.

Pregunta.- El conflicto del Sáhara Occidental va a cumplir medio siglo en unos meses. ¿Cuál es su receta para resolverlo?
Respuesta.- Trabajé para James Baker en el Departamento de Estado en 1991. Trabajé para él durante toda la administración Bush. Así que estuve muy involucrado en la redacción de la resolución del Consejo de Seguridad en 1991 que creó la Minurso y estableció el proceso para el referéndum. En 1997 Baker fue nombrado enviado personal de Kofi Annan para el Sáhara Occidental porque Marruecos había paralizado el referéndum. En realidad, no había pasado nada. Baker me llamó y me dijo: "¿Qué es este referéndum del Sáhara Occidental?” No era controvertido, pero se lo expliqué y dijo: "Sí, bueno, deberíamos intentar resolverlo". Eso condujo a los Acuerdos de Houston de 1997, en los que los marroquíes se comprometieron de nuevo a un referéndum, que luego no celebraron. Quiero decir, esto sigue y sigue y sigue. Así que, sorprendentemente, Marruecos lleva 25 años dando largas. Hubiera sido un referéndum fácil de hacer. Todo el mundo estaba de acuerdo en que la base era el censo español de 1975. Era un total de entre 75.000 y 80.000 personas.

No era un gran trabajo, pero han pasado 25 años y Marruecos ha tomado posesión efectiva de la mayor parte del Sáhara Occidental. La administración Trump en el primer mandato reconoció que eran los gobernantes legítimos, lo que es contrario a la posición de Estados Unidos desde hace mucho tiempo. Sigo pensando que la única forma de resolverlo es celebrar un referéndum. Ahora se enmarca en un contexto internacional regional más amplio, con disputas entre Argelia y Marruecos y otras muchas cosas. Pero los propios saharauis siguen en los campos de refugiados de Tinduf (Argelia) y merecen poder regresar a sus hogares. Nadie lo discute. La cuestión es bajo la soberanía de quién. Sigo pensando que no es una cuestión difícil.

P.- ¿Estamos aún a tiempo de celebrar un plebiscito?
R.- Nunca será el momento adecuado a menos que Marruecos coopere. Los marroquíes creen que tienen la sartén por el mango aquí. No han mostrado ningún interés.He vuelto a hablar de esto con gente después de que Baker dijera: “Llevo seis o siete años haciendo esto. Dimito. Que lo haga otro”. He hablado con varios de sus sucesores, y todos han dicho en privado lo mismo: que Marruecos no está dispuesto a correr el riesgo de perder el referéndum. Han tenido, como saben, varias y múltiples marchas verdes, como las llaman, de marroquíes desplazándose al Sáhara Occidental. Creo que tienen miedo de que los marroquíes lleguen al Sáhara Occidental y digan: "La independencia parece una idea bastante buena", y que aún así no hallen la forma de ganar el referéndum. Es un asunto muy desafortunado. Demuestra la verdadera debilidad de la ONU, que aprueba una resolución sencilla, fácil de aplicar, con la que todo el mundo está de acuerdo, y luego una de las partes se lo piensa mejor y todo se viene abajo.

El comportamiento de Marruecos ha sido obstruccionista desde el primer día

P.- ¿Cómo describiría el comportamiento de Marruecos?
R.- Creo que ha sido obstruccionista desde el primer día. Tras su creación en 1991, la Minurso era inusual porque era la primera fuerza de mantenimiento de la paz en mucho tiempo que la ONU había creado en la que participaba personal militar estadounidense. Durante muchos años de la Guerra Fría, ningún miembro estadounidense participó en el mantenimiento de la paz. Pensamos que era una buena idea. Lo haríamos, pero no queríamos que lo hicieran los rusos y los chinos. Pero con el final de la Guerra Fría, se optó por participar. A partir de 1991 y hasta el final de la administración Bush, hablé con algunas de esas personas y todos coincidían en que los marroquíes no cooperaban. Y ese fue el patrón durante los primeros cuatro años de la administración Clinton. Por eso Annan fue a ver a Baker a finales de 1996 y le dijo: "Esto no va a ninguna parte". Y pensó en alguien como Baker, que era bien conocido por el rey de Marruecos Hassan II. Pero fue a intentar ser mediador y llegó a un acuerdo en 1997 para celebrar el referéndum, y luego los marroquíes también lo bloquearon, después de haberlo acordado.

P.- ¿Está haciendo Trump lo correcto al apoyar a Marruecos en el conflicto del Sáhara?
R.- No, no lo creo. Los marroquíes firmaron el acuerdo de Abraham con Israel con la condición de que se reconociera la legitimidad de su reclamación del Sahara Occidental. Trump dijo: "Claro". Creo que los marroquíes habrían aceptado un reconocimiento del acuerdo Abraham con Israel porque les interesaba hacerlo de todos modos. Habían estado muy cerca de reconocer a Israel antes. Podrían haber sido, antes incluso de Egipto y Jordania, el primer país árabe en hacerlo. Pero se echaron atrás. Y así se aprovecharon de un grupo de personas que no tenían la menor idea de lo que era el Sáhara Occidental o dónde estaba o cuál era su importancia. Les entregaron una concesión que no deberían haberles dado.

P.- Y ahora, ¿Trump podría cambiar esa decisión tomada durante su primer mandato?
R.-  Claro que podría si quisiera. Me sorprendió que la administración Biden no cambiara la política cuando llegó. Y sigo pensando que Estados Unidos puede decir: "Mira, lo que estamos reconociendo es la posesión marroquí de facto, pero seguimos pensando que debería haber un referéndum". Ese es el punto clave. Si se celebra un referéndum, se puede resolver la cuestión de un modo u otro. Pero los marroquíes han llegado a la conclusión de que no pueden controlar el voto. Están preocupados por el resultado. No quieren correr el riesgo.

Una forma de limitar el conflicto potencial entre Argelia y Marruecos es resolver el conflicto del Sáhara Occidental

P.- ¿Ha hablado de esto con Trump?
R.- Sí, claro.  El senador Jim Inhofe, ya fallecido, republicano en la Comisión de Asuntos Exteriores, sabía más sobre el Sáhara Occidental que nadie en el Senado. Habló varias veces con Trump sobre el tema. Y apoyó que Minurso llevara a cabo el referéndum. Creo que sólo cambió de opinión en el contexto de los Acuerdos de Abraham, justo al final del primer mandato.

P.- Argelia y Marruecos batallan por su hegemonía en la región. ¿Cuál debería ser la postura de EEUU entre ambos?
R.- Una forma de limitar este conflicto potencial es resolver el Sáhara Occidental. Recuerdo haber estado una vez con Baker en 1997 en uno de los despachos del rey. Era un despacho muy grande. Y tenía un mapa en la pared con puertas que normalmente se podían cerrar, pero estaban abiertas. El mapa mostraba lo que ellos creen que debería ser Marruecos. No sólo incluía Marruecos, sino también la mitad de Argelia, el Sáhara Occidental y una gran parte del norte de Mauritania. De eso se trata fundamentalmente. Si se pudiera resolver el conflicto del Sáhara Occidental y la cuestión de quién controla los minerales, la pesca y el potencial turístico,  se podría ayudar a minimizar o al menos reducir las diferencias entre Marruecos y Argelia.

P.- Trump suele decir que piensa en los asuntos “out of the box”, de un modo imaginativo. Si es capaz de introducirse en su mente, ¿cuál podría ser su solución al conflicto saharaui?
R.- Trump dijo hace un par de meses que iba a tomar la Franja de Gaza y convertirla en la Riviera del Mediterráneo Oriental. Eso no va a ocurrir. Eso es seguro. Pero el Sahara Occidental tiene una larga costa atlántica. Podría imaginar complejos turísticos y casinos. Si se pudiera llamar su atención para que su corporación Trump tuviera una concesión en el área y colocar sus resorts allí, tal vez eso le haría apoyar un referéndum; si ve un incentivo para cambiar su posición. El Frente Polisario podría considerar algo en lo que tuviera beneficio. Por lo demás, no creo que esté entre sus prioridades. Si el gobierno español se lo planteara, no estaría de más. No sé si lo harán o no.

P.- Entiendo que considera que la actual posición del Gobierno español no ayuda...
R.- La de este gobierno actual no ayuda. Todos se comprometieron a un referéndum y los marroquíes se echaron atrás. Y las víctimas son los saharauis que siguen viviendo en estos campos de refugiados en Tinduf ahora, 25 años después de que dijéramos que conseguiríamos un referéndum, probablemente 50 años desde la descolonización cuando España se retiró. Es realmente absurdo.

P.- En el Congreso estadounidense se está tratando de designar como grupo terrorista al Polisario...
R.- No creo que se apruebe. Es un error. Aunque se aprobara en la Cámara, no se aprobaría en el Senado. Se basa en fabricaciones de que de alguna manera el Polisario se había alineado con Irán y Hizbulá y Hamás, lo que es completamente falso. Hay organizaciones no gubernamentales estadounidenses que trabajan en los campos de refugiados, se ocupan de la educación, y algunas de ellas son grupos religiosos, pero realizan labores laicas, sanitarias y educativas. Verían en un abrir y cerrar de ojos si hubiera alguna influencia iraní en los campos o de Hizbulá o de cualquier otro tipo. Simplemente no hay base para esto. Es pura propaganda.