La plataforma de retransmisiones en directo Kick ha confirmado este miércoles la expulsión de los streamers españoles Simón Pérez y Silvia Charro por incumplir sus normas internas. La compañía, con sede en Melbourne, no ha precisado las causas concretas de la sanción, aunque ha subrayado que sus creadores deben respetar tanto las directrices comunitarias como la legislación vigente en sus respectivos países.

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"Si ya no están en nuestra plataforma y no se han ido por voluntad propia, puede concluir que hemos tomado medidas por incumplimiento de nuestras Normas de la comunidad o Términos de servicio", ha señalado un portavoz de la compañía a EFE. Kick recuerda que las suspensiones pueden ser temporales o permanentes y que los afectados tienen la opción de recurrir ante el servicio de soporte.

Pérez y Charro, que en 2017 se hicieron virales tras un vídeo sobre hipotecas aparentemente bajo los efectos de las drogas, habían retomado su actividad en la plataforma bajo el canal SS Conexión. En sus emisiones recurrían a desafíos extremos y autodestructivos, como el consumo de drogas en directo o actos degradantes solicitados por los usuarios. Su cuenta ya había sufrido una suspensión de dos semanas a principios de agosto por mostrar datos privados de un espectador.

Estos streamers españoles están buscando nuevas plataformas desde las que emitir. Después de que YouTube cerrara su canal han activado uno antiguo, y han recurrido a Trovo, una plataforma china, pero cada vez encuentran más dificultades para seguir emitiendo su contenido extremo.

Kick, bajo escrutinio tras la muerte de un 'streamer' francés

Los creadores españoles apuntaron en un vídeo en YouTube que su expulsión podría estar vinculada al reciente fallecimiento del francés Raphaël Graven, conocido en línea como Jean Pormanove o JP, quien murió el 18 de agosto tras más de doce días de retransmisión en directo en Kick. Durante ese tiempo fue sometido a actos de humillación y abuso por parte de otros participantes, en un caso que ha intensificado el debate sobre la falta de control en este tipo de plataformas. La autopsia descartó la intervención de terceros, pero las autoridades francesas mantienen abierta la investigación.

El suceso ha puesto bajo escrutinio a Kick, lanzada en 2022 con financiación de los multimillonarios detrás de la casa de apuestas con criptomonedas Stake.com. La empresa irrumpió como competidora de Twitch ofreciendo menores comisiones y un modelo de moderación más laxo, lo que facilitó la proliferación de contenidos extremos, desde apuestas y discursos de odio hasta escenas de autolesión.

Tras la muerte de Graven y la expulsión de Pérez y Charro, algunos usuarios interpretan que la compañía australiana está dando señales de un giro en sus políticas de control. En su web, Kick prohíbe expresamente prácticas como estafas, doxxing, discursos racistas u homófobos, violencia excesiva y conductas peligrosas o ilegales, aunque su aplicación de estas normas ha sido hasta ahora limitada.

La existencia de la plataforma contrasta con el contexto australiano, donde el Gobierno ha impulsado medidas pioneras para restringir el acceso digital de menores. A finales de este año entrará en vigor una ley que prohibirá a los menores de 16 años abrir cuentas en redes sociales.

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