El Richard Rodgers Theatre de Nueva York se convirtió este lunes en Capeside por unas horas. La reunión del reparto de Dawson’s Creek, aquel drama adolescente que marcó finales de los 90, se vivió entre nostalgia, emoción y alguna que otra ausencia notable. La más dolorosa: James Van Der Beek, Dawson Leery en la pantalla, quien no pudo asistir en persona por un virus estomacal y las secuelas de su lucha contra un cáncer colorrectal en estadio 3.
Aun así, Van Der Beek se las arregló para estar presente a través de mensajes en video. Se disculpó por no poder abrazar a sus compañeros y agradeció a todos los asistentes. "Quería estar en ese escenario para dar las gracias a cada persona en este teatro", confesó, emocionado, antes de presentar a su sustituto en la lectura del piloto: ni más ni menos que Lin-Manuel Miranda, compositor y actor estadounidense conocido por Hamilton, el exitoso musical de Broadway. Van Der Beek bromeó al describirlo como "un recién llegado, pero absolutamente sobrecalificado, alguien que mis hijos seguramente consideran una mejora sobre mí".
La lectura en vivo del piloto de 1998 reunió a Michelle Williams, Katie Holmes, Joshua Jackson, Mary Beth Peil, John Wesley Shipp, Mary-Margaret Humes, Nina Repeta, Kerr Smith, Meredith Monroe y Busy Philipps. La idea fue de Williams, quien se encargó de reunir al equipo creativo –entre ellos el director de Hamilton Thomas Kail y el productor Greg Berlanti– para producir la velada. Jason Moore dirigió el evento, que recaudó fondos para la organización benéfica F Cancer –una manera discreta de decir fuck cancer–, creada por Michelle Williams para apoyar a Van Der Beek y recaudar fondos contra la enfermedad.
La sorpresa de Spielberg
No faltaron sorpresas: Steven Spielberg, héroe de Dawson dentro de la serie, apareció en video con un mensaje que mezclaba elogio y humor: "Dawson, lo lograste. Quizá algún día tenga un armario Dawson", en referencia al icónico vestidor de Dawson en la serie, que se convirtió en símbolo de sus sueños y fantasías adolescentes. Al final, Renée Elise Goldsberry permitió al público grabar mientras cantaba junto al reparto el tema icónico de Paula Cole, I Don’t Want to Wait. Las hijas de Van Der Beek tuvieron su momento de protagonismo, y más tarde su esposa y el resto de la familia se unieron en el escenario.
Entre aplausos, risas y algún que otro llanto contenido, quedó claro que Dawson’s Creek no era solo un recuerdo televisivo: era una cápsula emocional que, a pesar de los años y la distancia, sigue dejando huella en quienes la vivieron, frente y detrás de la cámara.
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