Putin ha convencido a Trump de que las tropas rusas avanzan imparables en el este de Ucrania. Los hechos, sin embargo, dicen que en noviembre Rusia ocupó 505 km2 del territorio ucraniano, un 0,084%. No se justifican las concesiones que pretende arrancar el equipo formado por Steve Witkoff y Jared Kushner, que este martes se ven con Putin. El riesgo para Ucrania es que se produzca un colapso financiero y político. Para evitarlo, la Unión Europea cuenta con un arma crucial: los activos rusos congelados. Putin teme que finalmente se apruebe esta ayuda financiera que daría un balón de oxígeno a Ucrania durante dos años. En caso contrario, quebraría en primavera.
Ucrania necesita aproximadamente 70.000 millones de euros al año. Es una suma considerable, pero solo representa el 0,35 % del PIB de la UE, lo que está dentro de la capacidad colectiva de Europa. Ucrania destina la totalidad de los ingresos fiscales (63.000 millones de dólares este año) a las Fuerzas Armadas. El resto de funciones del Estado dependen, por tanto, de la ayuda exterior. Desde que Donald Trump suspendió el apoyo de Estados Unidos, Ucrania depende fundamentalmente de una Europa unida.
Ahora la presión es cada vez mayor para que la UE utilice los aproximadamente 185.000 millones de euros de reservas rusas que se encuentran en el sistema de intermediación de transacciones de capital Euroclear, con sede en Bruselas. La cumbre del 18 y 19 de diciembre será el momento clave.
El obstáculo de Bélgia
Los líderes europeos se han conjurado para encontrar una solución que salve el obstáculo de Bélgica, que no quiere quedarse sola haciendo frente a futuras reclamaciones de Rusia. Eso sí, las tasas por mantener estos activos revierten solo en Bélgica.
El primer ministro belga, Bart de Weber, sostiene que utilizar estas reservas podría provocar incluso una crisis del euro. "Mientras la Unión Europea sea incapaz de tomar acciones, será bueno para Putin. La clave es que se descongelen los activos rusos. La UE ha de atreverse porque si no lo hace, mostrará una vez más debilidad ante Putin", indica Nicolás de Pedro, investigador en Institute for Statecraft.
La última justificación de Bélgica sería que usar estos fondos podría entorpecer los planes de Washington sobre Ucrania. Rusia, con el fin de convencer a Trump y sus mediadores, ofrecería parte del botín de estos fondos congelados a EEUU. Lo que intenta impedir Putin a toda costa es que sirvan para apuntalar la maltrecha economía de Ucrania.
Alemania, Polonia y Francia, con Zelenski
Alemania y Polonia defienden el uso de los activos congelados rusos como forma de presión a Putin para que haga concesiones y ponga fin a la guerra. En una reunión en Berlín, el canciller alemán, Friedrich Merz y el primer ministro polaco, Donald Tusk, han señalado que es necesario que la UE adquiera para Ucrania los 140.000 millones de reservas rusas congeladas. Tusk ha destacado que Alemania ha dado "un giro copernicano" en su política sobre Rusia. Alemania defendió durante años el acercamiento a Moscú a través del comercio (Wandel durch Handel) sobre la base de que no se dañaba a los socios por propio interés. Con Putin esto no es cierto.
Merz, quien sostiene que recurrir a los fondos rusos es la mejor manera de presionar a Putin, tuvo el detalle de incluir a Tusk en una conversación con Macron, Zelenski y el secretario general de la OTAN, Mark Rutte. Polonia fue excluida de las conversaciones de Ginebra sobre el plan ruso-americano acerca de Ucrania.
Tusk dijo este lunes que mucho se teme que fuera por voluntad de "algunos en Washington". A Putin no le hace ninguna gracia que Polonia tenga baza, porque es el país que mejor conoce sus intenciones. Macron, que ha recibido a Zelenski en París este lunes, también defiende el uso de los fondos rusos.
Triple mensaje
La Alta Representante para la Política Exterior y de Seguridad de la UE, la estonia Kaja Kallas, ha sido contundente, tras una reunión de ministros de Defensa comunitarios en Bruselas: "Tenemos que seguir adelante. Está claro que Rusia debe reparar los daños que ha causado a Ucrania, y el préstamo de reparación basado en los activos soberanos congelados de Rusia es, de hecho, la base adecuada". En opinión de Kallas, la UE enviaría así un triple mensaje: a Ucrania de que "estamos ahí para ayudarles a defenderse", a Moscú de que no va a resistir más que la UE y a Washington de que están tomando medidas muy firmes y muy creíbles, según informa Efe.
De momento, hay tres opciones, planteadas por la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, sobre la mesa. La primera consistiría en transferencias directas de los países de la UE. Como la economía española representa alrededor del 8% de la de la UE, esto significaría que nuestro país tendría que aportar casi 10.000 millones de euros en los próximos dos años. Es difícil que se adopte esta salida por el elevado nivel de deuda de numerosos países del club comunitario.
Otra vía sería la deuda común, como se hizo en pandemia. Sin embargo, Alemania, al igual que otros países, no quiere repetir este precedente. Temen que esto conduzca a un acuerdo permanente en el que los países ricos paguen las deudas de los más pobres.
La tercera y más viable consiste en utilizar los aproximadamente 185.000 millones de euros de reservas rusas que se encuentran en el sistema de intermediación de transacciones de capital Euroclear. La ventaja de esta solución sería garantizar a Ucrania por adelantado los fondos necesarios para llevar a cabo la guerra al menos hasta finales de 2027. Esto podría disuadir a Putin de continuar con la ofensiva.
El sistema propuesto prevé que, si Rusia se hiciera cargo de los fondos para la reconstrucción de Ucrania (cuyos costes se estiman en al menos 500.000 millones de euros), Kiev tendría que devolver a Moscú los fondos recibidos de Euroclear.
La debilidad de Rusia
Rusia tampoco está boyante, y sobre todo, su economía puede resentirse en 2026. Su economía se encuentra al borde de la recesión: en el tercer trimestre creció solo un 0,6% en términos anuales. La inflación se mantiene persistentemente alta, un 8%, y los tipos de interés muy elevados frenan el crecimiento. El Fondo de Riqueza Nacional de Rusia se ha reducido a 30.000 millones de dólares, apenas el 20% de lo que tenía hace cuatro años. El Kremlin no tiene otra opción: debe recurrir cada vez más al bolsillo de los ciudadanos, aunque sea aumentando el tipo del IVA del 20 al 22%.
Putin es muy consciente de que él llegó al poder gracias al descontento social provocado por la grave crisis financiera del Estado en 1998. Ahora, las sanciones occidentales, el desplome de los precios del petróleo y el gasto récord en armamento, que en gran parte está siendo destruido en el frente ucraniano, pueden acabar provocando lo mismo. Para evitarlo ha montado toda una estrategia para separar a EEUU de la UE, el gran objetivo del plan ruso-americano, y sembrar la discordia entre los europeos. Así trata de que Ucrania se quede sin fondos.
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