La XIII Reunión de Alto Nivel entre España y Marruecos arranca este miércoles con un foro empresarial. La sede la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE), en pleno barrio de Salamanca, despliega la alfombra roja para impulsar el negocio con el otro lado del Estrecho, un socio que el Gobierno español ha privilegiado desde el histórico y unilateral cambio de posición en el conflicto del Sáhara Occidental. Desde entonces las cifras de comercio, inversión y actividad empresarial crecen alcanzando niveles récord pero con una realidad incómoda para las empresas españolas: desde el fin de la crisis entre Marruecos y Francia en el verano de 2024, la mayor parte de los contratos estratégicos y multimillonarios del reino alauí han caído del lado francés, el socio tradicional de Rabat y su establishment.
La última cumbre bilateral celebrada en Rabat, en febrero de 2023, estuvo marcada por la ausencia del rey Mohamed VI y por un clima diplomático favorable por la decisión española de respaldar el plan de autonomía marroquí para el Sáhara, la ex provincia española ocupada por Marruecos y pendiente aún de descolonización. La prensa oficialista marroquí celebra la intensificación “sin precedentes” del negocio entre ambas orillas.
Marruecos se ha consolidado como el primer socio comercial de España en África y uno de sus principales mercados fuera de la Unión Europea. Según datos actualizados proporcionados por el ICEX a El Independiente, las exportaciones españolas a Marruecos llegaron el año pasado a los 12.859.186 millones de euros frente a los 9.830 de las importaciones marroquíes. Es probable que este año cierre con fechas similares, a tenor del balance a septiembre: las exportaciones patrias ascendían a 9.147.578.
La paz entre París y Rabat que relanza a los empresarios galos
Marruecos vende principalmente productos agrícolas, textiles y automóviles; España envía maquinaria, accesorios de automoción, combustibles y lubricantes, tejidos para confección, material eléctrico y automóviles. Un flujo que se expande en ambos sentidos y que ha permitido a más de 1.300 empresas españolas consolidar su presencia en el vecino del sur.
Pero -a pesar de ese auge español, que desde 2022 se había beneficiado de la crisis diplomática entre Rabat y el Elíseo- Francia es ahora quien se está llevando los mayores contratos de un país con enormes problemas económicos y con una población mayoritariamente joven que sueña con emigrar y en los últimos meses ha denunciado la falta de expectativas y la pobre calidad de los servicios públicos. París logró resolver su crisis con Rabat en julio de 2024 con el reconocimiento de la soberanía marroquí sobre el Sáhara Occidental, un paso que no ha dado España y que Marruecos podría exigir ahora, envalentonada por la resolución aprobada el pasado 31 de octubre por el Consejo de Seguridad de la ONU. El gesto de Francia, tradicional aliado de Marruecos y el verdadero arquitecto de un plan de autonomía que contrasta con la propia naturaleza política del régimen alauí, abrió un ciclo de reconciliación que desembocó en una avalancha de acuerdos económicos.

El maná volvió a correr hacia Francia, como siempre había ocurrido. Durante la visita de Estado de Emmanuel Macron en octubre de 2024 se firmaron 22 acuerdos valorados en cerca de 10.000 millones de euros que abarcan transporte, energía, agua, infraestructuras, agricultura y proyectos de transición verde. Poco después, Marruecos adjudicó a la francesa Alstom el contrato para suministrar 18 trenes de alta velocidad destinados a la futura línea Kenitra-Marrakech, un proyecto clave para el Mundial de 2030. El contrato, de alrededor de 781 millones de euros, incluyó financiación francesa.
Talgo y CAF aspiraban a esa adjudicación, pero quedaron fuera del mayor proyecto ferroviario del Magreb. Francia también se llevó contratos de ingeniería ferroviaria con Systra y Egis Rail, proyectos de desalación con Veolia y acuerdos portuarios con la naviera CMA-CGM, además de iniciativas energéticas con Engie y Total Energies.
España consiguió un pedazo de la tarde en el macro programa ferroviario lanzado en 2025, con la adjudicación a la vasca CAF de 40 trenes interurbanos dentro de un paquete internacional de 168 trenes valorado en 2.900 millones de dólares. Pero la joya de la corona, la alta velocidad, volvió a caer en favor de las firmas galas.
La economía avanza, pese a las asimetrías
La fortaleza del vínculo económico hispano-marroquí contrasta con la desigual capacidad de influencia. Mientras Francia logra contratos que marcan la modernización de Marruecos, España expande su tejido empresarial, multiplica inversiones y se consolida como socio imprescindible, pero no logra imponerse en las grandes adjudicaciones estatales.
El Informe Mundial sobre la Inversión de la UNCTAD señala que Marruecos acumuló un stock de 69.300 millones de dólares en inversión extranjera directa en 2023. España se mantiene entre los cinco principales inversores. Los sectores clave incluyen automoción, renovables, agroindustria, logística y construcción.
En busca de nuevas inversiones, el presidente de CEOE, Antonio Garamendi, visitó hace un mes Casablanca. Junto a su homólogo marroquí, Chakib Alj, subrayaron la complementariedad de los tejidos productivos y anunciaron la creación de un comité conjunto con Portugal para coordinar la contribución del sector privado al Mundial de 2030. CEOE y CGEM fijaron como objetivo alcanzar 5.000 millones de euros en inversiones cruzadas para 2028. Una de las incógnitas es cuánto de ese impulso será a través del negocio en el territorio ocupado del Sáhara, la colonia que España abandonó en 1975 y que, medio siglo después, sigue sin completar su descolonización, en plena expansión del expolio de sus recursos naturales condenado hace un año por el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.
El tablero cambia: Argelia vuelve a escena
Mientras España busca reforzar su posición en Marruecos con el hándicap de la relación más sólida con Francia, otro factor altera el equilibrio regional: la reactivación del comercio con Argelia tras dos años de bloqueo. Entre enero y mayo de 2025 las exportaciones españolas crecieron un 162 por ciento, hasta los 900 millones de euros. La industria cerámica, la maquinaria, el sector agroquímico y la automoción han recuperado terreno. El gas argelino, pese a la crisis diplomática, no dejó de fluir en ningún momento.
Para España, esta reanudación supone diversificar los riesgos. Para Marruecos, introduce competencia en un espacio comercial donde había disfrutado de ventaja desde 2022. Empresarios argelinos consultados por este diario insisten en que esos negocios con Marruecos no afectan sus planes de crecimiento del comercio bilateral y se muestran optimistas con la posibilidad de que Rabat y Argel, rivales que compiten por la hegemonía del Magreb, puedan sellar la paz.
La relación de ambos con España sigue suscitando debate en la arena política española. El PP, que ha lanzado varias iniciativas recientes para exigir que el Gobierno revierta su posición en el Sáhara, considera que Madrid debería cuidar la relación con Argel, en una coyuntura marcada por la desconexión del gas ruso y las excelentes relaciones de la Italia de Meloni con Argelia. A mediados de noviembre en el Congreso los populares dibujaron a Argelia como un socio más fiable y estable que Marruecos, con el que periódicamente se han producido fricciones por la presión migratoria o la asfixia comercial de Ceuta y Melilla.
“Históricamente, la relación de España con Marruecos, ese país por el que todo empezó, ha estado llena de complejidad en determinados asuntos”, arguyó el diputado del PP José Manuel Velasco. “Sin embargo, Argelia ha demostrado siempre ser un socio fiable, con una postura generalmente alineada con los intereses españoles a largo plazo. La historia de cooperación en temas energéticos, de seguridad y en el ámbito político, ha consolidado a Argelia como un aliado natural y estratégico en la región para España. Y aquí la diferencia radica en que Argelia mantiene una posición mucho más estable en sus relaciones internacionales”, subrayaba la propuesta del PP aprobada en la Comisión de Asuntos Exteriores en la Cámara Baja con el respaldo de Sumar y los socios de legislatura del PSOE.
La XIII Reunión de Alto Nivel, que se completa el jueves con la cumbre política en Moncloa, busca exhibir esa buena sintonía que el Ejecutivo español vende desde 2022. Y dar pasos en una estrategia incierta para ganar músculo comercial con la modernización del reino alauí y avanzar en sectores donde Francia ha reforzado su posición. Marruecos, que se halla en plena estrategia de ganar autonomía en campos como la automoción o la industria armamentística, se deja querer por sus dos principales socios en la UE.
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