Miguel Ángel Gallardo se va a medias. Dimite como secretario general del PSOE de Extremadura tras la hecatombe que sufrió el partido en las elecciones autonómicas de este domingo, en las que bajó de golpe 10 escaños y se dejó más de 14 puntos, en las que firmó el peor resultado de su historia. Pero se queda, al menos de momento, con su escaño en la Asamblea, para no "traicionar" a los 136.000 votantes que depositaron su papeleta en la urna y porque "nadie" se lo ha reclamado. Se acaba abruptamente su mandato al frente de la federación, cuyas riendas recogió del ya fallecido Guillermo Fernández Vara en marzo de 2024 vía primarias, y que revalidó en enero de 2025 también con el voto de los militantes. Una comisión gestora que Ferraz nombrará "en los próximos días" tomará las riendas del partido hasta la celebración de un congreso extraordinario.
El hasta ahora barón socialista, expresidente de la Diputación de Badajoz (2015-2025) y exacalde de Villanueva de la Serena (2003-2024), reunió este lunes por la tarde a su ejecutiva regional y le trasladó su decisión definitiva, tal y como confirmaron primero fuentes de la dirección a este diario y relató él mismo después en rueda de prensa. Su salida ya estaba clara desde por la mañana, la asumían desde la federación y en Ferraz también habían dejado el futuro en sus manos, sin dar respaldo a su continuidad. En el encuentro con su dirección, Juan Carlos Rodríguez Ibarra, expresidente de la Junta —y apoyo de Gallardo en todo este tiempo, también durante la campaña del 21-D—, pidió que el partido facilite la investidura de María Guardiola vía abstención. La jefa de la Junta en funciones logró ayer 29 escaños, uno más de los que tenía, y a cuatro de la absoluta. Le bastaría la abstención de Vox, que venderá cara, o de los socialistas para ser reelegida. Ibarra acudió a la cita como invitado, dado que no pertenece a la cúpula regional.
Gallardo sostiene que no se ha enrocado, que tenía tomada la decisión desde la noche del domingo, que era la "lógica" y que sabía que tenía que asumir los resultados "en primera persona"
Gallardo compareció en la sede de su partido, en Mérida, a las 19.30, dos horas y media después de que arrancara una reunión que algunos dirigentes describían como "tensa". Contó que él ya había tomado la "decisión" anoche, tras conocerse los resultados de las autonómicas, y que era "lógica". Sabía que tenía que irse, que tenía que asumir "en primera persona" los malos resultados. Para disipar dudas sobre si pudo enrocarse, aseguró que no acudió al encuentro con su dirección a "escuchar opinión". "Era una decisión tomada, absolutamente madurada", con la convicción de que permitirá que el PSOE extremeño logre "un nuevo impulso" que le convierta en la "alternativa para los extremeños", señaló.
Agradeció el respaldo de sus compañeros, definió como un "inmenso honor" haber sido sido secretario general, remarcó que había desempeñado su cargo con "absoluta entrega, honestidad y lealtad a las siglas", pidió "disculpas" por si no ha estado "a la altura" y admitió que su etapa al frente de la federación, de menos de dos años, ha sido especialmente convulsa. "Trabajar en la política no es fácil, militar y trabajar en opciones de izquierda es en ocasiones heroico", sobre todo por la "persecución de los pseudomedios". Ahora da un "paso atrás" para con su "experiencia" poder "aportar" a la siguiente dirección del partido. "De esos casi 10.000 militantes en Extremadura saldrá un nuevo o nueva secretaria general, y estaremos todos apoyando, yo lo tengo clarísimo", subrayó, apuntando indirectamente a sus críticos.
A Gallardo le ha pesado enormemente su procesamiento en la misma causa que sentará en el banquillo al hermano del presidente del Gobierno, David Sánchez. El ya exlíder autonómico irá a juicio en primavera por prevaricación y tráfico de influencias, acusado de haber colocado a dedo al hermano del jefe del Ejecutivo en la Diputación de Badajoz, que él presidía. El ya exbarón aludió a esa "losa", con la que ha tenido que cargar él y también su familia por una "denuncia falsa" que lo ha "empañado todo", pero que cree que el tiempo acabará "resolviendo". "Tengo la seguridad de que se quedará en nada [...]. Son los riesgos de la política, hay gente que está para destruir".
Subraya que no deja el acta porque sería tanto como "traicionar" a los votantes, con los que se comprometió a defender su proyecto en el Gobierno o desde la oposición. "Nadie" se la ha pedido
La posición de Gallardo era totalmente insostenible en cuanto las urnas confirmaron unos datos peores aún que las expectativas. El PSOE, la formación hegemónica en Extremadura desde las primeras elecciones, las de 1983, el partido que había gobernado la Junta en nueve de las 11 legislaturas (y en siete de ellas con mayoría absoluta), cayó abruptamente de 28 a 18 diputados y perdió más de 100.000 papeletas. Ya conocido el escrutinio, la ola interna a favor de su dimisión era imparable. No solo lo reclamaban los referentes del sector crítico —con Miguel Ángel Morales, presidente de la Diputación de Cáceres, a la cabeza—, sino dirigentes no alineados. "La petición de dimisión era unánime en el partido", aseguraba a este diario uno de los responsables más veteranos.
El ya exsecretario regional, en su comparecencia de la noche, no hizo autocrítica y cargó contra la jefa de la Junta, María Guardiola, por haber convocado unas elecciones que solo han servido para "engordar" a Vox, pero tampoco descartó la posibilidad de marcharse. "Lo que menos me preocupa es mi futuro político. Lo que más me ocupa es que el PSOE tome la mejor decisión. Por encima está el PSOE de Extremadura", respondió cuando le preguntaron los periodistas. En Ferraz achacaban el mal resultado a la desmovilización del electorado progresista y la "campaña de juego sucio" de la derecha y la ultraderecha contra él.
Gallardo descartó que le hubieran empujado para irse: "Quien piense que ha habido presiones es que no me conoce. La decisión estaba tomada, pero no quería anticipar una decisión que había anticipado al presidente del Gobierno [en la conversación del domingo por la noche]. Uno tiene que asumir responsabilidades, y tiene que hacerlo cuando vienen mal dadas".
Lo que no hará es dejar su escaño, porque entiende que no debe "traicionar" la confianza de sus votantes. Argumentó que en campaña se comprometió a trabajar para los extremeños desde el Gobierno o desde la oposición, así que no hacerlo ahora desde su escaño en la Asamblea sería tanto como "traicionarles". La diferencia es que ahora lo hará con la "responsabilidad" que le asigne la gestora primero y luego la nueva dirección. Él estará "a disposición" de lo que ordenen. Insistió en que "nadie" le ha pedido que deje su acta de diputado.
El ya exbarón es contrario a la abstención con Guardiola: "Ella convocó para sacar la absoluta y, si no la tiene, tiene que gobernar con la derecha"
Reconoció Gallardo que "claro que se debatió" en la ejecutiva la opción, planteada por el expresidente Ibarra, de facilitar vía abstención la investidura de Guardiola. Una posibilidad "como cualquier otra". "El PSOE es un partido plural y tiene personas como Juan Carlos Rodríguez Ibarra que dan su opinión", adujo. Pero recordó que la decisión de qué hacer con la reelección de la presidenta de la Junta no le compete ya a él ni a su equipo, ya que al dimitir será la gestora nombrada por Ferraz la que deberá ir tomando decisiones. Sí deslizó que su opinión es contraria: "El PSOE es la alternativa a las derechas, y Guardiola convocó estas elecciones para sacar la mayoría absoluta y, si no la tiene, tiene que gobernar con la derecha", respondió a las preguntas de los informadores.
Los tiempos, a partir de ahora, los definirá la cúpula interina. Gallardo, antes de marcharse, sí quiso lanzar un mensaje de esperanza para los suyos: el PSOE, señaló, es una organización "muy fuerte, resiliente", que sabrá salir adelante aunque viva momentos de "complejidad". Sabrá "levantarse de la caída" y "renovar" su programa, animó, para que la gente "vuelva a sentir" que necesita al partido para "mejorar sus vidas". Recordó que los socialistas han gobernado 36 años la región y seguirán siendo la voz de muchos extremeños, de los 136.000 que les han votado. El reto es volver a "apasionar" y "enamorar" a los que se han quedado en casa, los más de 100.000 que perdió el partido porque "no estaban convencidos" de la oferta que se les ofrecía y que habían votado al PSOE en 2023.
Gallardo, por tanto, ya es pasado del PSOE. Y se va, remachó, con la "cabeza muy alta", porque siente que se dejó "la piel" y que actuó "con sinceridad" en estos menos de dos años de mandato. Pero detrás deja una federación muy debilitada y en una crisis inimaginable hace no tanto tiempo.
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