Hubo un tiempo, antes de la crisis y sobre todo antes de la reforma eléctrica, en que el sector de las renovables era líder mundial en crecimiento. Lo era fundamentalmente porque estaba aupado por las subvenciones millonarias que el Gobierno repartía a los proyectos de energías verdes. Entonces todo iba viento en popa.

Los recortes a las energías verdes empezaron ya con el último Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, y el primer Gobierno de Mariano Rajoy se estrenó con una moratoria de subvenciones a nuevos proyectos -primero- y con una reformulación total del sistema de ayudas -después-, que fundamentalmente buscaba reducir drásticamente su importe.

En los tres ejercicios completos que han transcurrido desde la entrada en vigor del nuevo sistema retributivo (que puso fin a las antiguas primas por generación para sustituirlo por un modelo de rentabilidad razonable garantizada), las empresas de energías renovables han dejado de ingresar 930 millones. De ellos, 356 millones los acabarán percibiendo a lo largo de su vida útil, pero 574 millones ya no los recuperará nunca el sector, según las cifras que manea la Asociación de Empresas de Energías Renovables (APPA). Y esa cifra podría ampliarse con otros 664 millones de euros más durante los próximos tres años.

Zarpazo laboral

El antaño fulgurante crecimiento renovable ya no es tal, y el estancamiento es la tónica de los últimos años (hasta el año pasado, cuando se hizo una primera subasta de nueva potencia verde, pequeña, y este año cuando se han celebrado dos pujas, éstas ya con verdadera enjundia).

En todo este proceso uno de las consecuencias ha sido el hundimiento del empleo en el sector renovable español. En menos de una década, la industria renovable ha perdido la mitad de todos sus empleados. En 2008 las empresas de energías verdes contaban con una plantilla total de 142.940 trabajadores. Al cierre del año pasado, ese contingente se había desinflado hasta los 74.566 empleados, después de destruir otros 2.760 empleos más a lo largo de 2016.

“Este descenso se ha debido a un fuerte ajuste de los empleos en las instalaciones en funcionamiento, derivado de la reforma eléctrica y, en particular en las tecnologías asociadas a la bioenergía, más intensivas en empleos”, explica APPA en su Estudio del Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en España en 2016 [ver aquí el informe completo].

8.500 millones al PIB

A pesar de que el año pasado la potencia instalada siguió estancada (con sólo 43 megavatios nuevos, hasta un total de 33.167 MW), la aportación del sector al PIB nacional se elevó hasta los 8.511 millones de euros en 2016, un 3,3% más que. Un incremento vinculado a la reactivación de algunos sector tecnológicos fruto de la subasta de nueva capacidad renovable celebrada en 2016 (de 500 MW de eólica y 200 de biomasa) y el anuncio de las nuevas subastas que se han celebrado ya este año.

El año pasado, además, el sector aportó 1.000 millones de euros en fiscalidad neta y mejoró su balanza comercial con un saldo exportador neto de 2.793 millones de euros, según datos del informe de APPA.

En paralelo, la patronal renovable subraya que el sector permitió bajar los precios del mercado eléctrico diario en 21,5 euros por cada megavatio hora adquirido (el precio medio fue de 39,67 euros y sin el papel depresor de las renovables habría sido 61,17 euros). Con ello, calcula APPA, las renovables redujeron el precio del mercado en 5.370 millones de euros, cifra superior a la retribución específica percibida por el sector, de 5.360 millones.

Además, las renovables evitaron la emisión de 52,2 millones de toneladas de CO2, lo que supuso ahorros en derechos de emisión por valor de 279 millones de euros. Este valor fue anormalmente bajo debido al descenso del 30% en el precio de la tonelada de CO2.