Banco Santander y los sindicatos han llegado a un principio de acuerdo, que sellarán en lunes, en relación al ERE que afectará a 1.100 empleados del grupo que preside Ana Botín y que se extenderá hasta diciembre de 2018.

El periodo de adscripción voluntaria se prolongará casi hasta finales de enero, mientras que la externalización de algunos de los servicios informáticos se ejecutará en torno a marzo. Los sindicatos esperan que no haya salidas forzosas.

Santander, dentro de las negociaciones para reducir su plantilla tras la compra del Popular, ofrece que los trabajadores de entre 50 y 54 años que abandonen el grupo lo hagan con el 80% del sueldo por 8 años, con un tope máximo de 380.000 euros. Las condiciones del actual ERE son similares a las del que Santander realizó en 2016.

La entidad ha reducido un 25% el recorte de empleos previsto inicialmente, que era de 1.585 trabajadores, y apostó por la reducción de 1.200 puestos y la recolocación de otras 575 personas en empresas del grupo Santander.

Además, las salidas de personal vía prejubilación mejoraron desde la semana pasada hasta igualarse a las condiciones económicas ofrecidas en el ERE de 2016 y que habían sido la base de las negociaciones de CCOO y UGT.

Por eso, tal como explican fuentes sindicales, el gran avance ha sido que el Banco Santander haya ofrecido una indemnización de una sola vez del 80% del sueldo, por 8 años con el tope máximo de 380.000 euros, más 2.000 euros por cada trienio y condiciones ventajosas en préstamos hipotecarios a todos los trabajadores de entre 50 y 54 años.

Hasta ahora, a este colectivo les ofrecía una indemnización de 40 días por año trabajado con un límite de 24 mensualidades, lo que supone el doble de la indemnización legal vigente y primas de 500 euros por año de antigüedad, condiciones de las que principalmente disfrutarán a partir de este momento los menores de 50 años.