La histórica sede de UGT de la calle Hortaleza de Madrid no se vende. Llegó a recibir hasta cuatro ofertas de compra por 15 millones de euros hace un año. Sin embargo, los recelos del sindicato a la hora de desprenderse de un edificio tan singular han podido. Eso y que las cuentas que han echado por la vía del alquiler son aún más jugosas.

En lugar de una transacción, el sindicato lanzó este verano una subasta para adjudicar el contrato de alquiler que concluyó antes de iniciarse el nuevo curso. Entre las ofertas presentadas se valoró de forma exhaustiva el nuevo uso del edificio, con el fin de que no entrara en conflicto con la filosofía de UGT. La operación se cerró con un acuerdo de confidencialidad que impide saber a quién se ha alquilado el edificio y para qué.

Hace un año, entre los posibles interesados, el sindicato barajaba empresas que quieran instalar sus oficinas o marcas de distribución que quieran ubicar en Madrid un buque insignia.

En cualquier caso, según ha podido conocer este periódico, las partes han sellado un contrato de alquiler por 40 años a razón de más de medio millón de euros cada ejercicio, la oferta más alta de todas. Es decir, que UGT se embolsará más de 20 millones de euros como casero durante las próximas cuatro décadas.

Más aún, fuentes del sindicato aseguran que la ganancia será superior si se suman las cantidades que dejarán de pagarse cada mes por el mantenimiento de la sede, unas cifras nada desdeñables: abrir el antiguo convento de la calle Hortaleza le cuesta a la UGT precisamente medio millón de euros al año.

Entre la renta de alquiler y el ahorro por el mantenimiento del edificio, obtendrá un millón al año

Así es que sumando ambos conceptos el resultado es un saneamiento de más de 40 millones de euros en cuatro décadas, a razón de un millón cada año, todo ello sin perder la propiedad del inmueble ni descapitalizarse, y además garantizando una importante fuente de ingresos para compensar la caída de la afiliación de los años de la crisis.

Pesa sobre la organización una caída de los afiliados desde los 1,1 millones a los 928.846 entre 2008 y 2015, pese a que goza de unas cuentas saneadas, según los últimos datos disponibles. Además, la central, como el resto de sindicatos y las patronales, ha visto recortadas drásticamente las subvenciones que recibían por parte del Estado en los últimos años y han sido apartados de la gestión de los fondos de formación.

UGT se muda a su buque insignia

Pero más allá de lo material, el sindicato obtendrá otro tipo de ganancias. Por ejemplo, en la organización sabían que el edificio más representativo de UGT no es la sede de Hortaleza, en la que hoy está instalada su ejecutiva confederal, sino el situado en la Avenida de América, en el que, por ejemplo, se celebró el maratoniano proceso electoral que se saldó con la victoria del actual secretario general de UGT, Pepe Álvarez, el pasado año.

Pues bien, allí se mudará la cúpula de la organización hacia la primavera, previsiblemente entre marzo y junio de 2018.

Para ello, el sindicato va a iniciar en breve una reforma de la plantas 7 y 8 de dicho edificio para acomodar todo el personal que ahora trabaja en Hortaleza. Y en ese proceso aprovechará para introducir reformas en la nueva sede central para mejorar en ahorro energético -actualmente el edifico tiene un hall de grandes dimensiones que supone mucho gasto a la hora de enfriarlo y calentarlo-. Por ejemplo, se está planteando la posibilidad de recurrir a la autogeneración de energía.

Por último, las mismas fuentes aseguran que el sindicato ganará mucha operatividad al concentrar en un mismo edificio todo el grueso de la organización.

El hasta luego de un edificio con historia

La sede de Hortaleza cuenta con una superficie de casi 3.500 metros cuadrados de oficinas, unos 300 de aparcamiento, y se ubica en una transitada calle aledaña a la Gran Vía. No es de extrañar que haya suscitado el interés de ávidos inversores que buscan una buena oportunidad en zonas prime de la capital.

La cúpula de la organización se mudará a la nueva sede en primavera

Sin embargo, las ofertas para arrendar el edificio tardaron en llegar. Uno de los problemas era que se trata de un edificio histórico, con un claustro y una capilla que no se pueden tocar, lo que ha podido desincentivar algunas posibles operaciones.

El edificio no solo ha sido la sede de UGT desde finales de los años 80, sino que además fue originalmente (siglo XVII) el conocido como convento de Santa María Magdalena o el de las Recogidas, ya que en él se daba cobijo a mujeres de mala vida para que después se casaran o ingresaran definitivamente como monjas.

Tras varias remodelaciones desde finales del siglo XIX, el convento se incendió en 1936, por lo que fue reconstruido tras la Guerra Civil. Algunos años más tarde cayó en el abandono hasta que UGT se hizo con el edificio en 1987 y lo rehabilitó.