El verdadero desafío del proyecto de tren de alta velocidad que llevan a cabo empresas españolas en Arabia Saudí no es su construcción, sino su puesta en funcionamiento. El éxito del AVE que construye el consorcio Al Shula, algunas de cuyas empresas son Renfe, Adif, OHL o Cobra, se tendrá que valorar con la puesta en servicio de la actividad, cuyo pistoletazo de salida es objeto de duras negociaciones. Así lo ha advertido a un grupo de periodistas españoles el presidente de la Autoridad Pública de Transporte saudí, Rumaih Mohammed Al-Rumaih.

"La verdadera prueba será la puesta en operación. Hoy no podemos decir que hemos tenido éxito", ha declarado el responsable saudí del transporte. Según Al Rumaih, todos -saudíes y contratistas españoles-están "muy ilusionados". En teoría, Al Shula tendría que iniciar la explotación del AVE el 18 de marzo, una fecha en la que es prácticamente imposible arrancar de acuerdo con todas las partes consultadas. El tren recorrerá 450 kilómetros entre las ciudades sagradas de Medina y La Meca, con paradas intermedias en Yeda (en el Mar Rojo, la ciudad saudí más occidental) y KAEC (Ciudad Económica del Rey Abdulá, en inglés).

"Importante para el mundo islámico"

En teoría la línea -la primera de alta velocidad en todo Oriente Medio- tiene capacidad para transportar a 60 millones de pasajeros al año. Pero en realidad desde hace tiempo se sabe que habrá muchos menos viajeros (menos de la mitad). Algo que pone en riesgo las cuentas de Renfe, la empresa encargada de la operación dentro del consorcio.

El AVE a La Meca fue adjudicado en octubre de 2011 al consorcio español con 12 empresas. La obra civil (Fase 1), en lo que respecta a las estaciones, la han realizado contratistas saudíes, pero del sistema ferroviario y de los trenes se ha encargado el consorcio español (junto con dos compañías saudíes) que operará la línea durante 12 años. Es la llamada Fase 2.

"El proyecto es importante no sólo para los ciudadanos saudíes, sino para el mundo islámico en su totalidad. Millones y millones de musulmanes viajan a La Meca cada año como peregrinos", ha recordado Al Rumaih. "Queremos estar seguros de que estamos al cien por cien listos antes de comenzar la explotación comercial".

"No puedo responder a eso ahora"

"Hay que asegurarse de que los sistemas que funcionan en España también lo van a hacer en Arabia Saudí; es un desafío para las compañías españolas, porque están en un escenario diferente, de ahí la importancia de dar tiempo suficiente a los ensayos", añade. En estos momentos Al Shula está en fase de pruebas, pero los constructores españoles quieren arrancar una prórroga ante problemas que no se han solucionado.

El problema de la arena, por ejemplo, obliga a un mantenimiento constante no sólo de las máquinas sino también de las vías. El ministro de la teocracia islámica cuenta que durante una visita a España tomó el AVE de Madrid a Málaga y, en un momento dado, el tren se detuvo. "Allí eso no supuso ningún problema, pero si el tren se para en mitad del desierto, a temperaturas de más de 50 grados centígrados..., no nos lo podemos permitir".

Preguntado si el balance de la colaboración con el consorcio español ha sido bueno, Al Rumaih reflexiona un momento y sonríe. "Tuvimos buenos y malos días", responde. "Para ser honesto -continúa-, no puedo responder a la cuestión ahora. Vuelva el año próximo, o dentro de dos o tres años, porque el verdadero desafío no es la construcción, sino la puesta en actividad". Finalmente, Al Rumaih ha reconocido que "tal vez tenga que revisarse la estructura durante la puesta en operación", concluye Al Rumaih.