El lamento por el creciente desempleo y la pobreza que provocó la crisis, sobre todo en los años más duros, se está viendo silenciado últimamente por el estruendo de los prósperos datos económicos. Los Gobiernos hablaban entonces de planes de choque contra el paro juvenil o para los desempleados de larga duración, de austeridad y rescates; ahora también, pero menos; se anticipan los 20 millones de ocupados que rubricarán el fin de la crisis ya en 2019 y se saca brillo a una economía que crece cada vez más, por encima incluso de los previsto.

El problema de las pensiones, en todo caso, se plantea como una cuestión de reparto de derechos, no de necesidades.

Durante ese tránsito de un discurso a otro, algo ha cambiado en las asignaciones que los contribuyentes hacen voluntariamente cada año a la Iglesia y para fines sociales a través de su declaración de IRPF y Patrimonio, a la que están llamados de nuevo desde el próximo 4 de abril.

En el último ejercicio, el correspondiente a 2015 (declaración de la renta de 2016), las asignaciones a fines sociales a través de organizaciones sin ánimo de lucro (ONG) y la Cooperación al Desarrollo experimentaron un ligero descenso tras haber crecido ininterrumpidamente entre 2010 y 2015, hasta un 14%. En cambio, la asignación a la casilla de la Iglesia, estancada durante ese mismo periodo, ha repuntado hasta alcanzar su mayor nivel en la serie histórica.

Cada año, los contribuyentes tienen la opción de marcar la casilla de la Iglesia para destinar el 0,7% de la cuota íntegra del IRPF a sostener económicamente a la Iglesia Católica. Esta asignación es independiente de la que se realiza, por el mismo importe, a las actividades de interés general consideradas de interés social, siendo ambas compatibles entre sí. En caso de no marcar alguna de las casillas correspondientes a estas opciones, esta parte se imputa a los Presupuestos Generales del Estado con destino a fines generales.

La Iglesia ya no se financia con los Presupuestos

Esto es así desde que en los Presupuestos de 2007 se modificó el sistema de asignación tributaria a la Iglesia. De esta forma dejó de recibir cantidades regulares con cargo a los Presupuestos y empezó a financiarse a través de las aportaciones voluntarias de los contribuyentes o donativos.

El año en el que se empezó a aplicar este nuevo sistema, la Iglesia logró incrementar las aportaciones a través del IRPF un 39%, desde los 173,7 millones a los 241,32 millones de euros. En paralelo, las aportaciones para fines sociales pasaron de 167,8 millones de euros a los 245,4 millones, un 46,2%.

Sin embargo, el año 2007, en la antesala de la crisis económica, fue el último en el que la asignación a la Iglesia fue superior a la aportada a las ONG. Ni siquiera ha ocurrido en 2016, pese al cambio de sentido en las aportaciones. En cambio, la brecha se fue ampliando año tras año a medida que avanzaba la crisis, sin que la recuperación iniciada en 2013 y consolidada en 2014 supusiera cambio alguno.

La Iglesia se financia con aportaciones del IRPF o donativos desde 2007

Llegados al año 2015, el número de contribuyentes que marcaron la casilla de la Iglesia aumentó ligeramente frente a 2014, hasta los 7,3 millones -el 34,9% del total-. Sin embargo, la asignación económica descendió un 0,4%, con 249,1 millones de euros. Esto muestra que el pellizco del 0,7% se aplicó sobre declaraciones de menor importe, algo que podría corresponderse con un escenario de más empleo, pero de bajos salarios.

Con todo, esta cifra era un 3,2% superior a la recaudación de la Iglesia en 2007 e inferior a la mayor cifra de ingresos alcanzada durante la crisis, que fue de 252,6 millones de euros en 2008.

La casilla para fines sociales, al alza

En paralelo, la asignación a fines sociales no dejó de ganar cuota en plena crisis, excepto en el año 2010. Entre 2012 y 2015, las cantidades aportadas a ONG y Cooperación al Desarrollo crecieron un 7,6%.

Sin embargo, el año 2016 ha marcado un cambio en estos patrones, a medida que ha cundido la sensación de que el final de la crisis está a la vuelta de la esquina. El número de declaraciones de la renta a favor de la Iglesia descendió. De hecho, el porcentaje de asignación se situó en el 33,5% de total de las declaraciones, un 1,39% menos, según la propia institución.

Sin embargo la cantidad asignada por los contribuyentes ha aumentado un 2,83%, hasta los 256,21 millones. Nuevamente, esto remite a una situación de crecimiento del número de empleos y de contribuyentes, pero ahora con mayor nivel de renta.

Del lado de los fines sociales, casi 11 millones de contribuyentes marcaron la casilla solidaria de la declaración de la renta en 2016 y aportaron 296,8 millones de euros, por debajo de los 299,7 millones de euros del ejercicio anterior.

Otro dato queda de todos modos en el aire. El número de declaraciones que no marcaron ninguna de las dos casillas aumentó en 600.000 en 2016. Hasta 6,5 millones de contribuyentes rechazaron aportar a ninguno de estos fines.

La Iglesia culpa a la automatización

El vicesecretario para Asuntos Económicos de la CEE, Fernando Giménez Barriocanal, explicaba esta semana que este descenso se explica por las nuevas formas de presentar la declaración de la renta, por la declaración telemática, o “por otros mecanismos que ya no hacen tan inmediato el acceder a la asignación tributaria”. “Lo estamos estudiando”, declaró.

Tanto es así, que la Iglesia Católica ya ha solicitado al Ministerio de Hacienda que establezca mecanismos que permitan al contribuyente tomar una decisión “en conciencia y con la máxima flexibilidad posible”.

La Iglesia ha pedido a Montoro facilitar que los contribuyentes marquen la casilla del IRPF

Por su parte, desde la organización Acción Social también se demanda del Gobierno cambios para captar a los contribuyentes. Proponen, por ejemplo, que sean ellos los que puedan decir a qué fines se destinen sus aportaciones, más allá de un enunciado general. En el caso de las aportaciones de 2016, se distribuirán entre proyectos sociales (78%), cooperación al desarrollo (19%) y programas medioambientales (3%).

Por lo pronto, de cara a la campaña de la Renta de 2017, la Agencia Tributaria ha puesto en marcha una aplicación móvil en la que se podrá presentar la declaración con un solo clic. En medio de esta automatización se ha reservado, en cambio, una pestaña para poder hacer alguna de estas asignaciones.