La volatilidad volvió con fuerza a los mercados durante el pasado mes de febrero. El temor a la deflación, protagonista en los últimos años, dio paso al miedo a una subida rápida de la inflación. La caída bursátil que provocó ese miedo puso fin a 15 meses de alzas consecutivas en la bolsa estadounidense. Esta corrección dejó pocas posibilidades de diversificación: las correlaciones entre las clases de activos se elevaron, los rendimientos de la renta fija subieron en respuesta a las expectativas de mayor inflación, los sectores defensivos se vieron superados por los cíclicos y el precio del oro descendió a pesar de la debilidad del dólar estadounidense.

En Europa, la dinámica de la inflación sigue siendo débil y el BCE no está listo para subir los tipos de interés. En enero, la inflación subyacente se mantuvo en el 1%, a pesar de una ligera subida de los precios de los bienes y los servicios. La tasa de desempleo se sitúa ya en su nivel más bajo de los últimos nueve años, pero el importante número de trabajadores que desean trabajar más horas debería frenar las presiones salariales. El BCE mantendrá un tono expansivo, pero durante su reunión de marzo probablemente dejará de hacer referencia a un posible aumento del programa de compra de activos en caso necesario.

Esperaremos a que se produzca un nuevo movimiento a la baja antes de la Bolsa antes de sobreponderarla

El incremento del déficit doble (presupuestario y por cuenta corriente) en Estados Unidos debería ser un lastre para el dólar y también concita la atención de los inversores. El déficit del presupuesto federal estadounidense superará el 5% a finales de 2019 a resultas del programa fiscal aprobado por el Congreso a finales del año pasado. Por su parte, la volatilidad (representada por el índice VIX), que había promediado un 11% en 2017, se disparó hasta un máximo del 50% a comienzos de febrero para después estabilizarse en torno al 20% a finales de mes. Los mercados deberían seguir siendo relativamente volátiles durante los próximos meses.

Claramente, la inflación ha regresado a Estados Unidos. En enero, el índice PCE (el que utiliza la Reserva Federal para definir su mandato de estabilidad de los precios) se situó en el 1,7%. Los indicadores alternativos de inflación subyacente también señalan que la tendencia alcista se acelera, ya que se sitúan en niveles entre el 2,5% y el 3% trimestral. Como la inflación responde al crecimiento económico con un retardo de 15 a 18 meses, es probable que los estímulos fiscales y el aumento constante de las tensiones en el mercado laboral mantengan la presión sobre los precios durante los próximos meses.

Apostamos por compañías de sectores cíclicos como servicios financieros, industria y tecnología

Estos cambios, así como el reciente discurso ante el Congreso del nuevo presidente de la Reserva Federal, Jerome Powell, refuerzan nuestro escenario de cuatro subidas de los tipos de interés de referencia este año. A pesar de que algunos datos económicos fueron peores de lo previsto, el consumo sigue dando muestras de fortaleza, impulsado por la mayor confianza de los hogares a raíz de las rebajas de impuestos.

En China, el fuerte descenso de la encuesta de actividad del sector manufacturero confirma la ralentización del crecimiento observada a finales del año pasado, sobre todo en la demanda interna y el mercado inmobiliario. No obstante, una parte de esta debilidad se explica por efectos estacionales relacionados con el Año Nuevo chino. Por el contrario, las encuestas de actividad se mantienen en niveles sólidos en todo el mundo y apuntan a un incremento de la producción industrial.

En este escenario global, en Mirabaud esperaremos a que se produzca un nuevo movimiento a la baja antes de sobreponderar la renta variable. Nuestra asignación sectorial sigue orientada hacia los sectores cíclicos (servicios financieros, industria y tecnología) en detrimento de los sectores defensivos y, de otro lado, preferimos los bonos indexados a la inflación de duración corta y los bonos a tipo variable. Después de la subida de los rendimientos de la deuda pública estadounidense, vemos menos atractivos los bonos de alta calidad crediticia.


Valentin Bissat es economista senior y director de inversiones de Mirabaud Asset management