La mítica cuenta naranja de ING ya es historia. Los tipos de interés del 4% que pagaba por el ahorro en 2007, antes del estallido de la crisis financiera, se han ido reduciendo progresivamente hasta llegar a cero. O casi. 0,01% es lo que el banco líder online en España abonará por el saldo de sus clientes a partir del 1 de agosto, frente al ya nimio 0,05% vigente, según ha informado la entidad en una carta.

La entidad holandesa justifica este nuevo recorte de su producto estrella a la prolongada situación de tipos de interés en mínimos históricos en los que se encuentra la zona euro desde marzo de 2018. La semana pasada, Mario Draghi, presidente del Banco Central Europeo (BCE), anticipó que se mantendrán estos niveles hasta finales de 2019.

"Hay noticias que no son fáciles de dar y esta es una de ellas (...). Año tras año los tipos de interés han seguido bajando situándose incluso en negativo, lo que ha hecho que vayamos ajustando la remuneración de la cuenta hasta llegar a este momento", señala ING en la carta.

El grupo holandés, para adaptarse al nuevo entorno de tipos, suprimió primero la bonificación del 2% de los recibos domiciliados y después fue recortando la remuneración. También decidió el año pasado eliminar el Depósito Naranja que podían contratar los clientes que abrieran una Cuenta Naranja y que ofrecía una remuneración del 1% TAE a dos meses en exclusiva para nuevos clientes del banco.

ING subraya que la Cuenta Naranja continuará siendo una cuenta de ahorro sin comisiones de mantenimiento ni por transferencias, no exige saldo mínimo y ofrece total disponibilidad del dinero sin perder rentabilidad acumulada.

Por qué la banca no paga por el ahorro

El BCE, con su política ultraexpansiva para estimular la economía y sus subastas de liquidez, ha llenado el mercado de dinero, por lo que el pasivo de los particulares, tan preciado durante los momentos más críticos de la crisis, ya no es un bien escaso para los bancos. Las entidades tienen barra libre de liquidez y ya no necesitan pagar a sus clientes un plus adicional sobre el precio oficial del dinero -en el 0%- para, como ocurrió en el pasado, equilibrar sus balances, es decir, para cuadrar activo y pasivo.

Lejos quedan los tipos de interés de hasta el 5% que las entidades -especialmente las cajas y grupos más débiles- llegaron a abonar por el ahorro a finales de 2008 cuando, tras la caída de Lehman Brothers, los mercados mayoristas de financiación se cerraron a cal y canto, y se vieron obligadas a recurrir al pasivo minorista para compensar sus cuentas.

Por otro lado, el BCE, con el ánimo de estimular el crédito, ha situado la llamada “facilidad de depósito” en terreno negativo (-0,4%). Ello implica que las entidades tienen que pagar este porcentaje sobre el volumen de excedente de liquidez que cada día depositan en la ventanilla del banco central, lo que les disuade a la hora de querer captar dinero de más.