Netflix crece a velocidad de crucero, pero ha decidido establecerse una estrategia que marca dos ritmos bien diferentes. En los grandes mercados occidentales, donde ya ha echado raíces, el objetivo es exprimir al máximo a todos los suscriptores. Mientras, en aquellos países donde todavía no cuenta con esa popularidad, la hoja de ruta dicta que hay que captar usuarios a toda costa.
Por eso, para el primer caso han decidido imponerse una política de subida de tarifas, mientras rebajan los precios en aquellos territorios por conquistar. Así lo ha confirmado el fundador y CEO de Netflix, Reed Hastings, en una entrevista posterior al evento de la compañía en Singapur, en el que se ha presentado los planes de la plataforma para Asia.
Allí dejó claro que sus ojos están ahora puestos en el Este, en los ansiados mercados asiáticos, al anunciar 17 nuevos programas que se sumarán a los más de 100 proyectos ya en marcha para hacerse con el público de Japón, Corea, Taiwan, Tailandia y, sobre todo, India. Y para ello hay que bajar los precios.
La tarifa más barata de Netflix en India es de 500 rupias mensuales, seis euros, mientras que la principal competencia local, Hotstar, cuesta casi tres veces menos. Las cuentas de Hastings dicen que hay más de 100 millones de potenciales usuarios, principalmente aquellos que hablan inglés y que se encuentran en una posición cómoda a nivel ecónomico, a los que hay que seducir sí o sí.
"Con la estrategia actual, no van a conseguir 100 millones de suscriptores. Necesitan cambiar la política de precios", explica Vivek Couto, director ejecutivo de Media Partners Asia, una de las consultoras de referencia en el sector. Dicha firma también arroja unos datos preocupantes para Netflix: en ninguno de los grandes mercados asiáticos consiguen superar los dos millones de usuarios.
Y el principal problema es el precio, ya que la mayoría de servicios similares de reproducción de contenidos en streaming cuestan entre dos y tres veces menos, algo decisivo en una región en la que las desigualdades económicas son muy grandes. A eso hay que sumar la fuerte presencia de YouTube, que utiliza un modelo diferente al que estamos acostumbrados y que tiene una popularidad enorme en Asia.
Estrategia diferente
El plan para Asia es similar al de los inicios de Netflix en Estados Unidos y Europa, los dos grandes bastiones de la compañía. En estos mercados los precios eran inferiores a los actuales, tras la subida de las tarifas del mes de octubre del año 2017.
Ese aumento, que llevó al plan más caro hasta más allá de los 14 euros, fue recibido con alegría entre los inversores, que premiaron la decisión con fuertes subidas bursátiles y confirmaron que el rumbo era el correcto.
Tras esta medida el número de usuarios sigue creciendo con buen ritmo, lo que ha estimulado a Netflix para buscar la forma en la que sacar todavía más partido a sus suscriptores. El pasado verano la compañía deslizó que estudian crear un nuevo plan todavía más caro que estaría en el entorno de los 20 euros, si bien todavía es algo que está en fase de desarrollo.
"Puede que nunca lleguemos a ofrecer estas características. Puede salir al público, o puede que no", explicaban desde la plataforma, confirmando que realizaron los primeros test en Alemania.
Desde que se modificaron al alza las tarifas, las acciones de Netflix se han disparado poco más de un 54% hasta el entorno de los 303 dólares en los que cotiza actualmente. La marcha de la compañía en Wall Street es muy destacable, pese a los baches con los que se ha encontrado en las últimas semanas, tras superar los 130 millones de suscriptores en todo el mundo y registrar unos ingresos de 4.000 millones de dólares, casi 3.500 millones de euros, en el tercer trimestre del año en curso.
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