La subida del salario mínimo interprofesional (SMI) hasta los 900 euros al mes en 2019 amenaza con golpear con dureza a las empresas que operan en sectores en los que estos salarios son más habituales o en los que las retribuciones (base o complementos), siendo superiores, están referenciadas a este indicador. Al menos, así lo avisan organismos internacionales y la patronal CEOE.

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