El Gobierno ultima la presentación del plan nacional integrado de energía y clima, la hoja de ruta con la que planificará qué tecnologías se utilizarán en las próximas décadas para producir electricidad. Esto es, una orientación de cuándo se irá prescindiendo en el sector del carbón, del gas, de la nuclear… hacia un futuro enteramente renovable.
El Ejecutivo de Pedro Sánchez, en el alero tras ver tumbados en el Congreso los Presupuestos del Estado para este año, pretende llevar el plan energético al Consejo de Ministros de la próxima semana para poder remitírselo a la Comisión Europea (que lo lleva esperando desde la fecha tope inicialmente prevista del pasado 31 de diciembre).
Brufau pide "realismo" al Gobierno sobre objetivos energéticos: "Son bonitos los grandes titulares, pero la factura la pagaremos todos"
La ministra para la Transición Ecológica, Teresa Ribera, ya ha confirmado que en ese plan se incluirá una clara apuesta por las renovables (con el objetivo de llegar en una década a un 70% de la producción eléctrica), la previsión orientativa de cierres de todas las centrales nucleares entre 2025 y 2035, y que las centrales de carbón empezarán a echar el cierre en 2020 y completarán su desaparición a lo largo de la próxima década. Las plantas de gas seguirán en marcha mientras sirvan para garantizar la transición hacia las renovables.
Ante esta perspectiva, Endesa alerta de que ese plan del Gobierno debe poder revisarse de manera permanente en función de cómo evolucione el sector. “El plan debe tener capacidad de adaptación a las circunstancias del futuro. Es muy bueno tener un plan, pero no puede estar escrito en piedra”, alertó el consejero delegado de Endesa, José Bogas, en su intervención este miércoles en el 16º Encuentro del Sector Energético organizado por IESE y Deloitte.
Y es que Endesa calcula que la actual situación de sobrecapacidad de electricidad en firme (la que puede producirse en cualquier momento y a voluntad –nuclear, gas y carbón, singularmente-, frente a la forzosa intermitencia de las renovables) empezará a convertirse en déficit a partir de 2025, casualmente cuando previsiblemente arrancarán los cierres de centrales nucleares.
Endesa, el mayor productor nuclear nacional y principal defensor de la ampliación de la vida de las centrales, alerta de que España se enfrenta a un déficit de capacidad de producción eléctrica firme de entre 9.000 y 13.000 megavatios (MW) en 2030 –lo que en la práctica supondría que el sistema eléctrico se enfrentaría a un riesgo de apagones-, frente a la actual sobrecapacidad de entre 8.000 y 9.000 MW que hace innecesaria la construcción de nuevas plantas en la próxima década.
Un agujero de producción eléctrica que, con la tecnología actual, en principio no podrá taparse enteramente con las baterías para almacenar electricidad, la gestión inteligente de la demanda o el mayor uso de centrales hidroeléctricas de bombeo. Al tiempo, Bogas subrayó que no tiene sentido sustituir centrales que emiten CO2 (las de carbón de las que se prevé prescindir) por otras centrales que también tengan emisiones (la construcción de más centrales de gas natural).
“Lo diga la Unión Europea o lo diga el Gobierno, las leyes no deben estar talladas en piedra. Fijemos objetivos futuros, hagamos planes, pero deben poder adaptarse a los miles de problemas que hoy no vemos y a las soluciones futuras que hoy no conocemos”, sentenció Bogas. En definitiva, que los calendarios de cierres puedan adaptarse en función de las necesidades de cada momento.
Repsol, contra el "quijotismo" del Gobierno
Repsol, la mayor petrolera del país y ahora también volcada en la comercialización luz y gas y en la producción eléctrica con renovables, también pidió revisiones de la planificación con frecuencia. "La transición energética nadie la discute, hay que cambiar el modelo por otro menos intensivo en carbono. Y es importante marcar objetivos cuantitativos, pero revisándolos periódicamente para ver cómo se ha avanzado", subrayó Antonio Brufau, presidente de Repsol.
El ejecutivo cargó contra el "quijotismo" del Gobierno por marcarse objetivos de descarbonización aún más ambiciosos que los marcados por la Unión Europea. "Parece que hay que ser mejores que todos, que hay que ser mejores que Alemania, que es una idea que nos excita".
"Políticamente es muy bonito dar grandes titulares. Pero esta historia ya me la conozco, porque es la misma que con las renovables hace 15 años", dijo recordando las milmillonarias primas concedidas en España a las energías verde en un momento en que las tecnologías aún no estaban lo suficientemente maduras y resultaban muy caras. Brufau solicitó a los gobernantes "realismo" y "pragmatismo", porque "la factura la pagaremos todos si lo hacemos mal".
"Hay que respetar la tecnología. Nadie es capaz ce anticipar cuál será las tecnologías que utilizaremos en 2050", indicó Brufau en relación a la pretensión del actual Ejecutivo de marcar sendas de prohibiciones de tecnologías, refiriéndose especialmente al plan del Ministerio para la Transición Ecológica de proponer que se dejen de comercializar vehículos con emisiones a partir de 2040.
Endesa condena el carbón: "Alargar su vida va contra los tiempos. La tendencia al cierre es clarísima"
El presidente de Repsol insistió en que es mucho más eficaz desde un punto de la perspectiva de maximizar el coste-beneficio, dar ayudas para renovar el parque de automóviles (con una media de edad de 13 años) por vehículos con motores de combustión eficientes, que concederás para la compra de coches eléctricos.
"Las ayudas a cada coche eléctrico equivalen a las que se daría para renovar 13 vehículos de combustión, a pesar de que con estos se tendría cinco veces más impacto en la reducción de emisiones", indicó. "Hay que utilizar el dinero público para financiar tecnologías ya maduras que no están al alcance del consumidor. Pero lo que se financia es a un señor rico para se compre un coche eléctrico".
Condena al carbón, mantener el gas
Las grandes eléctricas van poco a poco prescindiendo del carbón. Iberdrola y Naturgy ya han emprendido los procesos para echar el cierre a todas sus plantas de carbón en España, mientras que Endesa ha confirmado el cierre de dos de sus centrales en 2020 y el mantenimiento de la producción de otras dos.
A pesar de ello, Endesa no le ve futuro al carbón a largo plazo. “Alargar la vida de las centrales de carbón mucho más va contra los tiempos actuales. La tendencia hacia el cierre es clarísima”, subrayó Bogas. “El papel sustancial del carbón en los 80 y los 90 ya no puede jugarlos con los objetivos medioambientales marcados. Quizá se puede mantener alguna central como reserva, sólo excepcionalmente y como mal menor”.
Las grandes eléctricas defienden el papel del gas natural y piden ayudas para las centrales
Las tres grandes eléctricas también coinciden en la necesidad de garantizar el papel de las centrales de gas natural en la futura transición energética. "La capacidad firme en un escenario de 70% de renovables va a ser fundamental y el papel de los ciclos tiene que ser reconocido", apuntó Ángeles Santamaría, consejera delegada de Iberdrola España, quien alertó de que estas plantas pueden ser “difícilmente sostenibles” si funcionan tan pocas horas al año como ahora.
“El gas jugará un papel clave en la transición energética hasta 2050”, indicó Manuel Fernández, director general de Gas y Electricidad de Naturgy (antigua Gas Natural Fenosa). Un papel fundamental no “sólo para utilizarlo en la movilidad, también en la industria por la gran cantidad de clientes industriales que hoy consumen 10, 20 o 30 mega vatios procedentes de centrales de gas”.
Endesa avisa del riesgo de bajar lo que cobra por las redes: "El problema es del Gobierno de turno, porque no vamos a hacer inversiones"
Endesa, por su parte, alertó de que en los próximos años la ya escasa utilización de las centrales de gas previsiblemente se va a agravar en los próximos años. “Si a la potencia en firme ya existente se sigue usando 1.000 horas al año o menos, no será rentable. Y la tendencia será a cerrarlas”, explicó Bogas. “Van a ser necesarios pagos por capacidad”, las ayudas públicas que se conceden para retribuir la disponibilidad permanente de estas plantas para ser usadas según las necesidades del sistema eléctrico.
En paralelo, Endesa también ha alertado del riesgo para el sector que supone que las redes de distribución y de transporte de electricidad no reciban la retribución suficiente por su labor. El Gobierno propone una rebaja de la rentabilidad garantizada a las redes desde el 6,5% al actual hasta el 5,6% entre 2020 y 2025. “El que se va a encontrar con un problemón es el Gobierno de turno, porque las compañías no vamos a hacer las inversiones necesarias” por falta de rentabilidad, avisó el consejero delegado de Endesa.
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