Nuevo golpe de mano de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) para responder a la incertidumbre económica. El banco central estadounidense ha anunciado este miércoles una nueva rebaja de los tipos de interés, la segunda en dos meses, situando el precio del dinero en un rango entre el 2 y el 1,75%, su nivel más bajo desde el verano de 2018.

La institución que preside Jerome Powell estira así la dinámica de medidas de apoyo a la economía a la que se han sumado en los últimos meses distintos bancos centrales internacionales, incluido el Banco Central Europeo (BCE).

Aunque la Fed lanzó el pasado julio, cuando realizó su primera rebaja de tipos en una década, el mensaje de que se trataba de un ajuste temporal, ante la acumulación de riesgos en el horizonte económico, los síntomas de desaceleración de la mayor economía del mundo -inmersa en el mayor ciclo expansivo de su historia- han obligado a la institución a dar un nuevo empujón a la baja a los tipos de interés.

La Fed ha justificado su decisión "a la luz de las implicaciones de los desarrollos globales para el panorama económico, así como las débiles presiones inflacionarias", en una retórica semejante a la mostrada en julio, y a pesar de percibir fortaleza en los últimos datos de la economía estadounidense. De hecho, el banco central sigue augurando cifras de crecimiento próximas al 2% hasta, al menos, 2022.

Estas aparentes paradojas se traducen en una Fed cada vez más dividida. Si hasta tres miembros de la institución votaron en contra de la rebaja de los tipos, en las proyecciones a futuro son más de la mitad los que descartan más movimientos en este sentido no solo este año, sino también el siguiente.

En su comunicado, la institución que dirige Jerome Powell (que ha sido repetidamente criticado por el presidente Donald Trump por no bajar con más decisión el precio del dinero) se limita a ligar el rumbo futuro de los tipos a la evolución de las condiciones económicas.