La etiqueta sostenible se ha convertido casi en un imprescindible para los productos financieros en los últimos tiempos. El aumento de la concienciación sobre el impacto social y medioambiental de las inversiones se ha traducido en una creciente gama de productos que tratan de adaptar su filosofía a estas nuevas preocupaciones.

En este escenario, Afi ha decidido dar un nuevo impulso a esta tendencia mediante el lanzamiento, en alianza con La Bolsa Social, de un fondo de capital riesgo de impacto social. "Se trata de un paso más que la inversión socialmente responsable (ISR). En gran medida, la ISR ha consistido en no invertir en compañías que hacen cosas negativas, pero la inversión de impacto social busca promover empresas y negocios que tienen un propósito de responder a retos sociales", explica José Moncada, fundador de La Bolsa Social.

El fondo ha sido bautizado como Bolsa Social Impacto y ya ha sido registrado en la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) como un Fondo de Emprendimiento Social Europeo (FESE), la figura que regula este tipo de vehículos en Europa.

El producto estará enfocado en invertir en empresas que tratan de responder a retos sociales y ambientales

El producto tiene un tamaño objetivo de 25 millones de euros -de los que ya estarían comprometidos alrededor de 10 millones- y nace como un fondo cerrado, con la pretensión de iniciar su actividad ya desde finales de 2019 y extenderla durante los próximos 10 años.

En ese periodo, los gestores del fondo destinarán los recursos a la inversión en empresas de crecimiento (a las que se destinará en torno al 80% del presupuesto) y negocios en fases de desarrollo más temprana (inversión semilla), que concentrarán en torno al 20% de la inversión.

Las inversiones se centrarán en empresas en España (con la posibilidad de extenderlas a algún proyecto en Portugal) y los gestores calculan que alcanzarán a entre 20 y 25 compañías, en las que se invertirá entre 50.000 y 500.000 en el caso de los proyectos semilla y de entre uno y dos millones en las empresas en crecimiento.

El objetivo del fondo es invertir en empresas que tengan el propósito de producir un impacto positivo en la sociedad y el medioambiente, ligado a los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, habiéndose definido como prioritarios los siguientes sectores: salud y bienestar, educación inclusiva y de calidad, producción y consumo responsable, acción por el clima y medioambiente e integración y desarrollo social.

Según Mañueco, son frecuentes los casos de proyectos muy interesantes en estas áreas que se acaban frustrando por la dificultad para acceder a financiación. La intención de Afi y La Bolsa Social es acercarles esa financiación al tiempo que realizan un "acompañamiento" de estas empresas, para asesorarlas y ayudarlas en el desarrollo del negocio.

La medición y el reporte del impacto social de las empresas en las que invertirá el fondo será una pieza capital, siguiendo para ello las principales metodologías y estándares definidos a nivel internacional. Por cada una de las empresas de impacto en las que invierta, el equipo del Fondo identificará cuál es el colectivo beneficiado por la acción de cada empresa y establecerá los indicadores adecuados para medir su impacto.

La inversión de impacto social es una tendencia en crecimiento a nivel global, con un volumen de fondos gestionados a cierre de 2018 de alrededor de 508.000 millones de dólares (cerca de 460.000 millones de euros), tras duplicarse en el último año.

Aunque en España esta modalidad tiene aún un desarrollo muy reducido, Pablo Mañueco, socio de Afi, asegura que "éste es un primer paso para el desarrollo de una industria mucho más potente que estamos convencidos que se acabará implantando".

El fondo tiene un objetivo de duración de 10 años y se marca una rentabilidad objetivo del 6%

Tanto los expertos de Afi como Mañueco se muestran seguros de que el auge de los productos financieros sostenibles no responde a ninguna moda, sino que son el resultado de un cambio de mentalidad que va a más y que dará un mayor impulso a esta tendencia.

El convencimiento de los impulsores de Bolsa Social Impacto es que esta apuesta por el impacto social positivo puede generar, al mismo tiempo, unos rendimientos considerables a los inversores y, de hecho, el fondo se marca como rentabilidad objetivo un 6%.

En cualquier caso, para los inversores particulares, las vías de acceso a este tipo de inversiones siguen siendo muy limitadas, restringidas a proyectos como La Bolsa Social, una plataforma de inversión colectiva especializada en la puesta en contacto de inversores con empresas de impacto social y que establece una inversión mínima de 1.000 euros.

Con el lanzamiento de este fondo, Afi avanza, tal y como explicó el director general de Afi Inversiones Globales, David Cano, en su apuesta por ofrecer a sus clientes institucionales una gama de productos de nicho y especializados, con un foco fijado especialmente en las denominadas finazas sostenibles.