El respaldo de Amancio Ortega ya ha empezado a dar réditos a Enagás. La compañía energética se convirtió este jueves en una de las empresas más alcistas del Ibex, tras anunciar que el fundador y máximo accionista de Inditex ha entrado en su capital a través de su brazo inversor Pontegadea, en la ampliación de capital acelerada anunciada este miércoles.

Entre los analistas primaban las previsiones de que la cotización del grupo gasista sufriría este jueves un recorte, debido a la entrada en circulación de más de 23 millones de nuevas acciones, pero, al contrario, la compañía registró una escalada del 3%. "Nos ha sorprendido bastante este comportamiento. La única explicación lógica es que se debe a la confianza que ha generado la inversión de Amancio Ortega", observa Ángel Pérez, analista de Renta 4.

El movimiento llevado a cabo por la que está considerada como la mayor fortuna de España ha resultado en gran medida sorprendente. No sólo porque Ortega lleva más de un lustro alejado del mercado bursátil español -al margen de su participación en Inditex-, en el que cosechó varios disgustos durante la crisis, sino también porque no es precisamente, a día de hoy, una compañía que entusiasme a los inversores. Valga como muestra que de las 24 firmas que cubren actualmente el valor, sólo una aconseja comprar sus títulos, mientras que 16 recomienda la venta.

Sólo una de las 24 firmas de inversión que cubren Enagás aconseja comprar sus títulos

Enagás se ha visto penalizada a lo largo de 2019 por las incertidumbres regulatorias generadas por la propuesta de remuneración del negocio de distribución de gas en España de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que incluye un recorte considerable de su beneficio. Y aunque es cierto que la última propuesta suaviza en gran medida este impacto, los expertos consideran que esta mejora está ya sobradamente contemplada en la cotización del grupo que preside Antonio Llardén.

Ante este escenario, el grupo gasista español ha optado por reforzar su presencia en el exterior, a través de la entrada en el capital de la compañía estadounidenses Tallgrass, en la que acaba de anunciar un acuerdo para elevar su participación directa al entorno del 30%.

Esta operación ha generado reacciones dispares entre los analistas. Mientras que Álvaro Navarro, analista de Mirabaud Securities España, muestra sus dudas sobre la capacidad de Tallgrass para generar crecimiento a largo plazo y advierte de que esta inversión eleva el perfil de riesgo del negocio del grupo, en Alantra consideran que tiene sentido estratégico y permitirá compensar parte del golpe generado por el recorte regulatorio en España, generando alrededor de 140 millones de euros al año en dividendos para Enagás entre 2020 y 2026.

Estos flujos de caja se antojan importantes para que Enagás pueda mantener el que se presenta, a día de hoy, como su mayor atractivo y, a todas luces, como uno de los factores determinantes de la entrada de Ortega en su capital: su dividendo.

Actualmente Enagás cuenta con una de las remuneraciones más atractivas el mercado español, en el entorno del 7%, y los planes de la compañía pasan por seguir elevando sus pagos a los accionistas. "Esperamos que la generación de flujos de caja se mantenga sólida, lo que le permitirá mantener una remuneración atractiva para los accionistas ( rentabilidad por dividendo del 7-8% en los próximos años)", sostienen en Alantra.

Si en 2018 abonó 1,53 euros por acción, los planes del grupo pasan por elevar este pago a 1,6 euros con cargo a los resultados de 2019, y seguir elevando progresivamente esta retribución hasta alcanzar, como mínimo, los 1,74 euros por título en 2023.

Enagás mantiene el compromiso de elevar progresivamente su dividendo, hasta alcanzar los 1,74 euros por acción en 2023

De este modo, el fundador de Inditex, como propietario de un 5% del capital de Enagás, puede aspirar a recibir en el próximo lustro unos flujos nada despreciables de dividendos del grupo gestor del sistema gasista español.

A pesar de la ampliación de capital llevada a cabo entre el miércoles y el jueves, Enagás se ha comprometido a mantener sin cambios el plan de dividendos anunciado el pasado mes de marzo.

Así, y aunque se perderá la primera parte del pago correspondiente al ejercicio 2019 -las nuevas acciones no tendrán derecho a cobrar los 0,64 euros que pagará el grupo el próximo 23 de diciembre-, aspira a embolsarse en los próximos cinco ejercicios un mínimo de 7,8 euros por título, lo que se traduciría en un monto total de 102,17 millones de euros, representativos de más del 36% del capital invertido en la compañía, unos 280 millones.

Sólo en 2023, cuando está previsto que Enagás reparta entre sus accionistas 1,74 euros por título, Ortega cobraría unos 22,8 millones de euros. De mantenerse sin cambios ese pago en los años siguientes, el fundador de Inditex tardaría unos ocho años más en recuperar sólo a través de dividendos su inversión.

Obviamente, estos pagos no pueden darse por garantizados al 100%. Sobre todo teniendo en cuenta las dudas que existen actualmente sobre el potencial de crecimiento de la compañía en el medio plazo, en un escenario de escasez de proyectos de inversión en España, pero Ángel Pérez considera que en un horizonte previsible parecen suficientemente sólidos.

Rentabilizar los ahorros

En cualquier caso, los pagos previsto de Enagás representan una parte muy menor de los ingresos por dividendos que puede esperar cobrar en los próximos años Ortega, que sólo en 2019 ha recibido más de 1.600 millones por su participación en Inditex y que podría llegar a cobrar más de 12.000 millones en los próximos cinco ejercicios, según las estimaciones de los analistas.

En un entorno como el actual, de limitadas rentabilidades en los mercados financieros, el empresario se ha orientado en la inversión hacia activos generadores de rentas recurrentes, preferentemente a través de la compra, por medio de Pontegadea, de activos inmobiliarios destinados al alquiler de oficinas.

La entrada en Enagás podría entenderse como un paso adicional en esa misma estrategia para obtener algo de rentabilidad a la liquidez acumulada por un hombre cuyo patrimonio se valora a día de hoy, según la revista forbes, en unos 68.500 millones de euros.