Son las 15:05 en Madrid. Con el aeropuerto de Barajas recién reabierto tras el cierre del espacio aéreo por la presencia de drones cerca de las pistas, un estruendo sacude la capital. En cuestión de segundos el shock se hace explícito en las redes sociales, donde cientos de usuarios no dan crédito a lo que acaban de ver: un avión de pasajeros cruza la ciudad en diagonal, de noroeste a sureste, prácticamente en vuelo rasante. Entra por Mirasierra y sale por Vallecas, a 800 metros sobre el nivel del terreno. Por comparar, los cazas del Ejército que participan en los desfiles militares lo hacen a una altura de entre 180 y 450 metros, en función de las circunstancias, según confirman portavoces de la Patrulla Águila a El Independiente.

En ese momento no se sabe pero se trata del vuelo AC837 de la aerolínea Air Canada, que cubre la ruta entre Madrid y Toronto. Tampoco se sabe que, además de muy bajo, el avión vuela con parte del tren de aterrizaje estallado y con problemas en un motor. Se trata de un Boeing 767-375 con 30 años y 9 meses de antigüedad. Voló por primera vez el 31 de marzo de 1989.

El C-GHOZ que tuvo en vilo a España durante más de cuatro horas es, por tres días, el segundo avión más antiguo de toda la flota de Air Canada. Sólo cinco de estos aviones resisten en el catálogo principal de la aerolínea, que opera otras 25 de estas aeronaves a través de su filial Air Canada Rouge. La matriz confía ya principalmente en los A-320 y los Boeing 787, aunque también fue golpeada por la crisis de los Boeing 737-Max 8.

Tres décadas sin incidentes

El avión protagonista de este lunes, no obstante, tenía una historia de vuelo pulcra. Voló sus ocho primeros años en la aerolínea canadiense y estuvo alquilado después por la brasileña Varig hasta su cierre. Desde octubre de 2005 vuela de nuevo con Air Canada y jamás había registrado un incidente serio, más allá de una investigación menor sobre estacionamiento en una terminal del aeropuerto de Los Ángeles, en 2017.

El 767 había perdido una de las ruedas del tren de aterrizaje trasero durante la maniobra de despegue en Barajas y parte de las piezas sueltas habían provocado fallos en el motor. Inmediatamente se activa el protocolo de seguridad que incluye trasladar el avión a un patrón de espera lo más pronto posible, primero sobre Chinchón y después sobre Tarancón, para descargar combustible antes de acometer el aterrizaje.

Es para llegar allí cuando sobrevuela la ciudad, casi como un avión de exhibición. "En esas condiciones el avion sube muy, muy poco", asegura a El Independiente Francisco Cruz, comandando de A-320 y miembro del departamento técnico del Sindicato Español de Pilotos de Líneas Aéreas (SEPLA). El comandante Cruz confirma que esta altura de vuelo sobre ciudades como Madrid "es muy poco habitual", aunque "aceptable" de acuerdo a los protocolos de seguridad.

"Es una situación anormal, hay procedimientos y los entrenamos", confirma sobre una situación "llamativa" por la baja altitud de una aeronave que, por las circunstancias técnicas, no podía ascender mucho más. "El riesgo no ha sido para tanto", tranquiliza. Durante las más de cuatro horas que el avión permaneció quemando combustible antes del aterrizaje, en ningún momento llegó a superar los 7.600 pies, equivalentes a aproximadamente 2.300 metros.

El negro recuerdo del Concorde

Entre los expertos de la aviación, el incidente del C-GHOZ de Air Canada preocupó por su posible similitud con el vuelo 4590 de Air France, que dejó 113 muertos el 25 de julio del año 2000.

Entonces, un Concorde que volaba desde el Charles de Gaulle de París hasta Nueva York reventó una rueda durante el despegue tras pisar los restos metálicos desprendidos durante una maniobra anterior. El reventón provocó además una fuga en un depósito, que llevó a un incendio y a un fallo en el motor. El avión se estrelló dos minutos después contra un hotel, matando a los 109 pasajeros de la aeronave y a cuatro personas que se encontraban en el edificio. Fue el único accidente mortal en la historia de los Concorde, pero también el que selló su definitivo declive y posterior retirada.

Una aerolínea segura

Pese al final feliz del vuelo 837 de Air Canada, la futura investigación deberá aclarar las dudas sobre cómo y por qué estalló la rueda que provocó la alarma aérea durante más de cuatro horas. Y que puso en el foco a una de las aerolíneas más seguras del mundo, Air Canada, cuyo mayor accidente se produjo en 1970, cuando un error de los pilotos en el aterrizaje de un Douglas DC-8 provocó la muerte de 106 personas en el aeropuerto de Toronto.

Ocho años después, en 1978, un DC-9 de la compañía sufrió el incidente más similar al acontecido este lunes en Barajas. Una rueda reventó durante el despegue de un vuelo entre Toronto y Winnipeg, provocando daños en uno de los motores de la nave. La tripulación pudo abortar la maniobra, pero no fue capaz de frenar a tiempo antes de que el avión se detuviese bruscamente contra un arroyo, provocando la muerte de dos de sus 102 pasajeros.

La aerolínea apenas había registrado incidentes durante los años 90 y 2000. Sólo el 29 de marzo de 2015 volvió a los titulares cuando un avión procedente de Toronto aterrizó fuera de pista en su aproximación a Halifax en medio de un gran temporal de nieve. 26 de los 138 pasajeros del vuelo resultaron heridos y Air Canada se comprometió al pago de unos 3.400 euros a todos los afectados.